Las cicatrices de la quiebra siguen abiertas en Islandia
La econom¨ªa est¨¢ saliendo del ¡®crack¡¯ de 2009, pero el pa¨ªs asume que ha perdido una generaci¨®n

Est¨¢ en blanco y negro, pero se ve bien. La foto es de 1949. Ahora cuelga enmarcada en el Icelandic Bar, un local del centro de Reikiavik, capital de Islandia. ¡°?Ves esa imagen, la del cuadro?¡±, pregunta Hrafnhildur Bj?rnsdottir, una de las camareras. ¡°La polic¨ªa estaba ah¨ª lanzando gases lacrim¨®genos contra los manifestantes¡±, relata con los ojos como platos, ¡°y ellos asaltaron el Parlamento¡±. Las calles se opon¨ªan a la entrada en la OTAN. ¡°Hasta lo de 2009¡±, prosigue Hrafnhildur, ¡°hab¨ªan sido los disturbios m¨¢s sonados¡±. Aunque dicen que los islandeses no quieren ni hablar de la quiebra bancaria de hace casi cuatro a?os, cuando abren la boca saben lo que dicen. Uno a uno los 320.000 habitantes de este pa¨ªs la sufrieron y sufren a¨²n en sus carnes.
¡°Los bancos sacaron millones de coronas fuera del pa¨ªs¡±, expone Hrafnhildur. ¡°La gente estaba muy enfadada¡±. Pero el Gobierno nacido tras el descalabro hizo los deberes y ha colocado la econom¨ªa en la barra del crecimiento (un 3% en 2011) a base de exportaciones a buen precio, turismo, algo de tecnolog¨ªa y un cr¨¦dito del FMI de 1.485 millones de euros. A cambio, unos recortes en el gasto no excesivamente dolorosos en un pa¨ªs con abundantes servicios sociales. Incluso las agencias de calificaci¨®n invitan a los inversores a que vuelvan. ?Se pas¨® el enfado? ¡°Las cosas van mejor¡±, vacila Hrafnhildur. ¡°Al menos no estamos en riesgo¡±.
Las grandes cifras se sujetan: la previsi¨®n de crecimiento en 2012 ronda el 2,5%; el desempleo est¨¢ en el 7%; la deuda sigue cayendo y se sit¨²a en torno al 100% del PIB; la inflaci¨®n, un mal end¨¦mico, da un respiro algo por encima del 6%. Pero, sobre todo, los mercados vuelven a simpatizar: el grifo de la financiaci¨®n se reabri¨® en junio de 2011 con 1.000 millones de d¨®lares. Sin poner un pie en tierra pudiera parecer que los elfos han devuelto la fantas¨ªa a Islandia. Pero el viento del Atl¨¢ntico Norte corre de otra forma.
¡°La mayor parte de la gente est¨¢ endeudada¡±, previene la diputada Birgitta J¨®nsd¨®ttir. S¨ªmbolo del activismo island¨¦s, Birgitta traza los sentimientos que atenazan hoy a los islandeses: ¡°Amargura, enfado y desconfianza¡±. Parlamentaria por El Movimiento, formaci¨®n surgida tras la quiebra del pa¨ªs, Birgitta cree que los islandeses ¡°viv¨ªan en un cuento de hadas¡±. El lobo apareci¨® y lleg¨® la pesadilla. ¡°Nada ha cambiado¡±, contin¨²a, ¡°porque el sistema que nos llev¨® a la crisis es el mismo. Ahora siguen un cuento en el que la princesa es la primera ministra, J¨®hanna Sigurdardottir¡±, aventura.
La deuda de los hogares representa un 200% de los ingresos disponibles y la de las compa?¨ªas, un 210% del PIB. Mucho dinero a deber que, dicho en plata, no ser¨¢ capaz de pagar esta generaci¨®n y que, adem¨¢s, se aliment¨® de una ilegalidad: gran parte (unas 50.000 familias) de los pr¨¦stamos estaban indexados a monedas extranjeras con tipos m¨¢s bajos. La corona islandesa se hundi¨® y la deuda se dispar¨®. Un pr¨¦stamo de 29 millones de coronas (unos 174.000 euros) se convirti¨® en 65 millones (390.000 euros). Una espa?ola, Mar¨ªa Elvira M¨¦ndez, ayud¨® a aliviar el martillazo hipotecario.
¡°Hemos necesitado dos sentencias del Supremo para que miles de ciudadanos obtuvi¨¦ramos justicia¡±, explica Mar¨ªa Elvira, profesora de Derecho de la Universidad de Islandia. Su empuj¨®n ha llevado al Alto Tribunal a confirmar la inconstitucionalidad de la cl¨¢usula que ligaba pr¨¦stamos a la moneda extranjera. Y, por tanto, a un rec¨¢lculo de lo debido menos sangrante. Pero la deuda no desaparece. ¡°La esperanza est¨¢ en la siguiente generaci¨®n¡±, afirma Mar¨ªa Elvira.
El economista ?sgeir J¨®nsson eleva el pesimismo un escal¨®n hacia arriba. Trabaj¨® en Kaupthing, uno de los bancos quebrados. Dice que a sus 42 a?os, en un pa¨ªs con una media de 35, ya se siente ¡°mayor¡±. Esa media, la de los j¨®venes, los endeudados y anclados en la clase media, es la que peligra. ¡°La gente entre 30 y 40 a?os¡±, apunta con una mano perdida en el flequillo, ¡°no est¨¢ satisfecha, se siente exprimida, ten¨ªa un est¨¢ndar de vida muy alto y ahora ha ca¨ªdo en picado¡±.
?sgeir, autor del libro ?Por qu¨¦ Islandia? se apasiona cuando habla de la gente: ¡°Los ciudadanos no creen que fuera culpa suya, creen que solo fue de los bancos y eso es un gran problema¡±, explica. ?Mitad el banco y mitad el ciudadano? ¡°Bueno, s¨ª, pero los islandeses no se sienten responsables, la crisis pasar¨¢, y vendr¨¢n otros¡±. Y quiz¨¢ no tengan sitio porque, como admite este exbanquero, su generaci¨®n controla las corporaciones como la anterior la pol¨ªtica. ¡°Los j¨®venes de ahora no tienen sitio¡±.
Uno de ellos podr¨ªa ser el estudiante de Historia Herbert Snorrason. Coincide con ?sgeir en que hay una clase que gobierna: ¡°La que no quiere que cambien las cosas¡±. ¡°La pregunta¡±, interrumpe con una exquisita educaci¨®n, ¡°es si Islandia est¨¢ mejor preparada para la siguiente crisis¡±. La ¡°apat¨ªa¡± en la que viven los islandeses, dice, no ayuda. Y tampoco la justicia. ¡°No creo que alguien pise la c¨¢rcel¡±, sentencia incr¨¦dulo.
Casi cuatro a?os despu¨¦s de la quiebra, solo una persona ha sido condenada: Baldur Gudlaufsson, el que fuera secretario permanente del ministro de Finanzas. Vendi¨® dos semanas antes del batacazo 1,6 millones de d¨®lares en activos del Landsbanki, una de las entidades t¨®xicas. Ha sido condenado a dos a?os de prisi¨®n por uso de informaci¨®n privilegiada. ¡°El fiscal est¨¢ siendo muy criticado por la lentitud del proceso¡±, aclara Haukur Magn¨²sson, periodista de The Reikiavik Grapevine. Y apunta otro detalle para la crispaci¨®n: las sospechas contra ?lafur B?rkur, uno de los magistrados en el juicio que vot¨® en contra de la sentencia, por sus relaciones con el condenado. ¡°El c¨ªrculo de poder en Islandia es bastante peque?o¡±, resume Haukur.
Para abrir ese c¨ªrculo, el Parlamento trabaja en una nueva Constituci¨®n pactada por un equipo de 25 personas elegidas a votaci¨®n popular. Lydur Arnason es uno de ellos. ¡°Es una norma del pueblo y para el pueblo, m¨¢s importante incluso que la recuperaci¨®n econ¨®mica¡±, asegura Lydur. El texto prev¨¦, entre otras cosas, abrir las decisiones pol¨ªticas (salvo los impuestos) a refer¨¦ndum si un 10% de los ciudadanos as¨ª lo decide; proteger los recursos naturales, y permitir la elecci¨®n directa en las urnas.
¡°Lo de la reforma de la Constituci¨®n s¨ª que es un hito en Islandia¡±, dice Mar¨ªa Sastre, quien, junto a Mar¨ªa de la Rosa R¨®denas, tira en Reikiavik de una empresa de catering reci¨¦n nacida (La Cocina de la Rosa). ¡°Pero sin pr¨¦stamos, eh, al contado¡±, advierten con sorna. ¡°Los islandeses confiaron en los bancos, no ten¨ªan miedo¡±, relata Mar¨ªa. ?Y ahora? ¡°Ahora tienen mucho miedo¡±. Y eso no es de un cuento con final feliz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
