Tambi¨¦n hay lunes en Espa?a
El t¨®pico sobre los espa?oles est¨¢ apolillado. Un pa¨ªs de fiestas con imponentes mujeres, toros y maridos muy machos
El t¨®pico que circula por Europa sobre los espa?oles tiene ya un aire pret¨¦rito, casi apolillado. Un pa¨ªs borracho de fiestas con imponentes mujeres que no pueden ir a los toros en minifalda porque sus novios y maridos, muy machos ellos, podr¨ªan perder los nervios. Y vuelta a la siesta por la tarde y a la juerga por la noche, en una eterna rueda de disfrute sin medida. Quiz¨¢ la foto que hay en los ¨¢lbumes europeos como recuerdo de Espa?a es la de un pa¨ªs de vacaciones. ?Qu¨¦ ocurre el resto del tiempo? Las estad¨ªsticas cuentan que tambi¨¦n hay lunes. La jornada de trabajo semanal espa?ola (38,4 horas) es mayor que la de pa¨ªses como Finlandia (32,8), Alemania (37,7) Italia (38) o Francia (35,6), por poner unos ejemplos sacados de Eurofound. Y el calendario de d¨ªas festivos tambi¨¦n es superior al de todos esos pa¨ªses. Y la jubilaci¨®n llega a una edad m¨¢s tard¨ªa, sobre la ley (67 a?os) y en la realidad (62,3), un a?o por encima de la media de la UE. ¡°No ha hecho falta que pasen los siglos. Espa?a nunca fue un pa¨ªs de vagos ni de perezosos, como se empe?a el t¨®pico. Tener fiestas no puede encasillarnos en un pa¨ªs de ociosos¡±, se quejan en Comisiones Obreras, el sindicato mayoritario.
Francia, Italia y no digamos Grecia, son m¨¢s machistas, solo que en Francia, por ejemplo, su machismo es m¨¢s galante
Amelia Valc¨¢rcel, catedr¨¢tica de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica
Ni tampoco dormir la siesta, una costumbre saludable, por cierto. ¡°La siesta existe en todos los pa¨ªses, pero solo entre aquellas clases que se lo pueden permitir¡±, dice la catedr¨¢tica de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica Amelia Valc¨¢rcel, que ha vivido y estudiado bien las costumbres de varios pa¨ªses. Pasar de la comida a la cama se despachaba en los grandes salones con aquella frase de ¡°voy a responder la correspondencia¡±, dice. ¡°Y luego aparecen, como en Italia, repeinaditos a las seis de la tarde. Es un t¨®pico que no puede atribuirse a la corona hisp¨¢nica¡±. ?Quiz¨¢ s¨ª el del machismo? Ni mucho menos. ¡°Hay pa¨ªses infinitamente m¨¢s machistas. El problema es que el machismo espa?ol ha sido muy grosero, nada sutil: las mujeres andaban con la cara pr¨¢cticamente tapada hasta el siglo XVIII. Pero, muerto el dictador Franco, Espa?a vivi¨® un gran movimiento feminista, que se ha traducido en los ¨²ltimos a?os en leyes y en cierta sensibilidad social que ha permeado a las instituciones¡±, a?ade Valc¨¢rcel. ¡°Francia, Italia y no digamos Grecia, son m¨¢s machistas, solo que en Francia, por ejemplo, su machismo es m¨¢s galante¡±. Espa?a cuenta sus v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero una a una, en un sangriento goteo que deja cada a?o 60 o 70 cad¨¢veres. ?Cu¨¢ntos hay en otros pa¨ªses? Imposible comparar cuando no hay un recuento con criterios homologables.
El car¨¢cter apasionado que maneja el ideario europeo sobre Espa?a tambi¨¦n tiene su reflejo en la pol¨ªtica. Reconocen dos Espa?as cuando hablan de la brecha entre cat¨®licos y laicos, nacionalistas y patri¨®ticos (da igual a qui¨¦n corresponda cada adjetivo) o izquierdas y derechas. La Guerra Civil espa?ola, uno de los acontecimientos b¨¦licos m¨¢s famosos del mundo contempor¨¢neo, bien pudo contribuir a dibujar ese cuadro, que en algunos asuntos, a¨²n tiene la pintura fresca.
La prevalencia en el consumo de la coca¨ªna es en Espa?a m¨¢s alta que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de su entorno
Calles ruidosas
Ruido. Ese es otro de los adjetivos que manejan los europeos. Y no les falta raz¨®n. Est¨¢ relacionado con la fiesta, tanto da que sea en la calle como en un restaurante. Y fiestas hay, vaya si hay. En cualquier pueblo peque?o se pueden contar dos santos patronos y otro par de fiestas locales. Por no hablar de las que son mundialmente famosas, como los sanfermines. En fin, Fiesta se titul¨® el libro de Hemingway. Y esas fueron las divisas que se vendieron durante a?os fuera de las fronteras para resta?ar la maltrecha econom¨ªa a base de turismo : sol, playa, fiesta, ruido.
Y ahora, drogas. En efecto, la prevalencia en el consumo de la coca¨ªna es en Espa?a m¨¢s alta que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de su entorno. Tambi¨¦n es la puerta de entrada de buena parte de la que se consume, por su posici¨®n en el mapa. Pero quiz¨¢ no es a esto a lo que se refieren los europeos cuando dicen que en Espa?a ¡°saben disfrutar¡±. Tambi¨¦n el alcohol y el tabaco tienen precios m¨¢s bajos que en muchos de los pa¨ªses europeos, lo que permite incluso a las rentas m¨¢s bajas pasar un ratito cada d¨ªa en el bar. O hacer de las fiestas una bacanal sin fin. Hasta que llega el lunes.
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