Las ONG advierten de que la hambruna en el norte de M¨¦xico va a empeorar
Las ONG que trabajan con la etnia rar¨¢muri piden medidas a largo plazo Los expertos advierten de que la situaci¨®n se agravar¨¢ a partir de mayo
La remota sierra Tarahumara, al noroeste de M¨¦xico, en el Estado de Chihuahua, salt¨® en enero a las primeras planas de los medios locales por una noticia espeluznante: decenas de ind¨ªgenas se habr¨ªan suicidado desesperados por la hambruna causada por la sequ¨ªa. La informaci¨®n era falsa, pero contribuy¨® a llamar la atenci¨®n sobre una sequ¨ªa y una hambruna muy reales que afectaba sobre todo a la etnia rar¨¢muri, de 70.000 a 100.000 personas, seg¨²n los imprecisos censos. Al menos una ni?a muri¨® y los hospitales se llenaron de afectados por desnutrici¨®n severa pero el pa¨ªs se volc¨® generoso con la regi¨®n. La ayuda alivi¨® la emergencia alimentaria, pero dos meses despu¨¦s, acallados el ruido medi¨¢tico y la avalancha solidaria, las ONG que trabajan sobre el terreno avisan de que solo se han puesto parches y que lo peor est¨¢ por llegar.
¡°Las bodegas se llenaron, pero ya se est¨¢n vaciando. Y lo m¨¢s grave vendr¨¢ a partir de mayo, cuando haya que comprar m¨¢s grano. Sigue sin llover. Hemos puesto parches pero solo hemos atacado los efectos, no las causas¡±, dice en conversaci¨®n telef¨®nica Javier ?vila, sacerdote jesuita y presidente de la Comisi¨®n de Solidaridad y Derechos Humanos que trabaja en la localidad de Creel, de unos 6.000 habitantes y coraz¨®n comercial de la sierra. ¡°Si se te quema la casa, hay que apagarla. Pero si se te quema cada a?o hay que preguntarse por qu¨¦ y prevenirlo. El problema alimentario no es una novedad, aunque es verdad que esta sequ¨ªa at¨ªpica la ha recrudecido¡±, concluye.
Jos¨¦ Guadalupe Gasca, presidente de una ONG radicada en la misma localidad, el Complejo Asistencial Cl¨ªnica de Santa Teresita, coincide en el diagn¨®stico: hay que conseguir que la gente busque sus propias formas de supervivencia. Y extiende esta filosof¨ªa incluso al reparto de los alimentos donados por organismos y particulares, que no se entregan sin m¨¢s a los necesitados, sino que se intenta que estos se los ganen haciendo alg¨²n trabajo comunitario, como arreglar una escuela. Solo est¨¢n exentos los inv¨¢lidos, enfermos o los hu¨¦rfanos.
?vila enumera algunas de esas medidas a m¨¢s largo plazo: evitar la erosi¨®n de la tierra, hacer zanjas, limpiar los bosques para evitar los incendios. Y sobre todo, intentar retener el agua, ya que se calcula que el 95% de la que cae se evapora o se pierde, y conservar el suelo. Con esta finalidad, Oxfam financi¨® un proyecto demostrativo, llevado a cabo por la Fundaci¨®n Tarahumara Jos¨¦ A. LLaguno entre 2010 y 2011, de construcci¨®n de estructuras hidr¨¢ulicas a modo de represas en las barrancas de un paraje llamado T¨¢scate. 19 comunidades replicaron la idea y han podido afrontar la sequ¨ªa en mejores condiciones. Ahora hay otras 25 solicitudes.
"Hay que enviar tela para que se hagan sus trajes, en vez de ropa usada. Su vestimenta es su dignidad"
Los rar¨¢muri¨C¡°los de los pies ligeros¡±- constituyen el grupo mayoritario en la sierra y mantienen modos de vida tradicionales dedicados a la agricultura, el pastoreo o la caza. La palabra tarahumara, con la que tambi¨¦n se les denomina, es una versi¨®n en castellano de la original. Seg¨²n un informe de 2010 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el ?ndice de Desarrollo Humano de algunos municipios de la zona, como Batopilas, era inferior al de N¨ªger, que en ese momento era el pa¨ªs m¨¢s atrasado del mundo.
Sin embargo, los rar¨¢muri est¨¢n orgullosos de su identidad. ¡°Nos han enviado, de forma bienintencionada, mucha ropa usada¡±, cuenta el padre H¨¦ctor Fern¨¢ndez, tambi¨¦n desde Creel, ¡°pero ?qui¨¦n la pidi¨®? Hacen falta mantas pero esas prendas viejas son para ellos una ofensa. Su vestimenta es su dignidad. Es mucho m¨¢s enaltecedor enviar telas, para que se hagan sus trajes¡±. Es una constante: las organizaciones agradecen la ayuda, pero lamentan el desorden en los env¨ªos. ¡°La prioridad siguen siendo los alimentos no perecederos como el ma¨ªz o el frijol¡±, dice el padre Fern¨¢ndez, ¡°pero hay que escuchar a las ONG, porque a ratos falta aceite, jab¨®n¡¡±. Y bromea: ¡°?No solo manden arroz, no son chinos!¡±. El padre ?vila critica tambi¨¦n que alguno aproveche la emergencia para limpiar el armario y de paso su conciencia: ¡°?Para qu¨¦ sirve un frasco de medicinas con dos pastillas que no sabemos si est¨¢n caducadas¡±.
Los Gobiernos federal y estatal han respondido a la llamada pero ?Qu¨¦ pasar¨¢ cuando se relaje totalmente la presi¨®n medi¨¢tica? ?Y cu¨¢ndo pasen las elecciones de julio? ?vila no es optimista: ¡°Los pol¨ªticos vienen a pedir el voto. Se acuerdan de los ind¨ªgenas cuando est¨¢n en los medios y ah¨ª aparecen siempre arropados de hambre, pobreza, miseria, muerte, enfermedad, cuando tienen tantos valores que ofrecer a nuestra sociedad. No se les tienen en cuenta para proyectos mineros o forestales que les afectan. Pero si los necesitan para dar color a un proyecto tur¨ªstico, los ponen muy planchaditos¡±.
En un art¨ªculo publicado el enero en el diario mexicano Milenio, el periodista Carlos Tello D¨ªaz reflexionaba sobre el tr¨¢gico destino de los tarahumaras. Tr¨¢gico, seg¨²n Tello, no tanto porque la cultura dominante los aplaste, sino porque su propia cultura (la agricultura de subsistencia, su medicina tradicional, una igualdad social que impide el progreso) los pone en desventaja. Su triste conclusi¨®n es que, para superarse, tendr¨ªan que dejar de ser lo que son. ?vila no est¨¢ de acuerdo: ¡°?Incompatibles con el mundo moderno? No, lo que los hace m¨¢s grandes es la persistencia de ser rar¨¢muri. El rar¨¢muri quiere seguir siendo lo que es, pero no quiere seguir estando como est¨¢. Y tiene todo el derecho¡±.
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