Cuando Siberia se deja la puerta abierta
La ola de fr¨ªo de que recorre el continente es un fen¨®meno excepcional aunque no ins¨®lito
La ola de fr¨ªo siberiano (t¨¦cnicamente, advecci¨®n de aire polar continental) es un cl¨¢sico en el repertorio clim¨¢tico europeo, uno de los escasos episodios meteorol¨®gicos paneuropeos: afecta desde las estepas rusas al Algarve portugu¨¦s.
El manantial de esta masa de aire es Siberia occidental: una enorme extensi¨®n llana al este de los Urales, en latitudes muy altas, y alejada de la suave influencia del oc¨¦ano. Al llegar el invierno, con pocos d¨ªas de radiaci¨®n solar, se instala sobre la regi¨®n una enorme masa de aire g¨¦lido y extremadamente seco, una verdadera habitaci¨®n del fr¨ªo con temperaturas medias de unos 20 grados bajo cero.
La puerta de esa habitaci¨®n se abre en contadas ocasiones -no m¨¢s de dos o tres veces en un invierno normal- cuando coinciden el anticicl¨®n en Escandinavia y las borrascas sobre el Mediterr¨¢neo. El pasillo de fr¨ªo resultante genera una corriente g¨¦lida de este a oeste. Los Balcanes y los Alpes se encargan de captar las nevadas m¨¢s copiosas (hasta dos metros de nieve en Bosnia, m¨¢s de un metro en buena parte de Suiza) mientras que las temperaturas se desploman en todo el continente.
En esta ocasi¨®n el pasillo de fr¨ªo se cerrar¨¢ progresivamente entre el domingo y el mi¨¦rcoles de la pr¨®xima semana y Europa regresar¨¢ a la normalidad invernal. Pero en Espa?a la huella del fr¨ªo puede persistir algo m¨¢s, pues la Pen¨ªnsula funciona como un minicontinente que mantiene e incluso refuerza las caracter¨ªsticas de la masa original. As¨ª, asistiremos a los m¨ªnimos de temperatura de este invierno en una situaci¨®n que recuerda la de los a?os 1971, 1985 y 2001, pero que no parece que nos vaya a traer el r¨¦cord de temperatura m¨ªnima en Espa?a en el g¨¦lido invierno de 1956: 32 grados bajo cero en Estany Gento (Lleida).
?Son estas situaciones adversas consecuencia del cambio clim¨¢tico? Rotundamente no: es un fen¨®meno excepcional aunque no ins¨®lito y que se enmarca en la normalidad clim¨¢tica del continente. Ahora bien, hasta hace diez d¨ªas calific¨¢bamos este 2012 como ¡°el a?o sin invierno¡±. Estas bruscas discontinuidades en un corto espacio de tiempo, una alta variabilidad meteorol¨®gica, pueden ser un buen indicio de la traducci¨®n del cambio clim¨¢tico global en la regi¨®n europea.
Florenci Rey es meteor¨®logo y colaborador de la cadena SER.
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