La odisea de matricular a un ni?o en la escuela en Berl¨ªn
En Alemania, el contenido de la tartera que el ni?o lleva para comer es un indicador social

Matricular a un hijo en una escuela primaria en Berl¨ªn no es sencillo. Para empezar, ?qu¨¦ escuela? ?La escuela p¨²blica del barrio? La verdad es que eso no existe. Las escuelas primarias son grandes --alrededor de 500 ni?os-- y, por tanto, no muy numerosas. La elecci¨®n principal que tienen los padres es entre la escuela p¨²blica y toda una serie de instituciones: las escuelas Waldorf (que siguen los principios de Rudolf Steiner), muy valoradas por la burgues¨ªa bohemia, las escuelas europeas, las escuelas llamadas libres, que son laicas y en las que los ni?os disfrutan de una libertad que para los franceses resulta extravagante, y las escuelas confesionales, que a veces basan su trabajo en la pedagog¨ªa Montessori.
Una vez escogido el colegio, el ni?o, en principio, permanece con los mismos compa?eros durante toda su educaci¨®n primaria. Separarlos se considera casi una muestra de malos tratos. Por otra parte, en Berl¨ªn, al acabar cuarto curso, los padres deben decidir si su hijo deja el colegio para incorporarse al instituto o si se queda dos a?os m¨¢s antes de sumergirse en la educaci¨®n secundaria. Una elecci¨®n terrible y un tema constante de discusi¨®n en las familias y con el equipo pedag¨®gico desde tercero.
El ni?o debe aprender a organizarse. Desde los primeros cursos, debe planificar sus deberes para toda la semana"
Otra decisi¨®n: el ni?o puede no ir al colegio m¨¢s que desde las ocho de la ma?ana hasta la una y 25 de la tarde o quedarse en el centro de recreo hasta las cuatro o las seis. Dado que no existe la jornada recortada del mi¨¦rcoles (como en Francia), la semana es larga. Sobre todo porque, adem¨¢s, la comida de mediod¨ªa es austera. No es frecuente que haya comedores. Normalmente, los ni?os van de casa con una Brotbox, una tartera. Pero cuidado, mandar un bollo de chocolate y nada m¨¢s, como hacen muchas veces los franceses, est¨¢ muy mal visto. Una familia respetable solo env¨ªa productos org¨¢nicos y de calidad. El contenido de la tartera es un indicador social.
Adem¨¢s, el ni?o debe aprender a organizarse. Desde los primeros cursos, debe planificar sus deberes para toda la semana. Si ha ido a la guarder¨ªa, es un privilegiado: ?desde los dos a?os, los ni?os se re¨²nen el lunes por la ma?ana para decidir una parte de sus actividades de la semana! En la escuela, los ratos libres son numerosos. Los franceses pueden descubrir por ejemplo, horrorizados, que su hijo ha pasado parte de la ma?ana dibujando, despatarrado en el pasillo, entre las botas y los abrigos mojados. Y, como Berl¨ªn es pobre, no es raro que se "invite" a los padres a participar en el mantenimiento del centro. Entonces las madres se organizan para despejar las mesas y las sillas de forma que los padres puedan darles una mano de pintura durante el fin de semana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.