¡°Ganar¨¢ Hollande, la gente est¨¢ hasta el mo?o¡±
Tres instant¨¢neas de las elecciones en Par¨ªs: incluso los votantes de la derecha piensan que el malestar hacia el presidente dar¨¢ la victoria a la izquierda
A media ma?ana de esta jornada fresca y nubosa en Par¨ªs, los electores hacen cola para votar en uno de los colegios cercanos a la Torre de Montparnasse, y una madre sale cant¨¢ndole a su cr¨ªo: ¡°Au revoir, Pr¨¦sident, au revoir, Pr¨¦sident¡±. A su lado, un joven presuroso dice que ha votado ¡°con esperanza¡ de cambio¡±, sin identificar sobre cu¨¢l de los nueve candidatos que propugnan el cambio ha depositado su confianza.
La ma?ana es menos festiva en el distrito VII, uno de los dos o tres feudos sarkozystas de la capital. En este barrio de clase alta no hay colas ante las mesas del colegio Jules Romain de la calle Cler, pero s¨ª un goteo constante de jubilados hura?os que no quieren hablar, de mujeres solas y parejas con ni?os peque?os y/o perros. Media docena de entrevistados a pie de urna afirma haber votado por ¡°el presidente¡±. Pero todos se muestran pesimistas y creen que la izquierda ganar¨¢ por primera vez desde que Fran?ois Mitterand fue reelegido en 1988. ¡°Hemos votado a Sarkozy, pero la gente est¨¢ harta de ¨¦l y va a perder seguro¡±, cuentan Pauline y Calixte, una guapa pareja de 28 a?os.
Para expresar esa sensaci¨®n de hartazgo, usan una expresi¨®n de argot que resume lo que muchos franceses piensan de estos cinco a?os: ¡°Ras le bol¡± (hasta el mo?o).
Pauline lleva la voz cantante y cree que los franceses se van a equivocar. ¡°Sarkozy tiene mucha m¨¢s capacidad que Hollande, que adem¨¢s es menos conocido en Europa, para sacarnos de la crisis. Sabe que de esto no podemos salir solos y que debemos apoyarnos en Alemania. Pero prometi¨® demasiadas cosas y ha tenido poca delicadeza en general. Eso le costar¨¢ la victoria y es una pena¡±.
En Montparnasse, otro matrimonio joven, con una cr¨ªa peque?a en brazos de la madre, explica que ha votado ¡°a la derecha¡±, sin ir m¨¢s lejos, y explica que ya sabe lo que va a pasar el pr¨®ximo 6 de mayo en la definitiva segunda vuelta. ¡°Ser¨¢ entre Sarkozy y Hollande, y Hollande va a ganar. Nosotros votaremos en blanco¡±.
?l trabaja en un banco y est¨¢ a favor de nacionalizar la banca y meter en cintura a los mercados financieros. Aunque ¡°Hollande quiere regular los mercados y es honrado y no ser¨¢ peor que el otro, al final ser¨¢ un desastre¡±, se teme esta pareja interesada por el medio ambiente que hubiese votado ahora al otro candidato verde de no haber ganado Eva Joly las primarias del partido ecologista: ¡°Nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos¡±. La gran satisfacci¨®n que Hollande brinda a este par de padres j¨®venes es que ¡°va a quitar de en medio a todos los amigos de Sarkzoy, que son unos mafiosos¡±.
La nutrida afluencia de electores en Montparnasse anima a una pareja de sexagenarios que dice discretamente haber votado ¡°por la continuidad¡±. Los sondeos pronostican que la abstenci¨®n rozar¨¢ el 25% y crecer¨¢ mucho respecto a 2007, cuando fue apenas del 15%. El dato de las 12.00 indica que la participaci¨®n hab¨ªa bajado casi tres puntos a esa hora. Millones de franceses est¨¢n estos d¨ªas de vacaciones fuera de sus ciudades, y han delegado el voto en parientes o amigos para poder participar. Pauline y Calixte han votado a la derecha en el VIII y han venido hasta el VII para depositar la papeleta de Hollande en nombre de unos amigos. ¡°No, no les hemos enga?ado¡±, bromean.
En el norte de Par¨ªs, tradicional basti¨®n de la izquierda, Sandy Seneschenal, una joven cineasta de 33 a?os, ha cogido un tren a primera hora para volver a Par¨ªs, donde vive, desde Rennes, donde se encontraba por trabajo, para poder votar en su colegio electoral del distrito XIX. A mediod¨ªa todav¨ªa estaba indecisa entre el voto ¨²til por Hollande y el de convicci¨®n por el l¨ªder del Frente de Izquierda, Jean-Luc M¨¦lenchon. ¡°Tengo tantos amigos que me han dicho que van a votar por M¨¦lenchon que me est¨¢ dando miedo que ocurra lo de 2002¡±, dice recordando aquel trauma de la izquierda, cuando el candidato socialista, Lionel Jospin, fue apartado de la segunda vuelta por el l¨ªder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen. ¡°Entonces delegu¨¦ el voto para votar por un amigo y tuve que votar dos veces por Chirac, fue bastante duro¡±.
Maider, profesora de espa?ol y nacida en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, tambi¨¦n ha vuelto de sus vacaciones para votar, y al final se ha decantado por votar a la izquierda radical: ¡°Confi¨¦ en los sondeos que pon¨ªan muy arriba a Hollande, y me gusta mucho M¨¦lenchon. As¨ª habr¨¢ m¨¢s posibilidades de que Martine Aubry, que me encanta, sea la primera ministra de Hollande¡±.
El voto ¨²til y sobre todo el antisarkozysmo es el que ha empujado a Nabil, trabajador social de 31 a?os, a decantarse por Hollande. ¡°Quiero que le den una paliza a Sarkozy desde la primera vuelta, aunque espero que M¨¦lenchon tenga un resultado fuerte que le permita pesar en la pol¨ªtica de Hollande¡±, dice, a la salida de un colegio del mismo XIX donde las largas colas desaniman a varios vecinos que prometen volver m¨¢s tarde. ¡°Tengo esperanzas de que haya un cambio y un poco m¨¢s de justicia¡±, asegura este joven de origen argelino, franc¨¦s desde hace dos a?os y que vota en unas presidenciales por primera vez. ¡°Trabajo con gente mayor y con pensiones de 600 o 700 euros no llegan a fin de mes, es injusto¡±.
¡°Quiero un cambio, una pol¨ªtica m¨¢s social, que no est¨¦ tan enfocada en los ricos como lo ha estado la de este Gobierno¡±, comenta por su parte Anne-C¨¦cile Richard, actriz de 34 a?os que tambi¨¦n ha votado en su nombre y en el de su pareja por el candidato socialista. ¡°Soy una simple obrera que paga muchos impuestos, los ricos no me interesan, lo ¨²nico que pienso es que un cambio vendr¨¢ bien¡±, asegura por su parte Nadia, de 52 a?os, portera del colegio electoral. ¡°He sido la primera en votar, a las ocho en punto, y est¨¢ viniendo mucha gente¡±, a?ade, limit¨¢ndose a indicar que es de ¡°izquierdas¡± y que piensa ¡°que su voto ser¨¢ ¨²til¡±.
Al sur, cerca de la Torre Eiffel, el quiosquero de la calle Gren¨¦lle, Monsieur Trulin, de origen ¨¢rabe, afirma que tambi¨¦n ha votado al presidente. Pero piensa que la ¡®gauche¡¯ se llevar¨¢ el gato al agua: ¡°La gente no ama la personalidad de Sarkozy. Aunque es muy inteligente, tristemente las clases medias no le quieren. Su ¡®trabajar m¨¢s para ganar m¨¢s¡¯ ha acabado siendo ¡®trabajar m¨¢s para pagar m¨¢s¡¯. Ganar¨¢ la izquierda para hacer el trabajo sucio que hay que hacer, que es mucho¡±.
Bel¨¦n C¨¢novas, una atractiva treinta?era que sale del colegio Jules Romain, cuenta que naci¨® en Par¨ªs, hija de un padre espa?ol original de Murcia, y que acaba de votar a Sarkozy. ¡°No le adoro especialmente, y me gustan m¨¢s las ideas de la izquierda, el problema es que cuando los socialistas llegan al poder hacen muchas tonter¨ªas. ?Y adem¨¢s no puedo con Hollande!¡±, confiesa.
Con la vista puesta en el segundo turno, C¨¢novas cree tambi¨¦n que ¡°ganar¨¢ la izquierda, aunque Sarkozy intentar¨¢ asustar a la gente con una posible victoria de los socialistas, y har¨¢ bien. Ser presidente requiere tambi¨¦n un trabajo de representaci¨®n, y en el pasado aprobaron medidas como la semana de las 35 horas que han sido un desastre¡±. Su conclusi¨®n es que ¡°los franceses no son conscientes de la suerte que tienen. Tenemos un sistema social espl¨¦ndido, y la gente se sigue quejando. El problema es que creen que todo eso se puede mantener sin trabajar¡±.
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