Hay que intervenir en Siria ya
El conflicto cumple un a?o ante la mirada pasiva de los organismos internacionales.Es el momento de que los pa¨ªses medien ante las 8.000 muertes causadas por Bachar el Assad
El 19 de marzo har¨¢ un a?o, d¨ªa a d¨ªa, que las escuadrillas de aviones francesas y, en un segundo tiempo, inglesas, norteamericanas y ¨¢rabes salvaron Bengasi de una destrucci¨®n anunciada.
Pues bien, estando las cosas como est¨¢n, si ni Francia ni la comunidad internacional reaccionan, este aniversario corre el riesgo de tener un amargo sabor a cenizas y fracaso.
Porque nos encontramos ante un nuevo Bengasi.
Hay una ciudad en la regi¨®n que est¨¢ exactamente en las mismas circunstancias en las que estuvo Bengasi.
Para ser exactos, hay una ciudad que se encuentra en una situaci¨®n probablemente peor de lo que fuera la de Bengasi, puesto que el mismo tipo de carros de combate, posicionados de la misma forma y a la misma distancia de la poblaci¨®n civil desarmada, llevan, en este caso, varios meses en acci¨®n.
Esa ciudad es Homs.
Esa ciudad es la capital siria del dolor, donde los periodistas son un blanco y donde se masacra a los civiles de manera indiscriminada.
El principal argumento esgrimido para no intervenir en Homs es que se trata de una ciudad y no del desierto
El hecho es que lo que hicimos all¨ª no lo estamos haciendo aqu¨ª. Los mismos tanques a los que nuestros aviadores frenaron en seco en Libia, unas horas antes de que dieran rienda suelta a su poder de destrucci¨®n, est¨¢n operando en Siria en la impunidad m¨¢s absoluta.
Por supuesto, soy consciente de que ambas situaciones no son id¨¦nticas.
Y nadie puede ignorar que la geograf¨ªa del pa¨ªs, as¨ª como el hecho de no disponer de un equivalente de esa vasta zona de apoyo que era la Cirenaica liberada, m¨¢s el papel que juegan Ir¨¢n y Rusia, los dos aliados de peso con los que cuenta el r¨¦gimen sirio y no contaba Gadafi, complican la intervenci¨®n.
Aun as¨ª.
Llega un momento en el que hay que saber plantarse.
Llega un momento en el que, ante semejante carnicer¨ªa, ante la friolera de 8.000 muertos que han causado los carros de Bachar el Assad, ante la l¨²gubre bufonada que constituye ese refer¨¦ndum organizado, adem¨¢s, bajo una lluvia de obuses y los disparos de los francotiradores, hay que tener la dignidad elemental de decir: ¡°?Basta!¡±.
La comunidad internacional no apoya a la poblaci¨®n siria con la firmeza con la que lo hizo en Libia hace un a?o
Llega un momento, s¨ª, en el que una comunidad internacional que ha aprobado por aplastante mayor¨ªa (137 votos, el 16 de febrero, en la Asamblea General de las Naciones Unidas) la condena al asesino no puede seguir siendo el reh¨¦n paralizado de esos dos Estados canallas que son, en esta circunstancia, China y Rusia (?acaso el presidente Sarkozy, enfrentado a una amenaza que, lo repito, solo estaba en las primeras etapas de su ejecuci¨®n, no confi¨® a los representantes del Consejo Nacional de Transici¨®n libio ¡ªcuando, el 10 de marzo de 2011, acudieron al El¨ªseo a pedirle una intervenci¨®n¡ª que, naturalmente, har¨ªa lo posible por obtener el respaldo de las Naciones Unidas, pero que, en caso de no conseguirlo, y dada la urgencia de la situaci¨®n, se contentar¨ªa con una legitimaci¨®n m¨¢s reducida, a cargo de la Uni¨®n Europea, la OTAN y la Liga ?rabe?).
Y en cuanto al argumento de la geograf¨ªa, en cuanto a la idea seg¨²n la cual una intervenci¨®n en zona urbana es m¨¢s problem¨¢tica que un bombardeo en el desierto, no es m¨¢s que una excusa y tampoco se sostiene: primero porque en Homs, lo mismo que en Idlib y en Banias, tambi¨¦n hay tanques apostados a algunos kil¨®metros de la ciudad y, por tanto, neutralizables; pero, sobre todo, porque los amigos de Siria tienen a su disposici¨®n toda una gama de intervenciones que no ser¨ªan una simple r¨¦plica de lo que funcion¨® en Libia, sino que, forzosamente, se adaptar¨ªan al terreno.
En la l¨ªnea de lo que propuso la semana pasada, en Washington, el ministro catar¨ª de Asuntos Exteriores, podr¨ªan instaurar, por ejemplo, unos per¨ªmetros de seguridad en las fronteras con Jordania, Turqu¨ªa y, tal vez, el L¨ªbano, garantizados por una fuerza ¨¢rabe para el mantenimiento de la paz.
En la l¨ªnea de lo que sugiri¨® en el mismo momento el ministro de Asuntos Exteriores turco, podr¨ªan imponer unas verdaderas no kill zones en el centro del pa¨ªs protegidas por elementos del ej¨¦rcito sirio libre, a los que habr¨ªa que equipar con armas defensivas.
Tambi¨¦n podr¨ªan, fuera de esas zonas, hacer llegar a los sirios libres las armas necesarias para destruir por s¨ª mismos las piezas de artiller¨ªa que el ej¨¦rcito de Damasco ha apostado en las proximidades de escuelas y hospitales.
Podr¨ªan delimitar ciertas zonas a¨¦reas vedadas a los helic¨®pteros y los aviones de la muerte, y hacer otro tanto en tierra con los convoyes blindados que transportan tropas y material.
Con el apoyo del ej¨¦rcito turco, que, ante la amenaza iran¨ª, hace tiempo que escogi¨® su bando y dispone de las dos bases de la OTAN en Izmir e Incirlik, podr¨ªan velar por el respeto de esas zonas y, si fuera necesario, imponerlo.
Y tampoco estar¨ªa de m¨¢s que los mismos amigos de Siria sugirieran a los ¡°hermanos¡± egipcios que cerrasen el Canal de Suez a todos aquellos buques iran¨ªes que, como ocurri¨®, una vez m¨¢s, la semana pasada, pretendan descargar armas e instructores en la base rusa de Tartus.
?Que todo esto es arriesgado?
Por supuesto.
Pero menos que la guerra civil que prepara Assad y que convertir¨ªa Siria en un nuevo Irak.
Menos que el refuerzo, si Assad triunfase, de ese eje chiita con el que sue?an en Teher¨¢n y que amenaza la paz mundial.
Y menos que el desastre moral al que nos enfrentar¨ªamos si la ¡°responsabilidad de proteger¡±, magn¨ªficamente asumida en Libia, tuviera que regresar, en el caso sirio, al infierno de los ideales traicionados.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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