La derecha, frente al lepenismo
Los neofascistas del FN no dar¨¢n cuartel a los liberales de la UMP en la guerra que les han declarado. Una concesi¨®n por parte de estos ¨²ltimos, una renuncia, una vacilaci¨®n, y est¨¢n muertos
Mi ¨²ltima cr¨®nica vino seguida de una avalancha de reacciones, cartas de los lectores y comentarios.
As¨ª que voy a hacer algunas puntualizaciones.
El Frente Nacional no es un partido de derecha, sino de extrema derecha.
Entre la derecha y la extrema derecha existe la misma diferencia de naturaleza, la misma barrera de especie que, seg¨²n argumentamos hace poco, opone a la izquierda y a la extrema izquierda o, como dec¨ªan los disidentes de la Europa central, a la izquierda moderada y a la totalitaria.
La izquierda estuvo a punto de morir ¡ªy de La barbarie con rostro humano a Ce grand cadavre ¨¤ la renverse, no he cesado de repetirlo¡ª a causa de su proximidad, aunque nada m¨¢s fuera sem¨¢ntica, con un comunismo del que Camus dec¨ªa ya que para la mitad de la humanidad era la otra cara del ¡°dolor¡± y la ¡°injusticia¡±, y no de la ¡°esperanza¡±.
El origen de sus errores, la fuente constante de su ceguera (y durante mucho tiempo, de su deshonor), fue esa idea tenaz de una gran familia, ¡°la¡± izquierda, con dos ramas, la socialdemocracia y el estalinismo, el leninismo o, para abreviar, el totalitarismo.
Bien, pues, mutatis mutandis, lo mismo ocurre hoy con la derecha.
Es la izquierda la que clama que ¡°el fascismo no pasar¨¢¡±. Pero en la pr¨¢ctica eso suele depender de la derecha
Es la misma lucha a muerte con los sucesores (orgullosos de serlo) de esos otros totalitaristas que anta?o fundaran el FN sobre las ruinas del vichysmo.
Es el mismo combate sin cuartel contra la sucesora de un viejo jefe cuyo antisemitismo, racismo, odio por la democracia, por la cultura y por la inteligencia han sido (y siguen siendo) una fijaci¨®n m¨®rbida e intensa.
Y, se mire como se mire, es tambi¨¦n la misma trampa fatal. Ni siquiera hablo de alianza ni de contrato en debida forma: la simple ret¨®rica basta, o el llamamiento a los votantes perdidos, o incluso el simple gesto de sumar en un mismo ¡°bloque de derechas¡± a los electores de la UMP [Uni¨®n por un Movimiento Popular, que lidera Nicolas Sarkozy] y a los de la ¡°ola azul Marine¡±. Cuando se sugiere, incluso cuando solo se sugiere, que hay alg¨²n tipo de afinidad, o una filiaci¨®n rota, o un origen y un patrimonio comunes, aunque sea vagamente comunes, entre la derecha civilizada y las obsesiones de una candidata que, por herencia, por la l¨®gica de su entorno, por temperamento, no persigue otra meta que la ¡°recomposici¨®n¡± de la derecha republicana y liberal, es decir, su destrucci¨®n, estamos ante la misma trampa fatal.
Cada vez que la derecha ha cedido, el fascismo ha pasado. Cada vez que ha aguantado, el fascismo ha sido detenido
Herencia: la tradici¨®n fascista que la se?ora Le Pen asume alto y claro cuando, interrogada por el diario israel¨ª Haaretz sobre los cr¨ªmenes de la Colaboraci¨®n, exclama que no quiere ¡°hablar mal de su pa¨ªs¡±.
Entorno: la multitud de consejeros, cuadros del partido, viejos y j¨®venes notables que afirman su proximidad, uno con el negacionismo, otro con el hitlerismo, el tercero con los padres fundadores nazis de la dinast¨ªa de hecho que reina en Siria desde hace casi medio siglo.
Por ¨²ltimo, temperamento: las tendencias facciosas que la delatan, y es que la cabra tira al monte, cuando anuncia su intenci¨®n de ¡°romperlo todo¡± si entra en el Parlamento, como en los viejos tiempos del poujadismo republicano.
Los neofascistas del FN no dar¨¢n cuartel a los liberales de la UMP en la guerra que les han declarado. Una concesi¨®n por parte de estos ¨²ltimos, una renuncia, una vacilaci¨®n, y est¨¢n muertos.
Una ¨²ltima cosa¡
S¨ª, una ¨²ltima observaci¨®n en respuesta a quienes me escriben que un votante de Fran?ois Hollande no es qui¨¦n para meterse en los asuntos de la derecha, y que esta prefiere ¡°lavar los trapos sucios en familia¡±.
En primer lugar, lo repito, la misma idea de ¡°familia¡± constituye el primer y gran error, el hilo que hay que cortar, pues manteni¨¦ndolo, y luego sigui¨¦ndolo, es como se cava una tumba pol¨ªtica.
Pero hay m¨¢s: si se puede extraer una lecci¨®n del terrible siglo XX, es que, de todas formas, este supuesto asunto de ¡°familia¡± nunca es tal cosa, pues del resultado de ese cuerpo a cuerpo depende el destino de todos nosotros.
Tradicionalmente, es la izquierda la que clama que ¡°el fascismo no pasar¨¢¡±.
Sin embargo, en la pr¨¢ctica, es de la derecha, con su capacidad de resistencia, su determinaci¨®n para desbaratar la trampa y su preocupaci¨®n por el honor, al mismo tiempo que su inteligencia de las relaciones de fuerzas, de la que depende que pase o no pase.
Cada vez que la derecha ha cedido, el fascismo ha pasado.
Cada vez que ha aguantado, cada vez que se ha negado a vender su alma en defensa de unos intereses a corto plazo que, de todas formas, generalmente sacrifica acto seguido, cada vez que ha asumido el riesgo de perder unas elecciones en vez de asumir el de perder su honor para, como digo, perder casi siempre las elecciones a continuaci¨®n, el fascismo ha sido detenido.
Hoy, casi cuarenta a?os despu¨¦s de su nacimiento, y sea cual sea el resultado de las presidenciales, comienza la verdadera batalla contra el FN.
Y ser¨¢n ante todo los herederos de Tocqueville, Aron o el general De Gaulle quienes, por vocaci¨®n y casi por naturaleza, den esta batalla. De su desenlace depende la mism¨ªsima salvaci¨®n de la idea republicana.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.