"Mis hijos jam¨¢s olvidar¨¢n sus a?os en la escuela p¨²blica francesa"
En Francia, los alumnos extranjeros acuden a una clase especial para aprender el idioma. Las escuelas llevan la laicidad a rajatabla y hasta los cuadernos son gratuitos
Las escuelas son sus profesores. Por eso les hablar¨¦ de Monsieur Fillon. Tiene el mismo apellido que el primer ministro de Sarkozy de entonces pero nada que ver con ¨¦l. Monsieur Fillon se encargaba de acoger en una clase especial a los alumnos inmigrantes que llegaban al colegio sin el suficiente franc¨¦s como para ingresar en una clase normal. No puedo imaginar un oficio m¨¢s digno y m¨¢s ¨²til. All¨ª hab¨ªa, entre otros, uruguayos, argentinos, marroqu¨ªes, vietnamitas, norteamericanos, senegaleses y una espa?ola: mi hija. No s¨¦ c¨®mo lo consigui¨®, pero a base de mano izquierda, dulzura, convicci¨®n, sabidur¨ªa y ese algo que tienen los profesores buenos que es tan importante para que el mundo avance, Monsieur Fillon logr¨® que mi hija, que aterriz¨® amedrentada en un pa¨ªs desconocido a mitad de curso sin saber una palabra de franc¨¦s, poco a poco, d¨ªa a d¨ªa, acabara integr¨¢ndose en el sistema educativo galo. Al a?o siguiente estudi¨® en una clase normal, en el a?o que le correspond¨ªa por su edad.
Los directores reciben y despiden a los alumnos en la puerta. Conocen a cada ni?o y siempre est¨¢n disponibles
Las escuelas son tambi¨¦n sus directores: durante los tres a?os (de 2008 a 2011) que pas¨¦ en Francia me asombr¨¦ cada ma?ana y cada tarde al comprobar que las directoras de los dos colegios a los que fueron mis hijos recib¨ªan siempre a los alumnos en la puerta y los desped¨ªan de igual forma: conoc¨ªan a cada ni?o y siempre estaban all¨ª, disponibles y amables, para las preguntas, las dudas y los comentarios de los padres.
Hay m¨¢s cosas, claro: la laicidad a rajatabla, la gratuidad hasta en los cuadernos, la incitaci¨®n a la lectura, el ¨¦nfasis en que el alumno aprenda a expresarse por escrito y oralmente y que, adem¨¢s, tenga buena letra. Tambi¨¦n que los mi¨¦rcoles (por una raz¨®n que se me escapa) no hay clase, causando un hueco horroroso en la agenda semanal de los padres trabajadores. Y tambi¨¦n que la crisis ¨Cy los recortes del Gobierno de Sarkozy en materia de Educaci¨®n¨C ha puesto en riesgo el modelo.
Pero estoy convencido de que mis hijos, gracias a lo que aprendieron y a lo que vivieron, jam¨¢s olvidar¨¢n sus a?os en la escuela p¨²blica francesa.
Yo tampoco.
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