Fern¨¢ndez estrecha su c¨ªrculo de poder
La presidenta deposita su confianza en dos funcionarios de segunda fila
Las personas del Gobierno m¨¢s cercanas al poder de la presidenta, Cristina Fern¨¢ndez de K¨ªrchner, no est¨¢n entre ninguno de sus 15 ministros. Ni siquiera el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal, a quien la Constituci¨®n otorga poderes para modificar los presupuestos, parece mantener un trato fluido con la jefa del Ejecutivo. Abal dio a entender el pasado 20 de marzo en Radio Continental que el Gobierno no iba a nacionalizar Repsol-YPF. Pero al d¨ªa?siguiente tuvo que declarar en la misma emisora que sus palabras se hab¨ªan malinterpretado y que no se descartaba ninguna medida. Aquella marcha atr¨¢s dej¨® en evidencia no tanto su escasa capacidad de maniobra en las decisiones de alto calado econ¨®mico -cosa que se da por sentada- sino su desconexi¨®n con las directrices de Fern¨¢ndez. Tampoco goza ya de aut¨¦ntica relevancia en la Casa Rosada el vicepresidente del Gobierno, Amado Boudou, quien se encuentra implicado en una investigaci¨®n judicial sobre un posible trato de favor en la compa?¨ªa impresora de billetes Ciccone.
Mientras tanto, en un Gobierno donde no se celebran consejos de ministros, cada alto cargo intenta interpretar lo mejor posible los deseos de Fern¨¢ndez. ¡°Muchas veces los ministros se enteran de las decisiones que la presidenta adopta sobre sus propios ministerios al mismo tiempo que nos enteramos todo el mundo, durante los discursos p¨²blicos que ella pronuncia¡±, comenta un analista con acceso a varios miembros del Gobierno. ¡°Su estilo no tiene nada que ver con el de N¨¦stor Kirchner, que se reun¨ªa y hablaba a menudo con ministros, gobernadores y sindicalistas¡±, a?ade.
El viceministro de Econom¨ªa,
Axel Kicillof, tiene
pleno acceso a su jefa
Hay una persona, en cambio, con pleno acceso a Fern¨¢ndez: el viceministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof. En una reuni¨®n que mantuvieron directivos de Repsol con Kicillof y los ministros de Planificaci¨®n, Julio de Vido, y de Econom¨ªa, Hern¨¢n Lorenzino, los ejecutivos de la compa?¨ªa espa?ola se llevaron la impresi¨®n de que los ministros observaban constantemente la reacci¨®n que sus palabras ten¨ªan en Kicillof, a sabiendas de que cuando terminase la reuni¨®n el ¨²nico de ellos que iba a tener acceso a la presidenta ser¨ªa Kicillof y la versi¨®n que ella tuviera de ese encuentro iba a ser la que ¨¦l le contara. ¡°Actuaban para ¨¦l¡±, indic¨® un testigo.
Kicillof, de 41 a?os, proviene de la organizaci¨®n juvenil La C¨¢mpora, creada bajo el auspicio del fallecido presidente N¨¦stor Kirchner y liderada ahora por su hijo M¨¢ximo Kirchner. La presidenta hizo una gran defensa de La C¨¢mpora y los j¨®venes del Gobierno a ra¨ªz de un art¨ªculo publicado el pasado 12 de marzo en La Naci¨®n bajo el t¨ªtulo Axel Kicillof, el marxista que desplaz¨® a Boudou. ¡°Es curioso que la presidenta defienda a Kicillof porque le llaman marxista y no a Boudou, al que est¨¢n llamando ladr¨®n todos los d¨ªas¡±, comenta el citado analista.
Guillermo Moreno,
secretario de Comercio,
maneja las riendas
de la econom¨ªa
Diversas fuentes diplom¨¢ticas y empresariales observan a Kicillof como un pol¨ªtico que, a diferencia de otros altos cargos, act¨²a por convicciones ideol¨®gicas; unas convicciones que chocan de frente con los intereses de Repsol-YPF y del Gobierno espa?ol. En un programa de la televisi¨®n p¨²blica emitido en abril 2011, Kicillof declar¨®: ¡°No hay otro modo de desarrollo para los pa¨ªses subdesarrollados que no sea con una inteligente, fuerte, rotunda participaci¨®n del Estado. Lo cual no quiere decir la estatizaci¨®n [nacionalizaci¨®n] de la econom¨ªa ni much¨ªsimo menos. Es simplemente llevar adelante con inteligencia, planificando, una direcci¨®n¡±.
El Gobierno a¨²n no ha mostrado a la empresa petrolera espa?ola hasta d¨®nde pretende llegar con esa ¡°fuerte, rotunda participaci¨®n del Estado¡±. Cada ministro con los que negocia Repsol parece tener una opini¨®n sobre su futuro. Pero algunos, a diferencia de Kicillof, adaptan su postura a lo que estiman que puede ser del agrado de la presidenta. Julio de Vido, el ministro de Planificaci¨®n ha confiado a diversas fuentes consultadas por este peri¨®dico: ¡°Si hay que ser de izquierdas, de izquierda ser¨¦. A m¨ª nadie me va a ganar por la izquierda. Ni Kicillof, ni [Guillermo] Moreno¡±.
Guillermo Moreno es, sobre el papel, tan solo el secretario de Comercio, a las ¨®rdenes del ministro de Econom¨ªa. Pero en la pr¨¢ctica es el hombre que maneja las riendas econ¨®micas y a quien m¨¢s temen los directivos de las principales empresas del pa¨ªs, nacionales y extranjeras. Tiene fama entre los empresarios de ser una persona muy brusca en sus formas, con un peculiar sentido del humor, pero muy leal a la presidenta y sobre todo¡ incorrupto. Su cometido principal ahora es mantener el super¨¢vit comercial por encima de los diez mil millones de d¨®lares con el fin de evitar la devaluaci¨®n del peso y que se dispare la inflaci¨®n. Para ello trata de restringir en la medida de lo posible la llegada de productos importados.
En un Gobierno sin consejo de ministros, cada alto cargo intenta interpretar los deseos de la mandataria
El problema surge cuando el peculiar sentido del humor de Moreno y sus maneras abruptas se transforman en leyes. Y eso fue lo que ocurri¨® el pasado 12 de marzo cuando Argentina aprob¨® una resoluci¨®n por la que se proh¨ªbe la publicaci¨®n y difusi¨®n de libros que posean en sus tintas un contenido de plomo superior al 0.06%. El pretexto justificado en la propia norma era proteger la salud de la poblaci¨®n. Lo que en realidad intenta Moreno es fomentar la industria nacional y que salgan el menor n¨²mero posible de d¨®lares del pa¨ªs. Pero su efecto inmediato la semana pasada fue que, a cualquiera que le enviasen un libro a su domicilio desde el extranjero deb¨ªa pagar una tasa de 50 d¨®lares y acudir al aeropuerto para retirarlo, donde supuestamente se iba a inspeccionar antes de su entrega el contenido de plomo en las tintas. Finalmente, tras la enorme presi¨®n social, Moreno dio marcha atr¨¢s, el ciudadano com¨²n podr¨¢ recibir libros en su casa desde el extranjero. Pero la ley sigue vigente. Y ¨¦l sigue adelante en su lucha tit¨¢nica por controlar las importaciones. Sabe que cuenta con el respaldo absoluto de la presidenta, cosa que no cualquier miembro del Gobierno podr¨ªa decir.
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