La oposici¨®n de Nicaragua ofrece a Ortega un ¡°acuerdo de estabilidad¡±
El opositor Montealegre asegura que busa "un cambio fundamental" en el rumbo del pa¨ªs La oposici¨®n niega que se trate de un reparto de poder como el que hizo el expresidente Alem¨¢n
Un nuevo escenario pol¨ªtico parece estar surgiendo en Nicaragua tras la oferta de di¨¢logo hecha por el principal opositor, el excandidato presidencial Eduardo Montealegre, al Gobierno de Daniel Ortega. El pol¨ªtico liberal ha suavizado su postura frente a Ortega, a quien hasta hace poco echaba en cara el abuso con las leyes y la Constituci¨®n. Montealegre ha ofrecido un acuerdo de ¡°estabilidad¡± que permita sacar a este pa¨ªs centroamericano del atolladero pol¨ªtico en que se encuentra, despu¨¦s de dos elecciones catalogadas como fraudulentas y el poder autoritario ejercido por Ortega, quien ha gobernado Nicaragua desde 2007 a golpe de decretos y obviando las leyes. ¡°Tenemos la oportunidad de hacer un cambio fundamental en la direcci¨®n de este pa¨ªs, depende del presidente si lo quiere hacer o no¡±, dijo Montealegre.
La propuesta de Montealegre pasa por sentarse a negociar con Ortega reformas pol¨ªticas necesarias en el pa¨ªs. Entre ellos, cambiar a los magistrados electorales, que han hecho interpretaciones laxas de la Ley Electoral, o simplemente no la han aplicado para beneficiar sin disimulos al gobernante Frente Sandinista. Eso fue evidente en las pasadas elecciones presidenciales que estuvieron plegadas de irregularidades, seg¨²n equipos de observadores electorales como la Misi¨®n que la UE despleg¨® en noviembre en Nicaragua. Montealegre, quien ya cuenta con el visto bueno de los notables de su partido (el Liberal Independiente, PLI) para negociar, ha reconocido que este es un punto dif¨ªcil en la negociaci¨®n. ¡°Tenemos que ser realistas: va a ser complicado¡±, dijo el pol¨ªtico liberal.
Hasta ahora no ha habido una respuesta oficial del Ejecutivo respecto a la invitaci¨®n hecha por el opositor. Analistas como la excomandante de la revoluci¨®n y cr¨ªtica de Ortega, Dora Mar¨ªa T¨¦llez, opinan que el caudillo sandinista no tiene inter¨¦s en una negociaci¨®n con Montealegre. ¡°Ortega no ha demostrado ninguna voluntad de negociaci¨®n, ni de encausar a Nicaragua por la v¨ªa de la democracia¡±, opin¨® T¨¦llez. Sin embargo, fuentes del FSLN han afirmado que Montealegre ha mantenido contactos directos con Ortega, quien lo llam¨® por tel¨¦fono cuando el pol¨ªtico liberal convalec¨ªa en una cl¨ªnica de Miami tras una intervenci¨®n para atender una dolencia cardiaca.
Montealegre niega estas conversaciones, pero el cambio en su posici¨®n frente a Ortega y sus apariciones en la prensa nicarag¨¹ense abogando por un di¨¢logo, dan la impresi¨®n de que debajo de la mesa se cuece un nuevo acuerdo pol¨ªtico. El liberal asegura que no se trata de un nuevo pacto, en referencia a la alianza pol¨ªtica que Ortega mantuvo con el expresidente Arnoldo Alem¨¢n en 1999, cuando el caudillo sandinista era el l¨ªder de la oposici¨®n.
Aquel acuerdo pol¨ªtico, conocido coloquialmente en Nicaragua como ¡°el pacto¡±, sent¨® las bases de lo que es el actual sistema pol¨ªtico nicarag¨¹ense: bipartidista en la pr¨¢ctica, pero cerrado, excluyente y profundamente corrupto. Gracias a ese acuerdo, Alem¨¢n y Ortega se repartieron a sus anchas las instituciones del Estado, como si se tratara de una exquisita torta. Los magistrados del Tribunal Electoral, de la Corte Suprema, del Tribunal de Cuentas (conocido en Nicaragua como Contralor¨ªa) y dem¨¢s instituciones respond¨ªan solamente a los intereses de uno de los dos caudillos. Aquel acuerdo, adem¨¢s, dejaba abierta la posibilidad de una alternancia en el poder de ambos caudillos. Alem¨¢n permiti¨® la reforma constitucional que reduc¨ªa el porcentaje necesario para ser Presidente, y as¨ª permiti¨® a Ortega el triunfo electoral en 2006 con apenas el 38% de los votos.
Alem¨¢n, sin embargo, fue perdiendo peso en el acuerdo tras los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n durante su Administraci¨®n. El exmandatario est¨¢ acusado de defraudar al Estado m¨¢s de 90 millones de d¨®lares. Eso hizo que la base liberal que antes lo apoyaba plenamente se fuera distanciando de ¨¦l, hasta hundirlo electoralmente en las elecciones de noviembre, en las que apenas logr¨® el 5% de los votos.
Con Alem¨¢n fuera como figura pol¨ªtica de peso, algunos analistas temen que Montealegre ocupe su lugar y negocie otro pacto con Ortega. Si eso sucede, dice Dora Mar¨ªa T¨¦llez, ¡°les va a pasar lo mismo que Alem¨¢n: qued¨® enterrado en su pacto. El pacto es la muerte de cualquiera¡±. Montealegre se asegura que se trata de negociaciones pol¨ªticas en busca de un consenso para garantizar las reformas que el Estado necesita. ¡°Esto no es repartidera, no es entrega, no es perpetuarse en el poder. Como alguien dijo, necesitamos refundir el pacto y refundar la naci¨®n. Debemos hacerlo con cuidado, con inteligencia, por encima de la mesa¡±, dijo el pol¨ªtico liberal.
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