Europa recibe a Hollande a rega?adientes
Bruselas y Berl¨ªn invitan al presidente electo franc¨¦s a sendas reuniones para hablar de crecimiento Merkel rechaza renegociar el pacto fiscal La Comisi¨®n confirma que plantear¨¢ ampliar los plazos para recortar el d¨¦ficit
Para muchos europeos esto ya no es una recesi¨®n; es una depresi¨®n. Veinticinco millones de personas est¨¢n desempleadas en el continente, el consumo est¨¢ parado, la confianza de las empresas bajo m¨ªnimos y a diario se anuncian recortes del Estado de bienestar ante la interminable crisis fiscal y financiera. Las elecciones en Francia y en Grecia han funcionado como una especie de plebiscito sobre esa pol¨ªtica de disciplina fiscal a rajatabla impuesta desde Berl¨ªn y Bruselas para calmar a los mercados: la tijera es muy necesaria, pero franceses y griegos abjuran de la cruzada ideol¨®gica impulsada por Alemania. M¨¢s all¨¢ de Par¨ªs y Atenas, Europa entera quiere volver a discutir la profundidad del ajuste, la velocidad a la que se recorta, la necesidad de acompa?ar la imprescindible tijera con pol¨ªticas de est¨ªmulo. Bruselas, a rega?adientes, empieza a moverse en esa l¨ªnea. Berl¨ªn, no. Berl¨ªn sigue en sus trece.
La canciller alemana, Angela Merkel, rechaz¨® ayer categ¨®ricamente la posibilidad de renegociar el tratado que consagra la austeridad en la zona euro. Merkel asegur¨® que recibir¨¢ ¡°con los brazos abiertos¡± al presidente electo de Francia, el socialista Fran?ois Hollande, que a lo largo de la campa?a ha prometido docenas de veces reabrir el tratado para a?adir un anexo sobre crecimiento. Esa promesa y la tozudez de los hechos (con media Europa ya en recesi¨®n) obligan a cambiar el paso a la UE, a Alemania y al mism¨ªsimo Banco Central Europeo (BCE). Pero inmediatamente despu¨¦s de su calurosa bienvenida, Merkel asegur¨® que ¡°no est¨¢ en disposici¨®n¡± de asumir cambios en el tratado. Una de dos: o se trata de un movimiento t¨¢ctico para tantear la entereza del nuevo inquilino del El¨ªseo, que no va sobrado de margen por la debilidad de la econom¨ªa francesa, o lo que se avecina en Europa es un choque de trenes entre Francia y Alemania y esos ¡°brazos abiertos¡± son para darle a Hollande el abrazo del oso.
Bruselas asiste aparentemente impasible a ese tacticismo que se deriva de los primeros escarceos entre Par¨ªs y Berl¨ªn, que se saldar¨¢n con una f¨®rmula que satisfaga, dentro de lo que cabe, a las dos partes. ¡°A nadie le interesa en Europa que el eje francoalem¨¢n se rompa¡±, seg¨²n fuentes europeas, aunque las mismas fuentes aseguran que el dominio alem¨¢n de los ¨²ltimos a?os, la falta de un contrapeso de Francia, ha sido contraproducente.
La UE no tiene una verdadera agenda del crecimiento desde el Libro Blanco de Delors, all¨¢ por los a?os noventa, o desde el fallido proyecto constitucional que impuls¨® Romano Prodi. El presidente de la Comisi¨®n, el conservador Jos¨¦ Manuel Barroso, comenz¨® su mandato abrazando la desregulaci¨®n y el laissez faire, para despu¨¦s apostar por los est¨ªmulos keynesianos tras la quiebra de Lehman Brothers. Cuando lleg¨® la crisis fiscal, fue fiel aliado de Merkel y Sarkozy en la aplicaci¨®n estricta del rigor fiscal y las reformas estructurales. Ahora la Comisi¨®n empieza a corregir el tiro: Barroso se reunir¨¢ pr¨®ximamente con Hollande para discutir "c¨®mo impulsar la econom¨ªa a fin de generar un crecimiento duradero sobre bases saneadas y c¨®mo crear nuevos empleos", asegur¨® una portavoz. En apenas unos d¨ªas ha anunciado un plan de inversiones, y ayer Bruselas confirm¨® que va a suavizar los plazos para recortar el d¨¦ficit en los pa¨ªses con problemas como Espa?a. Pero el equipo de Barroso considera que Bruselas lleva dos a?os promoviendo ese tipo de pol¨ªticas procrecimiento. La realidad es otra: la austeridad se ha consagrado en los tratados, mientras que los est¨ªmulos apenas est¨¢n en la cocina, en multitud de informes a la espera de que se sustancie el cambio de rumbo que ha imprimido Hollande a la pol¨ªtica europea.
El debate que emerge en Europa es fundamental. Est¨¢n en juego las relaciones francoalemanas sobre la base de la velocidad de los ajustes. El margen de Hollande es reducido: no puede repetir los errores de Mitterrand en los ochenta ¡ªun programa keynesiano de gasto p¨²blico y social que ret¨® al capitalismo financiero¡ª, porque los mercados reaccionar¨ªan con una fuerte presi¨®n sobre Francia. ¡°La gran pregunta es si Hollande puede conseguir un cambio en la inamovible posici¨®n de Merkel: si realmente Alemania cede y se liberan as¨ª fondos para impulsar el crecimiento. Tiene apenas unas semanas para conseguirlo. Hasta que se aclare el equilibrio de fuerzas pol¨ªticas en Alemania¡±, apunta Guntram Wolf, vicedirector del laboratorio de ideas Bruegel. No hay mucho tiempo, y adem¨¢s los resultados de las elecciones griegas dejan en Europa una inc¨®gnita preocupante. El desplome de los partidos preeuropeos deja abierta una posibilidad ¡ªremota, eso s¨ª¡ª de abandono del euro. ¡°Una mayor¨ªa preeuropea aclarar¨ªa el horizonte y es posible, pero ni mucho menos segura. Y con el segundo programa de ayuda en marcha, el mercado empieza a preocuparse por cu¨¢nto va a durar el pr¨®ximo Gobierno. Esa inestabilidad es preocupante¡±, advierte Daniel Gros, director del CEPS de Bruselas.
Esos interrogantes deben responderse con unas legislativas pendientes en Francia y unas elecciones regionales en Alemania, y en medio de toda la fanfarria ligada a un cambio en la presidencia de Francia, tan significativo para un continente dominado masivamente por la derecha. Algunos cambios no han tardado en llegar: el domingo por la noche termin¨® el ninguneo de la familia conservadora europea al presidente electo franc¨¦s. Cuando la victoria fue un hecho, Merkel agarr¨® el tel¨¦fono y llam¨® a Hollande. ¡°Le felicit¨®, le mostr¨® su voluntad de cooperar y le invit¨® a viajar a Berl¨ªn en cuanto tome posesi¨®n de su cargo¡±, resumi¨® Pierre Moscovici, el director de campa?a socialista. Ambos acordaron que el nuevo presidente franc¨¦s viajar¨¢ a Berl¨ªn en cuanto sea investido, el 15 de mayo. Seg¨²n confirm¨® a este diario una fuente socialista, en su primer encuentro Merkel y Hollande abordar¨¢n ya los detalles del pacto de crecimiento que el nuevo jefe del Estado franc¨¦s desea a?adir al pacto fiscal. Francia no ratificar¨¢ el tratado que consagra la austeridad en Europa tal y como est¨¢. En las pr¨®xima semanas se ver¨¢ qu¨¦ puede arrancarle a Alemania: parecen factibles la aprobaci¨®n de la tasa Tobin, el impulso al Banco Europeo de Inversiones y el uso inmediato de los fondos estructurales bloqueados para estimular el crecimiento, e incluso la relajaci¨®n de los plazos para reducir el d¨¦ficit en varios pa¨ªses. Sobre la mesa hay tambi¨¦n un par de ideas her¨¦ticas en Alemania: los eurobonos y el papel del BCE.
El ritual del traspaso de poderes
El presidente electo de Francia, el socialista Fran?ois Hollande, tomar¨¢ posesi¨®n del cargo el pr¨®ximo d¨ªa 15, ¨²ltima fecha posible para la ceremonia de traspaso de poderes. La fecha del traspaso fue definida conjuntamente por el equipo de Hollande y por el del presidente saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, seg¨²n fuentes de ambos partidos.
El mandato de Sarkozy se acababa, como m¨¢ximo, diez d¨ªas despu¨¦s de la celebraci¨®n de la segunda vuelta de las elecciones, lo que hac¨ªa del 15 de mayo la ¨²ltima fecha posible para el traspaso de poderes.
Seg¨²n la tradici¨®n, Hollande llegar¨¢ al Palacio del El¨ªseo, donde ser¨¢ recibido por Sarkozy y, juntos, mantendr¨¢n un encuentro privado en el que, entre otras cosas, el saliente comunicar¨¢ al electo el c¨®digo de activaci¨®n del arsenal nuclear franc¨¦s, prerrogativa exclusiva del presidente. Posteriormente, el saliente abandonar¨¢ la sede de la Presidencia y el entrante pronunciar¨¢ un discurso.
Desde el palacio de los Inv¨¢lidos, 21 salvas saludar¨¢n la llegada del nuevo jefe del Estado.
Sarkozy y Hollande han acordado que ambos participar¨¢n ma?ana martes en las ceremonias de conmemoraci¨®n del armisticio de la Segunda Guerra Mundial.
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