El fujimorismo sobrevive con vigor 20 a?os despu¨¦s del autogolpe
El partido del expresidente de Per¨² logra suavizar su imagen antidemocr¨¢tica
![El expresidente Fujimori, en 2007 durante un juicio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LSR4MXRF3DGKIWE3DJ4NLCDCJ4.jpg?auth=2d0785c7dc3cbf4293e9984ee94c072e0cc43225dbc23453a9604a0f4e742e93&width=414)
El fujimorismo sigue vivo en Per¨² 20 a?os despu¨¦s del autogolpe y, aun m¨¢s, cosecha seguidores, especialmente entre los sectores m¨¢s empobrecidos del pa¨ªs. De cuatro renombrados polit¨®logos consultados, tres creen que el fujimorismo tiene aliento para continuar como fuerza pol¨ªtica aun cuando su fundador, Alberto Fujimori ¡ªactualmente en prisi¨®n¡ª, desaparezca de la noche a la ma?ana. Consideran, adem¨¢s, que el partido que es hoy la principal oposici¨®n al Gobierno del presidente Ollanta Humala en Per¨², ha ganado la batalla de la memoria acerca del autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992: una encuesta revela que el 69% de los peruanos justificar¨ªa nuevamente la medida si percibe una grave corrupci¨®n en el Congreso.
¡°Han logrado formas embrionarias de organizaci¨®n de partido y una consolidaci¨®n ideol¨®gica¡±, explica Adriana Urrutia, joven polit¨®loga que quiso investigar el fujimorismo para su tesis de maestr¨ªa en La Sorbona y solo le permitieron el acceso trabajando como voluntaria en la campa?a electoral de Fuerza 2011, la agrupaci¨®n bajo la que compiti¨® Keiko Fujimori, hija del exmandatario condenado por delitos contra la humanidad, en las pasadas presidenciales.
¡°Podemos criticar que es una ideolog¨ªa vac¨ªa, bien de derechas y con estilo manu militari, pero no es solo una m¨ªstica, hay tambi¨¦n una cultura interna del grupo¡±, agrega Urrutia sobre los motivos de aceptaci¨®n del fujimorismo entre los pobres. La investigadora dice tambi¨¦n que el fujimorismo se basa en la revisi¨®n del pasado ¡ªde la lucha contra Sendero Luminoso y contra la crisis econ¨®mica¡ª, ¡°es el grupo pol¨ªtico que tiene m¨¢s clara esa lectura y su explicaci¨®n de los conflictos y la violencia¡±.
Los fujimoristas consideran que las Fuerzas Armadas fueron h¨¦roes de la lucha antisubversiva ¡ªa diferencia de organismos de derechos humanos peruanos, que han denunciado los delitos que perpetraron entre 1980-2000¡ª y ello explica que los intereses de los militares sean parte de las prioridades de la bancada fujimorista. ¡°Incluso hay una asociaci¨®n civil formada por los excomandos de Chav¨ªn de Hu¨¢ntar ¡ªlos oficiales del Ej¨¦rcito que rescataron a los rehenes del MRTA en la toma de la Embajada de Jap¨®n en Lima en 1997¡ª que tiene relaci¨®n directa con el partido¡±, a?ade Urrutia.
La portavoz de Fuerza 2011, la diputada Cecilia Chac¨®n, explica que los asuntos de seguridad y narcotr¨¢fico son prioritarios para su agrupaci¨®n, tanto que cuentan con especialistas como Octavio Salazar, general retirado de la Polic¨ªa Nacional, y al almirante retirado Carlos Tubino, quien sirvi¨® en bases antisubversivas en la selva.
Por su parte, el polit¨®logo estadounidense Steven Levitsky, profesor de la Universidad de Harvard, opina que ¡°hay un sector del electorado, sobre todo los m¨¢s pobres, con un recuerdo muy positivo del Gobierno de Fujimori. Muchos dicen que es por el clientelismo, pero es mucho m¨¢s: Fujimori acab¨® con la hiperinflaci¨®n y Sendero¡±.
Hiperinflaci¨®n y terrorismo
Sin embargo, cr¨ªticos del fujimorismo, como el soci¨®logo Julio Cotler y el periodista Gustavo Gorriti, afirman que el fin de Sendero Luminoso fue posible debido a la actividad especializada de un grupo de inteligencia de la Polic¨ªa Nacional, que hab¨ªa empezado su trabajo durante el primer Gobierno de Alan Garc¨ªa, y a la entrega de las rondas campesinas y grupos de autodefensa que combatieron a los alzados en armas. Sobre la fuerza del fujimorismo, Levitsky agrega: ¡°Hay un grupo de activistas y pol¨ªticos con una identidad y subcultura fuerte, que ha luchado por algo, y tiene cierto compromiso con el movimiento¡±.
Aludiendo dicho aspecto, Urrutia menciona en un art¨ªculo que para los progresistas el a?o 2000 marca la recuperaci¨®n de la democracia, pero para los fujimoristas es el inicio de la persecuci¨®n pol¨ªtica ¡ªcuando su l¨ªder huye a Jap¨®n y deja la presidencia en medio de los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n¡ª. En el discurso fujimorista la persecuci¨®n es otro elemento ¡°estructural¡± de identidad.
El polit¨®logo de la Universidad de Notre Dame Carlos Mel¨¦ndez tambi¨¦n destaca c¨®mo una visi¨®n propia del pasado consolida a los fujimoristas: ¡°Se dec¨ªa que el fujimorismo iba a desaparecer porque se le cre¨ªa exclusivamente clientelar. Diez a?os fuera del poder, se ha podido construir una identidad fujimorista desde sus ¨¦lites hasta sus bases, sin depender de la distribuci¨®n de recursos. El fujimorismo se dedica a construir una memoria y ¡®la tiene f¨¢cil¡¯: hacer creer que la hiperinflaci¨®n y el terrorismo se terminaron por el 5 de abril, por la mano dura¡±, explica.
?Habr¨¢ fujimorismo despu¨¦s de Fujimori, teniendo en cuenta que la depresi¨®n diagnosticada al reo de 73 a?os afecta su salud f¨ªsica?
Mel¨¦ndez se?ala que ¡°el fujimorismo se diluir¨¢ solo si no logran reproducir la militancia en las generaciones m¨¢s j¨®venes: Keiko Fujimori ha demostrado que la dinast¨ªa puede todav¨ªa ser relevante pol¨ªticamente¡±. A su vez, Levitsky tambi¨¦n prev¨¦ que el fujimorismo continuar¨¢: ¡°Keiko es joven y tiene cierta capacidad pol¨ªtica¡±, anota.
El diputado fujimorista Rolando Reategui dice que muchos cr¨ªticos, entre ellos, Mario Vargas Llosa, se equivocan acerca del futuro de fujimorismo: ¡°Tenemos congresistas, l¨ªderes regionales y locales, presidencia en siete comisiones del Congreso. Keiko ha tomado el relevo¡±.
Pero el polit¨®logo Alberto Vergara es menos optimista sobre el futuro del fujimorismo: ¡°La escasa diferencia entre las propuestas econ¨®micas y pol¨ªticas del fujimorismo frente a las de Alan Garc¨ªa o Ollanta Humala obligan al partido a ser parte del establishment de gobierno. Si el fujimorismo no se pelea contra alguien, no podr¨¢ ser partido. Ning¨²n movimiento o partido de raigambre populista puede cuajar siendo comparsa del statu quo¡±, asegura.
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