A casa por una multa

En cuanto supo que la fiscal¨ªa se dispon¨ªa a presentar cargos contra ¨¦l, el ministro de Energ¨ªa brit¨¢nico, Chris Huhne, present¨® la pasada semana su dimisi¨®n. La cosa viene de lejos, de 2003, cuando iba conduciendo demasiado r¨¢pido hacia su casa desde el aeropuerto de regreso de un viaje (por aquella ¨¦poca, era eurodiputado). El radar lo pill¨®, la multa lleg¨® a su domicilio y, atacado por el p¨¢nico que afecta a tantos conductores ante la amenaza de perder puntos, le sugiri¨® a su esposa de entonces que fuera ella la que se inculpara.

Dijo que s¨ª, seguramente porque entonces todav¨ªa quer¨ªa a su marido. Las cosas cambiaron unos a?os despu¨¦s. Durante el descanso de un partido del Mundial de F¨²tbol de 2010, Chris Huhne le dijo a Vicky Price ¡ªes el nombre de la dama, que trabaja como economista de Estado¡ª que la abandonaba, que todo hab¨ªa acabado: estaba liado con su jefa de prensa y poco le pes¨® a Huhne que llevaran m¨¢s de un cuarto de siglo juntos y que tuvieran tres hijos (y que se ocuparan tambi¨¦n de otros dos que ella hab¨ªa aportado de un matrimonio anterior).

Vicky Price tuvo un ataque (l¨®gico) de furia y no se le ocurri¨® nada mejor que chivarse aun cuando fueran a procesarla por obstrucci¨®n a la justicia: no, no era ella la que conduc¨ªa aquel remoto d¨ªa de la multa, era ¨¦l. Es muy probable que en el momento en que supo que Chris Huhne la estaba traicionando no tuviera mucho tiempo para enfadarse, para insultarlo, para tirarle los trastos a la cabeza (si lo ten¨ªa m¨¢s o menos cerca). Es probable que el ya exministro buscara deliberadamente ese momento para darle cuenta de sus amor¨ªos: en cuanto el partido comenzara de nuevo, Vicky Price no podr¨ªa ya prolongar la gresca.

Parece que en Londres no es nada raro, como lo es aqu¨ª, que los ministros dimitan. Por mentir para salvarte de una multa (tras la torpeza, adem¨¢s, de dejar a una mujer enfadada), te vas directamente a casa. Y seguro que a mucha mayor velocidad que a la que conduc¨ªas entonces. Huhne es ya el tercero de la lista, tras David Laws y Liam Fox, desde que David Cameron se convirti¨® en primer ministro en mayo de 2010. En Reino Unido, por lenta que sea, funciona la justicia. Y los pol¨ªticos, cuando son acusados de alguna falta, tienen el coraje de dimitir.