Por qu¨¦ Rousseff no va a Davos y s¨ª a Porto Alegre
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no ha ido a Davos. Tampoco fue el a?o pasado. M¨¢s a¨²n, es la primera vez en muchos a?os que el ministro de Econom¨ªa y el presidente del Banco Central brasile?os no aparecen por el Foro Econ¨®mico Mundial de Suiza. S¨ª han ido, m¨¢s bien por cortes¨ªa, el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Patriota, y el presidente del Banco Nacional de Desarrollo Econ¨®mico y Social (BNDES) con un grupo de empresarios.
Y sin embargo, ya el a?o pasado exist¨ªa una cierta expectaci¨®n por la presencia de Rousseff, como indic¨® Klaus Schwab, presidente y fundador del Foro, que afirm¨®: ¡°Todos en Davos querr¨¢n saber los cambios que el nuevo Gobierno va a promover¡±. La ausencia, tambi¨¦n este a?o, de la presidenta brasile?a en Davos choca a¨²n m¨¢s porque su antecesor, el expresidente Lula da Silva, nunca dej¨® de asistir a este foro y solo una vez asisti¨® al de Porto Alegre, claramente de izquierdas, creado como alternativa a la pol¨ªtica capitalista de los banqueros del mundo. Pero sigui¨® asistiendo a Davos y no a Porto Alegre, donde alg¨²n a?o su hom¨®logo venezolano Hugo Ch¨¢vez supli¨® la ausencia del brasile?o.
Davos utiliz¨® durante ocho a?os la imagen de Lula, que siempre era recibido con aplausos, para darle al foro un aspecto social nuevo que le faltaba. Hasta los banqueros le concedieron en 2010 el premio de ¡°estadista del a?o¡±. ?Por qu¨¦ entonces Rousseff ha preferido no ir al Foro de Davos y asistir, en cambio, al de Porto Alegre, que re¨²ne a las huestes variopintas de los movimientos sociales y alternativos de izquierdas m¨¢s diferentes??
Creo que existen dos motivos concretos que justificar¨ªan la ausencia de la mandataria brasile?a entre los banqueros de Davos. Una la apunta, inteligentemente, Clovis Rossi en su blog, publicado en este diario, ¡°Bien en la nieve y en los tr¨®picos¡±. Recuerda el gran periodista desde Davos, encuentro al que asiste desde hace 20 a?os, que Brasil, con Lula, necesitaba estar presente en Suiza para convencer al mundo de las finanzas y de las mayores empresas mundiales de que Brasil ya era otro Brasil, que hab¨ªa cambiado y que ¨¦l mismo hab¨ªa abandonado las veleidades anticapistalistas de sus tiempos de sindicalista radical.
Brasil no tiene nada que demostrar al mundo en materia econ¨®mica. Incluso podr¨ªa dar algunos consejos tanto a Estados Unidos como a la Uni¨®n Europea de c¨®mo atravesar una crisis mundial, con el m¨ªnimo de perjuicios.
Ahora Brasil no tiene nada que demostrar al mundo en materia econ¨®mica. Incluso podr¨ªa dar algunos consejos tanto a Estados Unidos como a la Uni¨®n Europea de c¨®mo atravesar una crisis mundial, con el m¨ªnimo de perjuicios. Quiz¨¢s sea hoy Davos quien necesite mirarse en el espejo de Brasil para aprender de algunas de las medidas tomadas por el pa¨ªs sudamericano para conseguir conjugar austeridad fiscal con crecimiento del PIB y la creaci¨®n de millones de empleos.
Hay un segundo motivo por el que Rousseff ha preferido ir al Foro Social de Porto Alegre y no a Davos. Al rev¨¦s de Lula, que aseguraba que ¨¦l no era ¡°ni de izquierdas ni de derechas¡±, ya que el exsindicalista siempre fue un pol¨ªtico pragm¨¢tico y poco ideologizado, la presidenta brasile?a fue toda su vida declaradamente comprometida con la izquierda e, incluso, en sus tiempos juveniles, con la izquierda m¨¢s radical y extremista que en aquellos a?os predicaba la dictadura del proletariado, lo que le vali¨® la c¨¢rcel y la tortura durante la dictadura militar brasile?a. Convertida a? la socialdemocracia, milit¨® despu¨¦s de la dictadura en el partido de Leo Brizola (PSD), abiertamente izquierdista y solo hace 12 a?os se pas¨® al Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula, de car¨¢cter m¨¢s sindicalista y que actu¨® siempre en una izquierda progresista pero democr¨¢tica.
La mandataria nunca ha renunciado a su idiosincrasia de izquierda social, aunque haya dejado atr¨¢s a la izquierda pol¨ªtica abiertamente anticapitalista. Desde que acept¨® ser ministra de los Gobiernos de Lula, la exguerrillera asumi¨® las reglas de la econom¨ªa neoliberal desarrollada por ¨¦l. Rousseff ha seguido fiel al modelo de pol¨ªtica econ¨®mica heredado de Lula, que a su vez hab¨ªa heredado de su antecesor, el socialdem¨®crata Fernando Henrique Cardoso, que dio solidez a la hasta entonces maltrecha econom¨ªa brasile?a.
Y la presidenta fue fiel al modelo cuando tom¨® las riendas del pa¨ªs, a pesar de que algunos pronosticaban que cambiar¨ªa dicho modelo econ¨®mico. No lo ha hecho. Ha continuado con una pol¨ªtica econ¨®mica liberal con fuertes tintes sociales, para acabar con la miseria del pa¨ªs, en la l¨ªnea de los Gobiernos de Lula. Pero el coraz¨®n de la mandataria sigue latiendo a la izquierda y no se habr¨ªa encontrado a gusto entre los banqueros de Davos y menos despu¨¦s de las duras cr¨ªticas que ha hecho a un sistema financiero mundial que ha puesto en riesgo no solo la econom¨ªa americana sino la supervivencia de la misma Uni¨®n Europea. La exguerrillera, convertida a dem¨®crata, se encontrar¨¢ mejor entre los movimientos sociales progresistas de Porto Alegre, que de alguna manera le recordar¨¢n sus luchas juveniles a favor de un mundo alternativo, capaz de so?ar la utop¨ªa de un mundo mejor.
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