La guerra civil del desierto
Los tuaregs independentistas del norte de Mal¨ª desaf¨ªan al Ej¨¦rcito en un terreno hostil para los soldados
El Sahara es la cuna de los tuaregs, mientras que para los soldados de Mal¨ª, el desierto es territorio hostil. Desde el pasado 17 de enero, el Ej¨¦rcito trata de frenar el avance de los independentistas n¨®madas que quieren ¡°liberar¡± la regi¨®n de Azawad, al norte del pa¨ªs. Centenares de hombres azules, como se conoce a los tuaregs, que lucharon hasta hace unos meses en Libia tanto a favor, y algunos en contra, del dictador Muamar el Gadafi, han vuelto a su tierra de origen cargados con armamento libio, para sumarse a un conflicto que se remonta a los a?os sesenta, cuando se independizaron los pa¨ªses de la zona. Ahora, sin embargo, ambos bandos est¨¢n mejor equipados.
Mujeres e hijos de soldados comenzaron esta semana a manifestarse contra el Gobierno en Kati, una ciudad a 15 kil¨®metros de Bamako, la capital mal¨ª. Denuncian que sus familiares van precariamente armados en la lucha contra los independentistas. De la protesta se pas¨® r¨¢pidamente a la violencia y comenz¨® una caza de brujas contra los tuaregs en la capital y sus alrededores. "Muchas personas de piel clara ya no se atreven a salir a la calle", cuenta Annette Lohmann a EL PA?S, alemana que trabaja en una fundaci¨®n en Bamako. Y es que la mayor¨ªa del pa¨ªs es de raza negra. En los ¨²ltimos d¨ªas han sido incendiados varios negocios y casas de familias ¨¢rabes y tuareg. Es la primera vez que la poblaci¨®n civil responde a los ataques de los hombres azules?con represalias en la capital.
El presidente mal¨ª, Amadou Toumani Tour¨¦, ha hecho un llamamiento a la calma. ¡°Los que han atacado algunos cuarteles militares y localidades en el norte no deben ser confundidos con nuestros compatriotas tuareg, [¡] que han elegido Mal¨ª y la Rep¨²blica [¡] y que tienen los mismos derechos y aspiraciones que nosotros¡±, advirti¨® el pasado mi¨¦rcoles en un discurso televisado.
Mientras, en el norte del pa¨ªs, las familias hacen las maletas por miedo a encontrarse en plena l¨ªnea de fuego. Nassouf, una joven tuareg de 21 a?os de la localidad de Kidal, quiere huir pero no puede. ¡°Los soldados han rodeado completamente la ciudad, no hay manera de salir ni entrar¡±, dice con voz temblorosa por tel¨¦fono a EL PA?S. ¡°La comida comienza a escasear y en algunos hogares apenas queda agua¡±. Unas 4.000 personas se han refugiado en Mauritania y otras 10.000 en N¨ªger, entre otros pa¨ªses. No hay un balance oficial de v¨ªctimas y los rebeldes tampoco dan cifras claras, pero los medios locales hablan de ¡°centenares de muertos¡± desde que comenzaron los enfrentamientos el pasado 17 de enero.
El Gobierno acusa a los independentistas de codearse con Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico
¡°No tocamos a la poblaci¨®n civil, nuestras acciones solo van dirigidas contra los soldados. Combatimos por fuera de los n¨²cleos poblados para minimizar los da?os¡±, asegura Moussa Ag Assarid, portavoz del movimiento independentista. Este escritor tuareg afincado en Francia se jacta de que los n¨®madas ya han ¡°tomado m¨¢s de 20 ciudades¡± y que ¡°solo quedan cinco¡± por atacar. Bamako, sin embargo, solo reconoce haber perdido el control de una localidad, Menaka, ¡°por motivos estrat¨¦gicos¡±.
El portavoz tuareg, adem¨¢s, rechaza tajantemente las acusaciones del Gobierno de que en la rebeli¨®n participen miembros de Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico. ¡°Los terroristas han creado inseguridad en la zona, ya ning¨²n occidental se atreve a venir. Han echado a los turistas y a las ONG. Nuestra intenci¨®n, a largo plazo, es expulsarlos del Azawad, de nuestro territorio¡±.
El ge¨®grafo franc¨¦s Denis Retaill¨¦, especializado en la regi¨®n del Sahara y del Sahel, asegura, sin embargo, que determinados grupos tuaregs s¨ª se codean con Al Qaeda. ¡°El secuestro de occidentales, el tr¨¢fico de armas y de drogas es todo un negocio del que se enriquec¨ªa toda la regi¨®n. Algunos n¨®madas se benefician de la actividad terrorista¡±, explica Retaill¨¦.
Los hombres azules?recorren largas distancias, participan en varios tipos de negocios y ¡°siempre llevan varios documentos de identidad en sus carteras¡±, contin¨²a el ge¨®grafo franc¨¦s. ¡°Para ellos, las fronteras no existen, en todas partes est¨¢n en casa¡±. Los pa¨ªses por los que se mueven tienen sus lindes, muy rectas, trazadas desde Europa en el siglo XIX. Por ello, explica Retaill¨¦, ¡°puede parecer una contradicci¨®n que una poblaci¨®n n¨®mada quiera crear un Estado propio, pero esta reivindicaci¨®n responde a la necesidad de ponerse a la altura de sus interlocutores y de las organizaciones internacionales. Quieren ser reconocidos¡±.?
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