Los coptos temen el ascenso islamista
Los cristianos egipcios votan a los candidatos presidenciales m¨¢s laicos
Al tiempo que el islam gana protagonismo en la vida pol¨ªtica de Egipto, la minor¨ªa cristiana se vuelve m¨¢s temerosa. Creen que la victoria de uno de los candidatos islamistas en las elecciones presidenciales supondr¨ªa un desastre para los ocho millones de cristianos egipcios, que conviven en relativa armon¨ªa con la mayor¨ªa musulmana. Temen los cristianos coptos por los derechos de las mujeres, por sus salarios, por sus puestos de trabajo y por sus iglesias. Por eso, se decantan por apoyar a pol¨ªticos fuertes y lo m¨¢s alejados posible de la agenda islamista que defienden algunos l¨ªderes que encabezan los sondeos.
Amro Musa, el ex secretario general de la Liga ?rabe y Ahmed Shafiq, ¨²ltimo primer ministro del antiguo r¨¦gimen, son los nombres de los favoritos que m¨¢s se repiten entre los cristianos de El Cairo que han votado en el segundo d¨ªa de la primera vuelta de las presidenciales. De no lograr ninguno de los candidatos m¨¢s del 50% de los votos, deber¨¢ celebrarse una segunda vuelta a mediados de junio.
A Mansiyat Naser tambi¨¦n se la conoce como la ciudad de la basura. Aqu¨ª las monta?as de desperdicios conviven con los humanos, en su mayor¨ªa cristianos coptos. Es algo as¨ª como una planta de reciclaje gigante, al aire libre y operada por personas en lugar de m¨¢quinas. Las callejuelas que separan los garajes llenos de restos est¨¢n empapeladas con p¨®sters de Cristos, v¨ªrgenes y retratos del recientemente fallecido papa Shenouda tercero.
En una de esas calles regenta Safhat Bibani algo parecido a un caf¨¦, donde los hombres se juntan a fumar la pipa de agua. Bibani, de 53 a?os, como sus amigos que asienten con la cabeza cuando ¨¦l habla, acaba de votar a Shafiq. ¡°Si ganan los islamistas ser¨¢ un desastre para nosotros. Cerrar¨¢n los caf¨¦s, los cines, el paro se disparar¨¢ y obligar¨¢n a nuestras mujeres a cubrirse la cabeza¡±. De poco sirve que tanto Mohamed Morsi como Abdel Moneim Abultfut¨², los candidatos islamistas m¨¢s populares hayan asegurado que piensan gobernar para todos los egipcios. Las respuestas de numerosos cristianos consultados destilan una desconfianza que va m¨¢s all¨¢ de los hechos o las palabras. La ocasional violencia sectaria que afecta a la comunidad cristiana de Egipto no figura sin embargo entre las principales preocupaciones de los miembros de la comunidad consultados, que conf¨ªan en que la paz llegue a las calles una vez est¨¦ encarrilada la transici¨®n pol¨ªtica.
En la cima del monte de las afueras de El Cairo sobre el que se asienta el basural, se encuentra el gran monasterio de Samaen. Por ah¨ª se dejan caer los fieles y en general todo tipo de paseantes cristianos. Tambi¨¦n el joven Michael Said con su prometida, que meriendan dulces sobre una mesa de hormig¨®n. ¡°Tengo miedo de que quieran imponer la sharia [ley isl¨¢mica]. Yo no quiero que nadie le diga a mi prometida c¨®mo se tiene que comportar¡±.
Las credenciales militares de Shafiq, hacen que sea muy popular entre la minor¨ªa copta que representa el 10% de la poblaci¨®n del pa¨ªs
En Shubra, el barrio de El Cairo, en el que vive el mayor n¨²mero de cristianos de la ciudad, se escuchan argumentos muy parecidos. Dicen los coptos de Shubra que desean que gane un l¨ªder fuerte, para que los defienda en caso de necesidad. Las credenciales militares de Shafiq, hacen que sea muy popular entre los miembros de esta minor¨ªa religiosa que representa el 10% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Magdi Mihail es el supervisor de la iglesia de la virgen Mar¨ªa de Al Gug¨². Ha votado a Shafiq porque quiere que la polic¨ªa vuelva a la calle, algo que dice, el candidato ha prometido hacer en 100 d¨ªas. La inseguridad se ha convertido en uno de los principales temas de esta campa?a. Ahora hay robos, secuestros y ataques por parte de matones que en tiempos de Hosni Mubarak eran impensables. Ahora, muchos habitantes de El Cairo se quejan de que a la polic¨ªa est¨¢ atemorizada y ni se la ve en las calles.
Mihail verbaliza adem¨¢s otros de los temores de los cristianos egipcios. ¡°No queremos que venga un candidato isl¨¢mico y nos suba los impuestos, para compensar con la zaka [la tasa isl¨¢mica destinada a los pobres] ni que nos releguen en los empleos p¨²blicos¡±.
Mihail explica tambi¨¦n que para ellos, el problema no son sus vecinos musulmanes, con los que conviven con naturalidad. Para ellos, el problema son las corrientes religiosas extremistas que han cobrado fuerza, o al menos se han hecho m¨¢s visibles tras la ca¨ªda de Hosni Mubarak hace 15 meses. Qued¨® patente en las elecciones parlamentarias de hace cuatro meses en las que se hicieron con un cuarto de los esca?os del Parlamento. ¡°Aqu¨ª vienen los musulmanes de a pie a la iglesia a encender las velitas. El problema no son ellos, son los salafistas. Sabemos c¨®mo piensan y por eso sabemos que somos incompatibles¡±. Coincide con ¨¦l Magda, vestida de negro y con la cabeza descubierta como muchas coptas egipcias. ¡°Yo no quiero que me obliguen a llevar el velo, yo lo que quiero es que todas se quiten el velo¡±, se queja esta trabajadora de una f¨¢brica textil, que asegura haberse sentido discriminada durante su vida laboral por ser cristiana.
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