La calle opina mientras el tribunal decide
Pol¨ªticos y activistas de todo signo se han dado cita en las escalinatas del Supremo en los tres d¨ªas de vistas orales sobre la reforma sanitaria
Los nueve jueces con m¨¢s poder en Estados Unidos han escuchado ya todos los argumentos a favor y en contra de la reforma sanitaria, y se han retirado para considerar un veredicto de aqu¨ª a junio. Y mientras, la naci¨®n entera ha dado su opini¨®n. Por las puertas del Tribunal Supremo, aqu¨ª en Washington, han pasado todo tipo de pol¨ªticos y activistas, a defender una posici¨®n o la contraria, con las miras puestas no en los magistrados, sobre los que en teor¨ªa nadie puede influir, sino en las c¨¢maras de televisi¨®n.
S¨®lo un asunto de la importancia de la reforma de la sanidad, uno de los mayores proyectos de la presidencia de Barack Obama, pod¨ªa poner entre par¨¦ntesis la noticia del a?o: las elecciones presidenciales. Esta semana no ha habido grandes actos de campa?a o pomposos ataques pol¨ªticos. Ni siquiera ha habido elecciones. ?La victoria de Rick Santorum el s¨¢bado en las primarias republicanas de Luisiana? Ha quedado pronto en el olvido.
Por eso, el candidato ultraconservador, que parece abocado a ser eterno segundo en la contienda, se dej¨® ver por las escalinatas del Supremo el lunes por la ma?ana. Como ha hecho siempre, critic¨® la reforma y pidi¨® su anulaci¨®n. Y acto seguido pas¨® a cargar contra Mitt Romney, el l¨ªder en recuento de votos y delegados. ¡°?ste es un asunto crucial en estas elecciones¡±, dijo. ¡°Y s¨®lo hay un candidato capacitado para enfrentarse a Obama en ello, y es Rick Santorum¡±.
El Tea Party naci¨® en 2009 en las manifestaciones contra la reforma sanitaria
Romney, por supuesto, no apareci¨®. Se hallaba descansando en California, despu¨¦s de casi tres meses de fren¨¦tica campa?a. No le hubiera resultado beneficioso venir al Supremo. Al fin y al cabo ¨¦l apoy¨® una reforma sanitaria id¨¦ntica a la de Obama cuando era Gobernador de Massachusetts. Por eso, los miembros m¨¢s a la derecha de su partido, que se le resisten en las urnas, le han bautizado como Obamney.
A Santorum le jalearon a las puertas del Supremo diversos miembros del Tea Party, como jalearon tambi¨¦n a otros ¨ªdolos, como la congresista Michelle Bachmann y el senador Marco Rubio, que pasaron a saludarles el martes. Ambos pol¨ªticos se sumaron pronto al movimiento, en aquellos d¨ªas de 2009 en que Obama aun sopesaba c¨®mo reformar la sanidad y la derecha enarbolaba las amenazas de los comit¨¦s de la muerte y los abortos financiados por el Gobierno.
El Tea Party naci¨® para revocar esta ley, y deb¨ªa mostrar su fuerza esta semana ante el tribunal. La estampa era animada: banderas, tomadas del movimiento independentista del siglo XVII, que muestran a una serpiente de cascabel en posici¨®n de defensa; predicadores citando de memoria la Biblia y la Declaraci¨®n de Independencia; fotos de Obama colgadas hacia abajo; cruces y disfraces de revolucionarios norteamericanos. Frente a la columnata del Supremo, una decena de j¨®venes con la boca tapada con esparadrapo rojo, con la palabra ¡°vida¡± pintada en ¨¦l, para protestar contra el aborto.
Pol¨ªticos republicanos y dem¨®cratas se han dejado ver ante las escaleras del Tribunal Supremo para criticar o defender a Barack Obama y a la reforma sanitaria
Los defensores de la norma, sin embargo, no han escampado ante las huestes del Tea Party. En defensa de Obama han acudido profesionales m¨¦dicos vestidos con batas y luciendo estetoscopios. Han venido madres con hijos, ancianos en sillas de ruedas y simpatizantes del movimiento Occupy Wall Street. Y tambi¨¦n pol¨ªticos que defendieron la aprobaci¨®n de la norma en el Capitolio y que ahora arriman el hombro para apoyar al presidente.
¡°No hay otra mercanc¨ªa en todo el mercado de productos como la sanidad. Nos guste o no, en alg¨²n momento de nuestras vidas, todos necesitaremos atenci¨®n m¨¦dica¡±, dijo el dem¨®crata John Kerry, que fue candidato a la presidencia en 2004, en una visita el martes. ¡°El poder que tiene el Congreso de regular el comercio entre Estados es lo suficientemente amplio para comprender la ley tal y como est¨¢ redactada¡±.
Acostumbrados a las campa?as electorales, esos pol¨ªticos y activistas obviaban lo m¨¢s importante: la ley est¨¢ aprobada, ya no hay nadie a quien convencer. Los jueces meditar¨¢n durante meses y anunciar¨¢n su decisi¨®n. Pero mientras tanto, la naci¨®n ha debatido ideas contrapuestas. El asunto, como era de esperar, ha sido portada en todos los diarios nacionales y ha abierto todos los informativos posibles. Ahora, de nuevo, quedar¨¢ en un relativo olvido, hasta que en junio, la mayor reforma de Obama decida el veredicto final. Hasta entonces, aun quedan siete jornadas de primarias.
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