Escasez de comida y agua en Tombuct¨², tomada por islamistas
El primer convoy de ayuda humanitaria llega a la legendaria ciudad escoltado por hombres armados
Bajo un sol abrasador de mediod¨ªa, docenas de hombres j¨®venes de Tombuct¨², en el norte de Mal¨ª, intentan despejar con palas y cubos un pozo de agua repleto de arena en un intento desesperado por encontrar agua. Esta ciudad conocida por sus monumentos sagrados, por su atractivo tur¨ªstico y por un festival anual de m¨²sica que todav¨ªa hace solo unos meses trajo aqu¨ª a Bono de U2 est¨¢ ahora sumida en una creciente crisis humanitaria desde que milicianos de Al Qaeda tomaron el control.
Un convoy de ayuda humanitaria organizado por malienses, escoltado por rebeldes con turbante sobre camionetas con ametralladoras, lleg¨® la semana pasada a esta des¨¦rtica ciudad para paliar la escasez de comida, agua y suministros m¨¦dicos. Era la primera ayuda desde el exterior desde que los rebeldes tomaron el norte de Mal¨ª aprovechando el caos pol¨ªtico causado por un golpe de Estado en marzo anterior.
"Preferimos la libertad que ten¨ªamos antes a cualquier ayuda humanitaria", asegura Musa Traor¨¦, un desempleado, a Reuters tras la llegada del convoy. Se qued¨® en Tombuct¨², su ciudad natal, en vez de huir porque pens¨® que la crisis ser¨ªa breve.
Pero en realidad la situaci¨®n ha empeorado. Los edificios est¨¢n engalanados por las banderas negras del grupo rebelde al mando, Ansar Dine, mientras sus milicianos, luciendo cinturones con munici¨®n y turbantes para protegerse del polvo, patrullan las calles.?
?La comida, el combustible y el agua escasean cada vez m¨¢s. Las tiendas y los bancos est¨¢n cerrados por miedo al bandidaje, los colegios laicos han sido convertidos en madrasas cor¨¢nicas y los hombres armados han destruido la tumba de un sant¨®n local que consideraban no musulm¨¢n.
Aunque residentes en Tombuct¨² no quisieron hablar sobre violaciones de derechos humanos por parte de Ansar Dine y otros grupos rebeldes por miedo a represalias, organizaciones como Amnist¨ªa internacional y Human Rights Watch han acusado a los milicianos de Ansar dine y otros grupos de asesinatos, violaciones y saqueos.
El desierto de Mal¨ª ha sido siempre un lugar donde reina la inseguridad por la falta de recursos de Gobierno para patrullar la zona (que ocupa dos tercios del pa¨ªs), pero la rebeli¨®n ha complicado los esfuerzos internacionales para restaurar el orden desde el golpe de Estado y ha desatado temores en Occidente de que Al Qaeda puede reforzar su presencia en S¨¢hara.
En otras ciudad de la regi¨®n como Gao o Kidal ha habido violentas protestas contra los gobernantes islamistas pero las movilizaciones han sido escasas y b¨¢sicamente pac¨ªficas en Tombuct¨².
Desde que el Gobierno central perdi¨® el control de la regi¨®n tras el golpe de Estado del 22 de marzo, los camiones que suelen surtir de combustible y otros productos b¨¢sicos a Tombuct¨² han dejado de llegar por miedo al bandidaje y a los puestos de control de los rebeldes.
La consecuencia es que casi todos los generadores de electricidad y las bombas de agua? alimentadas por di¨¦sel han dejado de funcionar, de modo que los vecinos se las ven y se las desean para conseguir agua y de noche viven sumidos en la oscuridad.
"Si hace falta, utilizaremos agua del r¨ªo", dice uno de los hombres que participa en el intento de limpiar el pozo de agua en referencia a un afluente contaminado del r¨ªo N¨ªger.?
Muchas de las tiendas de la ciudad han sido cubiertas con paneles por miedo a que hombres armados las asalten.
"No tenemos nada de nada", declara un alba?il local que pide no ser identificado. "La ayuda humanitaria no es la soluci¨®n. Si no volvemos a la democracia, la ayuda humanitaria no servir¨¢ de nada sino para reforzar a los ocupantes hasta que sean lo suficientemente fuertes para marchar hacia Bamako".
El bloque de pa¨ªses del ?fica occidental CEDEAO lidera unas negociaciones para restaurar la democracia en Mal¨ª en un a?o tras el golpe de Estado por parte de soldados que derrocaron al presidente Amadou Toumani y facilitaron la rebeli¨®n del norte. CEDEAO tiene listos 3.000 soldados que podr¨ªan ser utilizados para combatir la rebeli¨®n pero no est¨¢ claro c¨®mo se financiar¨ªa la misi¨®n y cu¨¢l ser¨ªa su mandato.
"Es hora de que la comunidad internacional haga algo m¨¢s all¨¢ de discursos compasivos", declara Mohamed Ag Touaf, un vecino de? Tombuct¨² que hasta la rebeli¨®n trabajaba en la aduana.
El director de una escuela a las afueras de Tombuct¨² asegura que desde que Ansar Dine tom¨® el control de la zona, el curr¨ªculum est¨¢ controlado por el grupo, que ha separado a los alumnos de las alumnas y a estas les obliga a llevar velo.
Un alumno, que elude dar su identidad por miedo a represalias, dijo que las clases ahora se centran en ense?anzas cor¨¢nicas y no en lectura, escritura y matem¨¢ticas. "A?os de esfuerzo est¨¢n siendo malgastados", recalca el alumno. "El ¨ªndice de alfabetizaci¨®n ir¨¢ empeorando", a?ade.
?Un portavoz de Ansar Dine, Sanmda ould Boumama, declara a Reuters que el grupo trabaja a marchas forzadas para resolver los cortes de electricidad y de agua en Tombuct¨² y asegurarse de que los campesionos tienen lo que necesitan para la cosecha.
Pero puntualiza que difundir las ense?anzas cor¨¢nicas es el objetivo principal del grupo. "Estamos en Tombuct¨², en tierra isl¨¢mica. Para nosotros no hay fronteras. El planeta pertenece a Al¨¢".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.