El heredero del poder en China se presenta en Estados Unidos
Xi Jinping, destinado a ser el pr¨®ximo l¨ªder en Pek¨ªn, llega este martes a EE UU
En un tiempo en el que China se convierte en una obsesi¨®n nacional norteamericana, Barack Obama da este martes la bienvenida al vicepresidente de ese pa¨ªs, Xi Jinping, quien cumple con el ritual de que quien est¨¢ destinado a ser el pr¨®ximo l¨ªder en Pek¨ªn se presente formalmente en los c¨ªrculos de Washington antes de asumir el poder. Es una visita que recalca la tendencia hacia un mundo bipolar.
El contacto personal, qu¨¦ duda cabe, es una parte esencial de las relaciones internacionales, m¨¢s a¨²n cuando ¨¦stas incluyen a grandes potencias con gigantesco poder decisorio. John F. Kennedy y Nikita Kruschev chocaron desde el primer minuto en que se vieron, y la cosa acab¨® en la crisis de Berl¨ªn y la crisis de los misiles. Mijail Gorbachov y Ronald Reagan conectaron instant¨¢neamente y se acab¨® la guerra fr¨ªa.
Otros muchos factores intervienen, por supuesto, en el desarrollo de los acontecimientos mundiales, pero el afecto personal entre los l¨ªderes es m¨¢s importante de lo que se cree. Si el papel internacional de Obama no ha sido tan destacado como se esperaba se debe, en parte, a que no ha hecho muchos amigos en el mundo, especialmente no hay muchos amigos en Europa.
Con China, las relaciones han mejorado desde que Obama lleg¨® a la Casa Blanca, pero tampoco ha existido qu¨ªmica entre el presidente estadounidense y Hu Jintao, en parte porque ¨¦ste es un personaje adusto y ceremonioso que no casa bien con el estilo de su hom¨®logo.
Se espera una relaci¨®n distinta con Xi, quien a finales de a?o ser¨¢ nombrado secretario general del Partido Comunista de China y, poco despu¨¦s, presidente del pa¨ªs. Xi est¨¢ considerado como un pol¨ªtico m¨¢s transparente y comunicativo, dentro de los par¨¢metros peculiares de la cultura y la pol¨ªtica china. Envi¨® a su hija a estudiar a la universidad de Harvard, bajo un seud¨®nimo, y ¨¦l mismo durmi¨® en su juventud en un hogar de la Iowa rural para impregnarse del estilo de vida americano. Se le tiene, por tanto, como un buen conocedor de este pa¨ªs y una figura relativamente inclinada a establecer v¨ªnculos positivos.
Pero todo eso tendr¨¢ que comprobarse en el futuro. De momento, su visita es todo un desaf¨ªo para Obama, tanto en el plano internacional como nacional. China acaba de imponer su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU a la propuesta sobre Siria y, aunque Washington culpa m¨¢s a Rusia en ese asunto, ha demostrado que sus prioridades en el mundo son diferentes a las de Estados Unidos.
M¨¢s grave que eso, China insiste en una pol¨ªtica monetaria que disgusta a la Administraci¨®n norteamericana y persiste en unas pr¨¢cticas de pirater¨ªa industrial sobre las que ya se han hecho p¨²blicas quejas. En el horizonte se vislumbran, adem¨¢s, turbulencias en la econom¨ªa china que podr¨ªan tener impacto global.
Lo m¨¢s delicado del viaje es, sin embargo, su efecto en la pol¨ªtica dom¨¦stica. China, m¨¢s exactamente el recelo a China, es uno de los grandes protagonistas de esta campa?a electoral. Va a ser dif¨ªcil de explicar que Obama entregue sonrisas a Xi mientras, de acuerdo a la demagogia establecida, China se lleva los puestos de trabajo que le pertenecen a Michigan.
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