Christian Wulff, cinco claves de una dimisi¨®n
Investigaciones judiciales por cohecho y tr¨¢fico de influencias, amenazas a la prensa y errores pol¨ªticos han forzado la ca¨ªda del presidente alem¨¢n
1. EL SACO DE CEREZAS JUDICIAL
Cuando la Fiscal¨ªa de Hannover solicit¨® el jueves al Parlamento federal (Bundestag) el levantamiento de la inmunidad de Christian Wulff, el presidente alem¨¢n era un pol¨ªtico muerto y su situaci¨®n se hab¨ªa convertido en insostenible. La Fiscal¨ªa de la capital de Baja Sajonia, el land del que el democristiano Wulff hab¨ªa sido primer ministro entre 2003 y 2010, apreciaba ¡°indicios concretos y suficientes¡± para procesar al jefe del Estado por ¡°tr¨¢fico de influencias y cohecho¡±. Wulff era acusado de haber aceptado vacaciones pagadas, regalos y prebendas del industrial cinematogr¨¢fico David Groenewold y a cambio el empresario habr¨ªa recibido favores en forma de contratos p¨²blicos y de ventajas fiscales. M¨¢s all¨¢ de este sumario, el caso Wulff amenazaba con derivar en un saco de cerezas del que sal¨ªan nuevas revelaciones de haber aceptado obsequios de otros empresarios, incluidos privilegios en las condiciones econ¨®micas para comprar una nueva casa.
La prensa alemana lleva meses destapando las irregularidades en la gesti¨®n de Wulff en Baja Sajonia
2. INTIMIDACIONES A LA PRENSA
Desde el sensacionalista Bild Zeitung, el diario de m¨¢s circulaci¨®n de Alemania, hasta medios tan reputados como el semanario Der Spiegel, la prensa germana lleva meses destapando las irregularidades en la gesti¨®n de Wulff durante su etapa al frente del Gobierno de Baja Sajonia. La torpeza del presidente alem¨¢n a la hora de atajar el aluvi¨®n de revelaciones lleg¨® a su punto culminante cuando dej¨® un mensaje en el buz¨®n de voz del director de Bild, Karl Diekmann, en tono agresivo y desafiante para intentar frenar las investigaciones period¨ªsticas del rotativo. Dos d¨ªas antes de Navidad, Wulff destituy¨® a su portavoz de prensa, pero la entrega de un cabeza de turco no fue suficiente. As¨ª las cosas, la prensa alemana no ha cejado en sus investigaciones sobre los asuntos turbios de Wulff.
3. UN POL?TICO AMORTIZADO, UN PRESIDENTE DESPOSE?DO
El descr¨¦dito del presidente ha ido en aumento en los ¨²ltimos meses entre una opini¨®n p¨²blica, como la alemana, muy intolerante hacia la corrupci¨®n y hacia la utilizaci¨®n de un cargo p¨²blico para beneficios privados. La sociedad iba descubriendo en este pol¨ªtico de 52 a?os, que apenas ha permanecido 19 meses en el cargo, a un presidente fascinado por el dinero, el glamour y una vida de lujo. Nada m¨¢s lejos de la austeridad de recientes jefes del Estado, como Richard von Weizs?cker o Roman Herzog, que supieron representar a Alemania con seriedad y discreci¨®n. Como ¨¢rbitro de Alemania, Wulff ha ignorado que el mayor ¨¦xito de su gesti¨®n hubiera consistido en pasar desapercibido. Todo lo contrario de lo que ha ocurrido. A principios de esta semana, en un viaje oficial a Roma, intent¨® Wulff mantener el tipo, pero su figura ya no era cre¨ªble tampoco en el extranjero como s¨ªmbolo de Alemania. Wulff era un prisionero de sus tiempos como primer ministro de Baja Sajonia.
Merkel no quiso pactar con la oposici¨®n e impuso a su candidato
4. LA ARROGANCIA DE MERKEL
Christian Wulff era uno de los barones regionales de la Uni¨®n Cristiano Dem¨®crata (CDU) que la canciller Angela Merkel dirige con mano de hierro. Era su candidato para suceder a Horst K?hler, el anterior presidente que dimiti¨® tras relacionar las misiones militares en el exterior con los intereses comerciales alemanes durante una visita a las tropas en Afganist¨¢n. Las cr¨ªticas de la izquierda y de amplios sectores sociales causaron la renuncia de K?hler, que hab¨ªa sido director del FMI. Merkel no aprendi¨® la lecci¨®n y en lugar de pactar con la oposici¨®n el nombre del jefe del Estado, una pr¨¢ctica habitual entre los partidos alemanes, opt¨® por imponer a Wulff tras superar una ag¨®nica serie de votaciones en la Asamblea Federal, encargada de elegir a la m¨¢xima autoridad del Estado. V¨ªctima de su arrogancia, la canciller despreci¨® la candidatura de Joachim Gauck, un antiguo disidente en la RDA comunista propuesto por el Partido Socialdem¨®crata (SPD). A pesar de que Merkel ha destacado la fortaleza del Estado de Derecho, que juzga a todos por el mismo rasero, y ha mostrado su respeto por la dimisi¨®n de Wulff, la marcha de su correligionario obligar¨¢ a la canciller a buscar, en el plazo legal de un mes, un candidato de consenso. La pol¨ªtica alemana ha batido r¨¦cords porque no exist¨ªan precedentes hist¨®ricos desde la Segunda Guerra Mundial de dimisiones de presidentes. Y menos, de dos en 19 meses.
5. CON LAS ELECCIONES COMO FONDO
A pesar de tratarse de un cargo sin apenas contenido pol¨ªtico, con los ¨²nicos poderes del arbitraje y de la representaci¨®n institucional de Alemania, la marcha de Wulff deja muy tocada a Angela Merkel, que encara una serie de elecciones regionales en tres l?nder a lo largo de este a?o y el pr¨®ximo (Sarre, Schleswig-Holstein y Baja Sajonia) y con la cita para los comicios federales en septiembre de 2013. Si bien Alemania est¨¢ sorteando mejor la crisis econ¨®mica que el resto de sus socios europeos, la incapacidad de la canciller para ejercer un liderazgo en Europa y frenar el deterioro de la situaci¨®n pueden pasarle factura. Su apuesta f¨¦rrea por la austeridad econ¨®mica y la posibilidad de que los socialistas ganen las presidenciales en Francia y rompan el eje Berl¨ªn-Par¨ªs pueden poner en dificultades a Merkel. Tener que elegir un tercer presidente del pa¨ªs en poco tiempo no ayuda mucho, desde luego, a su prestigio pol¨ªtico.
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