?Escasez? ?Qu¨¦ escasez?
En el caso del tr¨¢fico y venta de armas la indiferencia tiene consecuencias letales
?Qu¨¦ es lo que nunca falta? ?Qu¨¦ es lo que siempre parece haber en abundancia aun en los lugares m¨¢s pobres o m¨¢s remotos del mundo??
Armas.
?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que supimos que una guerra, una insurgencia o un movimiento guerrillero ces¨® o amain¨® porque a una de las partes en el conflicto se le acabaron las balas?
Nunca.
Donde hay guerra siempre aparece el dinero, y donde hay dinero siempre aparecen las armas. Y no aparecen son solo en las guerras y donde hay dinero. Las armas tambi¨¦n abundan en los lugares m¨¢s miserables del planeta. En los centros urbanos donde reinan la escasez y la carest¨ªa, donde los bebes no tienen leche, los j¨®venes no tienen libros y donde el hambre es una experiencia cotidiana, lo que nunca falta son las armas. Pistolas y rev¨®lveres, fusiles y metralletas, lanzagranadas y dem¨¢s armas port¨¢tiles son tr¨¢gicamente comunes en los barrios pobres del mundo.
Tambi¨¦n abundan en rincones donde no hay sino hambre, sed y muerte. En los pueblos y ciudades de Sud¨¢n o Yemen, en la selva de Colombia o en Sri Lanka, en las monta?as del Congo, Afganist¨¢n o Chechenia falta de todo. Pero no armas. Armas que, cada a?o, causan 500.000 muertes.
El Small Arms Survey es una iniciativa del Centro de Estudios Internacionales de Ginebra que se especializa en el an¨¢lisis de los mercados y las consecuencias del comercio internacional de las armas port¨¢tiles. Los investigadores del Survey estiman que hay 875 millones de esta clase de armas en circulaci¨®n en todo el mundo, producidos por m¨¢s de 1.000 empresas en m¨¢s de 100 pa¨ªses, que participan en un mercado que mueve 7.000 millones de d¨®lares al a?o. Los expertos est¨¢n de acuerdo en que el principal obst¨¢culo para reducir los estragos producidos por la proliferaci¨®n de armas port¨¢tiles es la falta de informaci¨®n. El anonimato en la fabricaci¨®n, compra y venta de las armas y el secreto en el destino, las cantidades y el tipo de armas que se comercializan hace m¨¢s dif¨ªcil la puesta en marcha de pol¨ªticas p¨²blicas que puedan mitigar el problema, y lastran los esfuerzos internacionales necesarios para enfrentar una amenaza que no respeta las fronteras nacionales. Con el fin de la guerra fr¨ªa y la aceleraci¨®n de la globalizaci¨®n se intensificaron dos tendencias que complican aun m¨¢s el trasiego de armas port¨¢tiles y el acceso a la informaci¨®n: la proliferaci¨®n y la privatizaci¨®n.
Hoy hay m¨¢s proveedores y compradores que antes y, crecientemente, ni vendedores ni compradores son los gobiernos o sus fuerzas armadas, sino clientes ¡°privados¡± como insurgentes, guerrilleros, terroristas y bandas criminales.
El incremento de la oferta de armas es notable: antes, las empresas que fabricaban armas port¨¢tiles apenas alcanzaban varios centenares. Hoy son m¨¢s de mil, y la cifra va en aumento. Antes, estaban radicadas en un n¨²mero relativamente peque?o de pa¨ªses. Hoy est¨¢n por todas partes. Antes eran ap¨¦ndices de los gobiernos, aunque formalmente fuesen empresas privadas. Ahora, el control gubernamental o militar de la producci¨®n de armas se ha debilitado y hay empresas transnacionales que en la pr¨¢ctica operan de manera muy independiente de los gobiernos. Debido a ello, los compradores de armas port¨¢tiles actualmente cuentan con m¨¢s proveedores que nunca para abastecerse.
Y del lado de la demanda tambi¨¦n pasa lo mismo: el n¨²mero de clientes y su apetito por las armas port¨¢tiles va en aumento. Parad¨®jicamente, esto ocurre al mismo tiempo que las guerras entre pa¨ªses han disminuido (desde los a?os noventa, los conflictos armados entre naciones han declinado aceleradamente). Pero lo contrario ocurre con los conflictos dentro de los pa¨ªses, y hemos visto c¨®mo han aumentado las guerras civiles, las insurgencias los enfrentamientos armados entre facciones pol¨ªticas. La primavera ¨¢rabe, por ejemplo, ha producido un shock de demanda en el mercado de armas port¨¢tiles. En Siria, antes de la crisis, un fusil Kal¨¢shnikov (el AK-47) se pod¨ªa conseguir por 1.200 d¨®lares en el mercado negro; ahora cuestan m¨¢s de 2.100 d¨®lares.
Todo esto no quiere decir que los gobiernos y sus militares no sigan siendo los protagonistas fundamentales en el mercado internacional de armas port¨¢tiles. Estados Unidos y Europa son los principales productores y exportadores. Pero parad¨®jicamente, tambi¨¦n, son los gobiernos de estos pa¨ªses quienes m¨¢s esfuerzos est¨¢n haciendo por contener el boom mundial de este tipo de armamento. Estamos acostumbrados a la hipocres¨ªa en las relaciones internacionales. A veces su ¨²nica consecuencia son aburridos discursos que no tienen mayores efectos. Pero en el caso de la indolencia de la comunidad internacional con respecto a la proliferaci¨®n de armas port¨¢tiles, y de los pa¨ªses y empresas que se lucran con ellas, la indiferencia y la hipocres¨ªa tienen consecuencias letales.
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