"Ya no basta un trato diplom¨¢tico. Hay que resolver sin pa?os calientes"
Entrevista de la canciller alemana con EL PA?S y otros cinco medios europeos
Pregunta: Se?ora Canciller Federal, solo por preguntar, ?toca usted alg¨²n instrumento musical?
Respuesta: No, de ni?a aprend¨ª a tocar un poco la flauta dulce y el piano, pero con escaso ¨¦xito.
P. Pero s¨ª que entiende de orquestas y es muy aficionada a los conciertos. Comparando la Uni¨®n Europea con una orquesta sinf¨®nica, ?qu¨¦ grupo de instrumentos le corresponde a Alemania?
R. En la orquesta europea que yo me imagino no hay pueblos a cargo de los tonos suaves y otros que solo toquen el tromb¨®n de varas sino que cada pueblo est¨¢ representado en cada una de las secciones instrumentales.
P. Llevan ustedes un a?o ensayando con gran intensidad, pero casi siempre las notas suenan muy disonantes ...
R. ... Es que es una m¨²sica muy moderna ...
P. ?La orquesta, entretanto, ha asimilado la partitura? Dicho m¨¢s concretamente: ?Los actores pol¨ªticos tienen controlada la crisis?
R. Es cierto, nuestro prop¨®sito es tocar juntos para que Europa suene como una orquesta afinada en el mundo. Y tambi¨¦n en pol¨ªtica hay pasajes de la composici¨®n que van en tono mayor y otros en tono menor, y hay armon¨ªas y disonancias. Pero que hoy en d¨ªa, teniendo nuestro continente la historia que tiene, podamos comparar sin m¨¢s la Uni¨®n Europea con una orquesta de por s¨ª ya es un progreso formidable.
P. ?Y qu¨¦ hay del dominio de la partitura?
R. Todav¨ªa no hemos superado la crisis. Por un lado est¨¢n las dificultades actuales, que siguen requiriendo nuestro esfuerzo: el endeudamiento extremo de algunos pa¨ªses, a menudo acumulado ya durante largos a?os y agravado por la crisis econ¨®mica y financiera, casi siempre acompa?ado de un elevado ¨ªndice de desempleo y severas debilidades estructurales. Y, por otro, naturalmente, est¨¢ el caso espec¨ªfico de Grecia, donde a¨²n no se ha conseguido estabilizar la situaci¨®n a pesar de todos los esfuerzos realizados tanto por los propios griegos como por la comunidad internacional. Antes de nada, tenemos que calmar todo esto para as¨ª recuperar la confianza de los mercados.
Paralelamente se nos plantea una cuesti¨®n muy de fondo: ?Cu¨¢ntas ambiciones concebimos para esta nuestra Europa? ?Aproximamos nuestra capacidad econ¨®mica en funci¨®n de un valor medio, de un nivel medio? ?O bien nos guiamos por las regiones econ¨®micamente din¨¢micas del mundo que marcan el ritmo? Est¨¢ bien que mientras tanto hayamos desarrollado una posici¨®n com¨²n en las cuestiones de la disciplina presupuestaria y la reducci¨®n de la deuda, pero eso no basta. Europa necesita m¨¢s crecimiento y empleo; de cara al futuro tiene que seguir siendo capaz de consolidarse frente a la competencia mundial. Mi aspiraci¨®n es que tambi¨¦n dentro de veinte a?os Europa siga siendo reconocida por su fuerza innovadora y sus productos. La clave est¨¢ en c¨®mo podemos afianzarnos en tiempos de la globalizaci¨®n y, de ese modo, seguir asegurando nuestro bienestar en el futuro.
P. ?Tiene usted dudas sobre la pol¨ªtica seguida hasta ahora para combatir la crisis?
R. Un buen pol¨ªtico siempre tiene dudas y, por tanto, revisa permanentemente sus respuestas. Naturalmente que quiero mantener el euro y la Uni¨®n; as¨ª pues, no tengo dudas acerca de las metas. Pero en lo que respecta al camino para alcanzar las metas, con frecuencia hay ponderaciones y hay compromisos: ?c¨®mo se concreta un pacto fiscal, qu¨¦ hacemos con la legislaci¨®n laboral, c¨®mo repartimos los fondos estructurales? En estos asuntos es preciso ponderar las ventajas e inconvenientes y las decisiones no suelen adoptarse por 100 a 0.
P. ?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil el proceso de aprendizaje?
R. En el pasado en Europa a veces nos hemos puesto una venda en los ojos. Durante mucho tiempo tampoco los mercados reaccionaron ante los problemas, como, por ejemplo, el desfase de competitividad en relaci¨®n con Grecia. Y, finalmente, en demasiadas ocasiones hemos incumplido las reglas que nosotros mismos nos impusimos, como sucedi¨® con el Pacto de Estabilidad.
P. ?Cu¨¢l ha sido hasta ahora su experiencia m¨¢s importante en la crisis?
R. Al principio se discuti¨® mucho si en Europa simplemente solo est¨¢bamos siendo v¨ªctimas de los llamados especuladores. Entre tanto, y he aqu¨ª el paso decisivo, hemos sacado a la luz las ra¨ªces de nuestros problemas. A lo largo del ¨²ltimo a?o y medio muchos pa¨ªses han realizado esfuerzos incre¨ªbles y dolorosas reformas, por lo que merecen todo mi respeto. Pienso que, en conjunto, hemos encontrado un buen equilibrio entre solidaridad europea y responsabilidad propia a nivel nacional. Estoy profundamente convencida de lo siguiente: si sacamos las lecciones de todos los errores y omisiones, tras la crisis Europa ser¨¢ mucho m¨¢s fuerte que antes de la crisis.
P. Sin embargo, en el tema de la solidaridad tambi¨¦n hay otras opiniones. Italia reclama mucho m¨¢s apoyo. ?Qu¨¦ entiende usted por solidaridad?
R. Que ayudemos a nuestros socios europeos en la expectativa de que tambi¨¦n ellos mismos realicen todos los esfuerzos necesarios para mejorar su situaci¨®n. As¨ª lo hemos hecho en el caso del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), y as¨ª lo hacemos con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Por cierto que la idea de este mecanismo de rescate permanente procede de Alemania. Estamos dispuestos a ser solidarios. Pero a la vez siempre hemos se?alado que tenemos que ayudar sobre la base de los tratados de la Uni¨®n Monetaria, los cuales establecen taxativamente que ning¨²n pa¨ªs puede responder de las deudas de los dem¨¢s.
P. As¨ª que su solidaridad adopta una forma muy estricta.
R. Nosotros somos solidarios, pero tampoco debemos olvidar nuestra propia responsabilidad. Ambas cosas van unidas. No tiene sentido que prometamos m¨¢s y m¨¢s dinero pero no combatamos las causas de la crisis. En Espa?a, por ejemplo, m¨¢s del 40% de los j¨®venes est¨¢n desempleados, lo cual tambi¨¦n se debe, entre otros factores, a la legislaci¨®n. Pido que esta referencia no se entienda como un reproche, porque siento gran respeto por los esfuerzos que est¨¢ realizando Espa?a para introducir reformas. Otros pa¨ªses, como por ejemplo Alemania o los pa¨ªses europeos orientales, ya acometieron en su d¨ªa arduas reformas en el mercado laboral. Yo abogo por que en Europa aprendamos los unos de los otros. Tambi¨¦n Alemania puede guiarse por otros pa¨ªses en algunas materias.
Por mucho que apoyemos las ayudas multimillonarias y los paraguas de rescate, tambi¨¦n nosotros los alemanes tenemos que tener cuidado, no resulte que al final nos quedemos sin fuerzas, porque tampoco nosotros disponemos de posibilidades ilimitadas, y eso no ayudar¨ªa a Europa en su conjunto.
P. La tensi¨®n de la crisis deja huellas. ?Hasta qu¨¦ punto existe el riesgo de que Europa se escinda?
R. Yo no veo que haya una escisi¨®n de Europa, pero es obvio que los mercados est¨¢n comprobando nuestra voluntad de mantenernos cohesionados. Los inversores a largo plazo que colocan el dinero de mucha gente quieren saber c¨®mo estar¨¢ Europa dentro de 20 a?os. ?Seguir¨¢ entonces Alemania siendo competitiva con su cambio demogr¨¢fico? ?Tendremos condiciones favorables para la innovaci¨®n? En esta crisis hemos alcanzado una fase de cooperaci¨®n totalmente nueva en Europa: ello se traduce, por as¨ª decirlo, en una pol¨ªtica interior europea. Por consiguiente, ya no podemos limitarnos a mantener ¨²nicamente un trato diplom¨¢tico entre nosotros, sino que, al igual que ocurre en la pol¨ªtica interior nacional, hemos de abordar y resolver los problemas sin pa?os calientes.
P. Los brit¨¢nicos no est¨¢n en absoluto de acuerdo con que la pol¨ªtica europea sea declarada pol¨ªtica interior.
R. Abrigo el convencimiento de que el Reino Unido quiere seguir formando parte de la Uni¨®n Europea. Por supuesto que con 27 Estados miembros la concordancia no siempre es f¨¢cil. Y para nosotros los alemanes la clave ser¨¢, una y otra vez, concertar nuestras posiciones con todos: con los llamados grandes Estados miembros al igual que con los llamados peque?os, con quienes se incorporaron de inicio al igual que con quienes se unieron con el paso del tiempo. Una y otra vez tenemos que encontrar el equilibrio con todos, incluido el Reino Unido en la medida de lo factible.
P. ?Pero qu¨¦ hay del equilibrio si algunos pa¨ªses no forman parte del n¨²cleo duro del Eurogrupo y del pacto fiscal?
R. Todo el mundo entender¨¢ que, a partir del momento en que un grupo de pa¨ªses se aglutina introduciendo una moneda ¨²nica, esos pa¨ªses asumen la obligaci¨®n de mantener una cooperaci¨®n especialmente estrecha. Pero no nos aislamos de los dem¨¢s, eso ser¨ªa absolutamente err¨®neo. Sea el Pacto por el Euro Plus o el pacto fiscal: todos y cada uno de los Estados miembros que no tienen el euro est¨¢n invitados a sumarse al proyecto. Solo seremos capaces de fortalecer nuestra moneda com¨²n si estrechamos la coordinaci¨®n rec¨ªproca de nuestras pol¨ªticas y, asimismo, si estamos dispuestos a ceder gradualmente m¨¢s competencias a Europa. Si se ha hecho mil veces la promesa mutua de reducir la deuda y aplicar una pol¨ªtica presupuestaria s¨®lida, en el futuro tendr¨¢ que existir la posibilidad de imponerla efectivamente o exigir su cumplimiento en sede judicial. La finalidad del pacto fiscal consiste precisamente en que esas obligaciones sean verificables. A tal fin tenemos que procurar que las instituciones cuenten con m¨¢s facultades de control y tengan m¨¢s mordiente.
P. Despu¨¦s del ahorro: crecimiento. ?C¨®mo pueden funcionar ambas cosas a la vez?
R. Me llama la atenci¨®n que cuando se saca a colaci¨®n el crecimiento haya quienes solo piensen en costosos programas de reactivaci¨®n coyuntural. Ese tipo de programas tuvo sentido en la primera crisis y tambi¨¦n ahora deber¨ªamos hacer un peinado exhaustivo de los fondos europeos, donde quedan recursos por consignar. Yo quiero que destinemos ese dinero sistem¨¢ticamente a medidas que promuevan el crecimiento y el empleo. Estoy pensando en ayudas para pymes y emprendedores, programas de empleo para los j¨®venes y fondos de investigaci¨®n e innovaci¨®n. Alemania est¨¢ dispuesta a utilizar los fondos estructurales para estos objetivos ¨²tiles.
Pero adem¨¢s existen otras posibilidades de promover el crecimiento que apenas requieren recursos econ¨®micos. Pi¨¦nsese en la legislaci¨®n laboral: tiene que flexibilizarse precisamente ah¨ª donde se alzan barreras demasiado elevadas para los j¨®venes. Y tampoco puede ser que grupos profesionales enteros solo sean accesibles para un peque?o grupo de la poblaci¨®n. El sector servicios puede ampliarse con gran celeridad. Necesitamos m¨¢s privatizaciones. Hay muchas posibilidades de soltar los frenos al crecimiento por medio de reformas estructurales de esa naturaleza.
P. ?La fortaleza de Alemania es un obst¨¢culo para el crecimiento de otros?
R. No. Y a nadie le beneficiar¨ªa que Alemania se debilitara. Por supuesto que con el tiempo tenemos que reducir los desequilibrios en Europa, pero haciendo que otros pa¨ªses aumenten de nuevo su competitividad, no que Alemania sea m¨¢s d¨¦bil.
P. ?Existen otros modelos para repartir el riesgo y asumir mayor responsabilidad?
R. Para la crisis actual los eurobonos no son ninguna soluci¨®n. Antes de poder empezar a reflexionar sobre una mayor responsabilidad comunitaria tendremos que haber alcanzado un grado de integraci¨®n mucho m¨¢s profundo en Europa, pero no como medio para superar la crisis. Una integraci¨®n m¨¢s profunda implica, por ejemplo, que el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea tenga la obligaci¨®n de controlar los presupuestos nacionales, entre otras muchas cosas. Suponiendo que alg¨²n d¨ªa dispongamos de una pol¨ªtica financiera y presu-puestaria armonizada, en tal caso se podr¨¢n hallar asimismo otras formas de cooperaci¨®n y de responsabilidad comunitaria.
P. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Radoslav Sikorski, ha afirmado que teme m¨¢s a una Alemania inactiva que a una Alemania que ejerza liderazgo. ?Alemania cumple suficientemente esta funci¨®n?
R. Lo que m¨¢s me alegra es que estas palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Polonia expresan una gran confianza. Ello atestigua lo muy positiva que ha sido la evoluci¨®n de nuestras relaciones. La consideraci¨®n b¨¢sica es que Alemania es un pa¨ªs europeo importante y asume la responsabilidad que esto lleva aparejada. Pero hay veces ¡ªy por supuesto que no me estoy refiriendo a Polonia¡ª en que alguien solicita que se ejerza liderazgo para no tener que asumir su propia responsabilidad, porque sabe que la capacidad de liderazgo siempre entra?a a la par riesgos. Alemania no se arredra a la hora de asumir riesgos por la buena causa, pero en Europa lo primero que debemos hacer es ponernos de acuerdo sobre un derrotero com¨²n.
P. Pero las palabras del ministro tambi¨¦n reflejan una preocupaci¨®n: ?De verdad Alemania est¨¢ comprometida con Europa, o no estar¨ªa mejor sola?
R. Perm¨ªtaseme afirmarlo con absoluta rotundidad: todas las fuerzas pol¨ªticas relevantes de Alemania est¨¢n comprometidas con Europa. Estamos unidos, para nuestra suerte; eso fue lo que dijimos con ocasi¨®n del cincuentenario de los Tratados de Roma, deliberadamente en dos sentidos: por suerte estamos unidos, pero solo podremos disfrutar de nuestra suerte dentro de una Europa unida.
P. Y eso que durante muchos a?os Europa fue un reducto de armon¨ªa.
R. Quiz¨¢s, pero a costa de haber eludido en demasiadas ocasiones decisiones duras. Por ese camino Europa no tendr¨¢ ¨¦xito, y eso es justamente lo que yo pretendo, que Europa tenga ¨¦xito.
P. Exige usted rigor y con ello refuerza una imagen que ¡ªdicho prudentemente¡ª no resulta precisamente ¨²til: la imagen de una Alemania dura, dogm¨¢tica, dominante.
R. Yo me tomo en serio esas preocupaciones, pero son infundadas. Adem¨¢s, es interesante comprobar lo r¨¢pido que se puede despertar determinados estereotipos ¡ªpor cierto que tambi¨¦n en el debate alem¨¢n¡ª. Estereotipos sobre ¡°los¡± alemanes, ¡°los¡± polacos, ¡°los¡± franceses, ¡°los¡± espa?oles y ¡°los¡± griegos, de quienes creemos saberlo todo sobre su forma de ser. Pero si el progreso de Europa residi¨® justamente en que dejamos de se?alarnos con el dedo los unos a los otros y referirnos a ¡°los¡± franceses o ¡°los¡± alemanes. Hay alemanes vagos y alemanes trabajadores, hay alemanes de izquierdas y conservadores. Hay partidarios de la competitividad y partidarios de la redistribuci¨®n. Alemania es tan polifac¨¦tica como todas las dem¨¢s naciones de Europa. Podemos enterrar los viejos estereotipos.
P. ?Personalmente esta situaci¨®n c¨®mo la marca a usted? Raras veces, por no decir nunca, un Canciller de la Rep¨²blica Federal hab¨ªa acumulado un poder tan exorbitante. A usted la llaman Madame Europa, la Canciller de Hierro, Se?ora Bismarck. ?No le resulta inquietante?
R. Yo act¨²o seg¨²n mi leal saber y entender. Viv¨ª 35 a?os en un pa¨ªs que, gracias a Dios, a la postre no pudo sobrevivir debido a su incapacidad econ¨®mica y pol¨ªtica, un pa¨ªs que fue barrido del mapa por el anhelo de libertad de la gente. Estoy profundamente convencida de que Europa, con su democracia, sus derechos humanos, sus ideales de libertad y sus valores, tiene mucho que darle a la gente que la habita y tambi¨¦n al mundo.
Hoy por hoy, Europa todav¨ªa representa el 7% de la poblaci¨®n mundial. Si no cerramos filas, nuestra voz y nuestras convicciones apenas se oir¨¢n. Es ese ideal europe¨ªsta de paz, valores y bienestar lo que me impulsa y gu¨ªa, por eso no quiero que los europeos nos conformemos con pasar la crisis a trancas y barrancas. No quiero una Europa que sea un museo donde se arrumbe todo aquello que alg¨²n d¨ªa fue bueno, sino una Europa que tenga ¨¦xito creando cosas nuevas. Me consta que para mucha gente esto supone cambios muy, pero que muy importantes, por eso tenemos que apoyarnos mutuamente. Pero si nos amilan¨¢ramos ante estos esfuerzos, si nos limit¨¢ramos a mantener un mero trato de cortes¨ªa los unos con los otros y diluy¨¦ramos todos los planteamientos reformistas, sin duda le har¨ªamos un flaco favor a Europa.
P. En Francia existe la expresi¨®n del ¡°deseo de Europa¡±, ¡°le d¨¦sir de l?Europe¡±, que tiene una carga emocional muy fuerte. Posiblemente a usted semejantes emociones le resulten inquietantes. No obstante, ?puede usted asociar un sentimiento a Europa?
R. Naturalmente que s¨ª, pero si todo lo que hago lo hago por la firme convicci¨®n de que Europa es nuestra suerte, una suerte que tenemos que preservar. Si no tuvi¨¦ramos a Europa, quiz¨¢s tambi¨¦n nuestra propia generaci¨®n estar¨ªa en guerra. Durante 35 a?os, hasta la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, sufr¨ª el no poder desplazarme sin trabas a Europa occidental. Ese era mi sue?o. Este es mi continente. Un continente en el que la gente est¨¢ apegada a los mismos valores que yo. Un continente con el que se puede contribuir a conformar el mundo, con el que se puede defender todo aquello que asegura el futuro de la humanidad: la dignidad humana, la libertad de opini¨®n, la libertad de prensa, el derecho de manifestaci¨®n, la gesti¨®n econ¨®mica sostenible, la protecci¨®n del clima. Pero ese sentimiento europe¨ªsta no ser¨¢ suficiente para proporcionar bienestar y empleo a las personas. Tenemos que trabajar por ello todos los d¨ªas.
P. ?No habr¨ªa llegado el momento de una visi¨®n de calado y alcance, de su plan de 10 puntos para Europa?
R. Lea usted mi discurso con ocasi¨®n del aniversario de los Tratados de Roma. Esa es mi adhesi¨®n a Europa. Pero, por volver a su met¨¢fora musical: en estos momentos no deber¨ªamos hablar sobre lo intr¨ªnsecamente bella que es la m¨²sica y la singular importancia cultural que tiene la orquesta. Lo que tenemos que hacer, antes bien, es tocar nuestra parte en el concierto de los mercados mundiales. Quieren escuchar una pieza bien interpretada.
P. ?Incluye su visi¨®n los Estados Unidos de Europa?
R. Mi visi¨®n es la Uni¨®n Pol¨ªtica, porque Europa tiene que seguir su propio y exclusivo camino. Tenemos que aproximarnos paso a paso, en todos los ¨¢mbitos pol¨ªticos. Porque lo cierto es que cada vez percibimos con mayor nitidez que cada tema del vecino nos incumbe rec¨ªprocamente. Europa es pol¨ªtica interior.
P. ?Qu¨¦ reflejo institucional y estructural ha de tener todo ello?
R. En el transcurso de un largo proceso vamos a trasladar m¨¢s competencias a la Comisi¨®n Europea, que entonces funcionar¨¢ como un Gobierno europeo para las competencias europeas. Ello implica un Parlamento fuerte. La segunda C¨¢mara, por decirlo as¨ª, estar¨¢ constituida por el Consejo y los jefes de Gobierno. Y, por ¨²ltimo, tenemos el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea como tribunal supremo. Esa podr¨ªa ser la futura configuraci¨®n de la uni¨®n pol¨ªtica de Europa, en alg¨²n futuro, lo dicho, y tras numerosas etapas intermedias.
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