Mohamed Lamari, azote del terrorismo en Argelia
El jefe de Estado Mayor se enfrent¨® tambi¨¦n a Buteflika
Mohamed Lamari libr¨® dos guerras en Argelia: una militar, en los noventa, contra los terroristas islamistas, que gan¨®, y otra pol¨ªtica, la pasada d¨¦cada, contra el presidente Abdelaziz Buteflika, que acab¨® perdiendo.
El que fue uno de los m¨¢s poderosos generales argelinos falleci¨® el lunes, a los 73 a?os, en el hospital de Tolda, a 420 kil¨®metros al sureste de Argel, en el que ingres¨® tras sufrir un infarto en Biskra, la ciudad de la que era originario.
Lamari hab¨ªa nacido en 1939, en el seno de una familia modesta que aspiraba a que hiciese carrera en el Ej¨¦rcito colonial franc¨¦s, pero con 22 a?os desert¨® para pasarse, en T¨²nez, al Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional.
Como tantos otros militares argelinos en los a?os sesenta, complet¨® su formaci¨®n en Mosc¨² y despu¨¦s ascendi¨® uno a uno los pelda?os de una larga carrera castrense que desarroll¨®, sobre todo, en el Ministerio de la Defensa y en el Estado Mayor.
Corpulento y obeso, su aparente bonhom¨ªa contrastaba con su firmeza en la lucha antiislamista. En enero de 1992 era jefe del Ej¨¦rcito de Tierra cuando los militares abortan la experiencia democr¨¢tica que estaba a punto de aupar a los islamistas al poder. El art¨ªfice de ese golpe de Estado, el general Jaled Nezzar, asumi¨® entonces la cartera de Defensa, convirtiendo a Lamari en su principal consejero.
Ilegalizados, los militantes del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIM) optaron por empu?ar las armas. Lamari les di¨® la r¨¦plica creando, para combatirles, una unidad de elite de 15.000 hombres. Argelia se sumi¨® entonces en una guerra civil larvada de militares contra islamistas que se cobr¨® 200.000 muertos y dej¨® al pa¨ªs exang¨¹e.
¡°La interrupci¨®n del proceso electoral no fue una actuaci¨®n violenta contra la democracia, como afirm¨® Buteflika [presidente de la Rep¨²blica], sino la salvaguarda de las instituciones republicanas cuando el islamismo era peligroso¡±, se justific¨® Lamari en una entrevista concedida en 2003 al diario cairota Al Ahram.
Lamari estuvo entre los generales que, para lavar la imagen del r¨¦gimen, llevaron en 1999 a Buteflika a la presidencia de la Rep¨²blica mediante unas elecciones ama?adas. Pero el jefe del Estado quiso emanciparse y lanz¨® sus primeras puyas contra unos generales que ¡°controlan la importaci¨®n-exportaci¨®n¡±, es decir: corruptos. ¡°No quiero ser solo un presidente tres cuartos¡±, a?adi¨® Buftelika, dando a entender que no ten¨ªa todo el poder. Peor a¨²n, se empe?¨® en poner en marcha una pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional con los islamistas que renunciaban a la violencia.Empezaron entonces cuatro a?os de duelo entre el presidente y el jefe de Estado Mayor. Este recurri¨® a m¨¦todos ins¨®litos para enfrentarse a ¨¦l, como la conferencia de prensa que dio, en 2002, en la Academia Militar de Checherll.
En 2004 estuvo entre los militares que trataron de impedir que Buteflika se presentase a un segundo mandato y ayud¨® incluso a su rival, Al¨ª Benflis. El grueso del Ej¨¦rcito no le secund¨® y Buteflika fue reelegido. Lamari present¨® su dimisi¨®n.
Perdi¨® contra Buteflika y es probable que, en el fondo, tambi¨¦n tuviera la impresi¨®n de haber sido derrotado por los barbudos. ¡°Que el terrorismo haya sido vencido no significa que el integrismo no gane terreno¡±, constat¨® con amargura ante las c¨¢maras de la televisi¨®n.
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