El tsunami amenaza ahora a Obama
La crisis, que ha arrastrado a varios l¨ªderes europeos, pone al presidente de EE UU a la defensiva El republicano Mitt Romney avanza en las encuestas
El tsunami pol¨ªtico desatado por la crisis econ¨®mica mundial, que ya ha arrasado Gobiernos de todas las tendencias, desde Islandia hasta Francia, amenaza ahora a la pieza mayor: la presidencia de Estados Unidos. La perspectiva de menor crecimiento, m¨¢s paro y un empobrecimiento generalizado de la poblaci¨®n ha creado un inquietante panorama electoral para Barack Obama, cuya condici¨®n de presidente en ejercicio, hist¨®ricamente una ventaja, puede constituir, en el actual ciclo internacional, un serio inconveniente en noviembre.
Liberado ya parcialmente de sus ataduras con las radicalizadas bases conservadoras, el candidato republicano, Mitt Romney, ha empezado, por su parte, a creer en la victoria. Su mensaje, como prueban las encuestas, comienza ya a calar entre los ciudadanos afectados por las penurias de la econom¨ªa, y su partido se ha sumado, con dinero y argumentos, a la caza de Obama, a quien se aprecia sorprendentemente a la defensiva.
El presidente cuenta a¨²n con varios factores a su favor antes las elecciones de noviembre. A diferencia de otros l¨ªderes derrotados en Europa, Obama no es impopular ¡ªel apoyo al conjunto de su gesti¨®n ronda el 50% y el aprecio a su persona es casi diez puntos mayor¡ª y puede verse beneficiado por un sistema electoral que no exige para la victoria la obtenci¨®n de la mayor¨ªa del voto popular (marcha con ventaja en casi todos los Estados decisivos). Pero act¨²a fuertemente en su contra la frustraci¨®n de los norteamericanos con la situaci¨®n econ¨®mica, que ha mejorado con respecto a 2008 pero no lo suficiente como para dejar atr¨¢s la irritaci¨®n por el desempleo, los desahucios y los desequilibrios sociales.
Los votantes no parecen prestar gran atenci¨®n al debate universal sobre pol¨ªticas de austeridad o pol¨ªticas de crecimiento. Su inter¨¦s, seguramente, es el de pol¨ªticas que funcionen, sean de la orientaci¨®n que sean. En Europa, fueron arrollados gobernantes que defendieron el ajuste y la reducci¨®n del d¨¦ficit. Obama puede ser castigado por lo contrario. Su primera gran decisi¨®n fue la firma de un gasto de 800.000 millones de d¨®lares para estimular la actividad econ¨®mica, y hace una semana consigui¨® que todo el G-8 respaldara esa l¨ªnea de acci¨®n. Sin embargo, esa misma estrategia no ha tenido aqu¨ª el ¨¦xito prometido.
Frente a lo sucedido en Europa, Obama puede pagar cara su pol¨ªtica de est¨ªmulo
Incluso en su ciudad de Chicago, es f¨¢cil percibir la ansiedad de un electorado que respeta el esfuerzo hecho por Obama pero necesita mejores resultados. Sentado junto a su esposa en un restaurante de comida r¨¢pida del centro de la ciudad, un peque?o constructor que opera en toda la regi¨®n del medio oeste expone su dilema en t¨¦rminos elocuentes: ¡°Obama me parece un gran tipo, ha intentado cambiar algunas cosas y la oposici¨®n no le ha dado nunca tregua, vot¨¦ por ¨¦l y quiz¨¢ lo haga otra vez, pero la verdad es que el negocio sigue sin levantar cabeza y que la gente sigue pas¨¢ndolo mal¡±.
El paro ha descendido, pero se ha estancado en un preocupante 8,1%. Quiz¨¢ incluso empeore cuando se conozca la cifra de mayo, el pr¨®ximo viernes. Ning¨²n presidente ha sido reelegido con m¨¢s de un 7% de desempleo. Las grandes empresas, como las del sector del autom¨®vil, han vuelto a obtener beneficios, pero, hasta el momento, lo han hecho sin crear puestos de trabajo. El consumo, que representa dos terceras partes de la econom¨ªa norteamericana, se ha recuperado ligeramente, pero el gasto promedio es todav¨ªa un 30% inferior al de comienzos de 2008. En el ¨²ltimo a?o, ha crecido ligeramente el optimismo de la poblaci¨®n, pero todav¨ªa cerca de un 60% estima que el pa¨ªs camina en la direcci¨®n equivocada y un 63% cree que sus hijos vivir¨¢n peor que ellos. Incluso la Bolsa, que estaba volviendo a valores anteriores a la debacle financiera, ha retrocedido considerablemente en el ¨²ltimo mes como consecuencia del impacto por la incertidumbre en Europa.
Cerca del 60% de la poblaci¨®n cree que el pa¨ªs sigue un rumbo equivocado
La crisis europea act¨²a como una losa sobre la econom¨ªa norteamericana. Obama ha intentado intervenir para que los dirigentes europeos tomen medidas urgentes para elevar el bienestar y la capacidad adquisitiva de sus ciudadanos, pero hasta el momento no ha tenido ¨¦xito. A ese obst¨¢culo se suma ahora un clima recesivo general, que se aprecia ya en China y que el diario The Wall Street Journal pronostica tambi¨¦n para los pr¨®ximos meses ¡°en India, Brasil, Sud¨¢frica y otros lugares¡±.
El presidente encabeza los sondeos en los Estados decisivos
Imposible en el mundo actual analizar el horizonte electoral en EE UU independientemente de esa realidad. La leve recuperaci¨®n econ¨®mica norteamericana en el periodo reciente ha estado, en parte, apoyada en las exportaciones, que crecieron en el ¨²ltimo a?o m¨¢s de un 7%. Si a la crisis de la Uni¨®n Europea, que representa casi el 20% de las compras de productos estadounidenses en el exterior, se suman otras regiones, el riesgo de una pr¨®xima recesi¨®n se agudiza. Los economistas han rebajado el aumento del Producto Interior Bruto norteamericano, del 3% que se consigui¨® en el ¨²ltimo trimestre de 2011, hasta poco m¨¢s del 2% que se anticipa para final de este a?o. Por no hablar del peligro de burbuja tecnol¨®gica que se atisba tras los problemas de cotizaci¨®n de las acciones de Facebook en su debut en el mercado de valores. Incluso si los peores augurios no se cumplen, Obama parece ya condenado a afrontar las elecciones en un ambiente de desaceleraci¨®n econ¨®mica y, por tanto, de intranquilidad entre los votantes.
A Romney le lastra su adscripci¨®n al exclusivo c¨ªrculo de los millonarios
Ante eso, ante el peligro que supone acudir a las urnas con la misma pregunta que Ronald Reagan formul¨® en 1984 ¡ª¡°?est¨¢ usted hoy mejor que hace cuatro a?os?¡±¡ª, la campa?a de Obama se ha propuesto enfatizar el contraste personal entre el presidente y su semidesconocido contrincante. Reagan, que consigui¨® una fuerte recuperaci¨®n econ¨®mica en su primer mandato, triunf¨® porque la respuesta a su pregunta era un rotundo s¨ª, pero tambi¨¦n porque hab¨ªa demostrado en el Despacho Oval una fuerte personalidad y porque compet¨ªa con un rival muy d¨¦bil, como era Walter Mondale.
Obama trata de reproducir esas dos ¨²ltimas circunstancias. El presidente se ha revelado como un hombre firme en el uso de la fuerza y en el manejo de la pol¨ªtica exterior, el ¨¢ngulo mejor valorado de su gesti¨®n en todas las encuestas. La muerte de Osama Bin Laden, la conclusi¨®n de la guerra de Irak y el comienzo del fin en Afganist¨¢n han creado una sensaci¨®n de confianza en su conducci¨®n y han contribuido a crear la imagen de que el pa¨ªs est¨¢ bien representado en el mundo. Es un aspecto que su campa?a tratar¨¢ de rentabilizar al m¨¢ximo.
El Partido Republicano act¨²a por primera vez seguro del triunfo
El otro objetivo de explotaci¨®n electoral es el de la fragilidad de Romney. Obama se ha centrado estos d¨ªas en recordarle al p¨²blico la trayectoria de su rival al frente de Bain Capital, una firma de inversi¨®n cuyo trabajo consiste en comprar empresas en quiebra, reducir su tama?o, reestructurarlas y venderlas posteriormente con el mayor beneficio posible. Es lo que algunos asesores de Obama han llamado ¡°un capitalismo de buitres¡±. Sin ir tan lejos, el propio presidente declar¨® esta semana en Iowa que ¡°la visi¨®n del mundo que Romney obtuvo en su experiencia empresarial es la que le llev¨® a decir en este mismo lugar que las corporaciones son personas¡±. ¡°El trabajo de un presidente no es maximizar beneficios¡±, ha recordado.
En su respuesta, el candidato republicano ha acusado a Obama de no entender el funcionamiento del capitalismo y de demostrar una ideolog¨ªa que condena la riqueza y la prosperidad. ¡°Sus cr¨ªticas son un ataque a la libre empresa¡±, ha contestado Romney. Pese a que el nombre de Bain solo le resulta familiar a un 53% de los que responden una reciente encuesta de NBC-The Wall Street Journal, Bain y la indiscutible adscripci¨®n de Romney al exclusivo c¨ªrculo de los millonarios van a tener un considerable peso electoral.
La situaci¨®n ha mejorado, pero no lo suficiente para calmar la irritaci¨®n popular
Lo que tiene que decidirse en estos cinco meses es si el malestar por la crisis va a anteponerse a cualquier duda sobre la categor¨ªa del recambio. El candidato as¨ª lo cree, sobre todo despu¨¦s de su ascenso en la intenci¨®n de voto entre los independientes, que no comparten las suspicacias sobre la fortuna de Romney. El Partido Republicano, sanadas algunas de las heridas de las primarias, tambi¨¦n act¨²a por primera vez convencido del triunfo. La maquinaria de recolecci¨®n trabaja ya a pleno rendimiento. El mes pasado, el aspirante recaud¨® tanto como el presidente, y le supera ampliamente en el volumen de los fondos disponibles por los llamados Comit¨¦s de Acci¨®n Pol¨ªtica (PAC), un instrumento con ilimitada capacidad legal de gastar dinero a favor o en contra de una candidatura.
Obama conserva algunas ventajas. La principal es su posici¨®n actual en los Estados en los que tradicionalmente se juega la presidencia. El presidente est¨¢ por delante en las encuestas, en mayor o menor medida, en Ohio, Wisconsin, Florida, Pensilvania y Virginia, y es competitivo en Colorado y Carolina del Norte, incluso en Arizona, la tierra de John McCain. En todos ellos el ¨ªndice de paro es inferior a la media nacional.
La desaceleraci¨®n europea es una losa sobre la econom¨ªa norteamericana
La campa?a de Obama conf¨ªa en esas cuentas para conservar la Casa Blanca, aunque sabe que, para conseguirlo, necesitar¨¢ una fuerte movilizaci¨®n de sus bases electorales m¨¢s seguras, los j¨®venes y los hispanos. En ese sentido puede ayudar algo el reciente anuncio sobre el respaldo del presidente al matrimonio entre parejas del mismo sexo. Por lo que respecta a los hispanos, un grupo en el que Obama supera a Romney por casi 40 puntos en las encuestas, la principal amenaza es que finalmente no acudan a las urnas en la misma proporci¨®n en que lo hicieron hace cuatro a?os.
En el mejor escenario posible, en el cuartel general de la campa?a dem¨®crata, en Chicago, se asume con naturalidad la posibilidad de que el presidente, aunque gane, sufra una considerable erosi¨®n de votos.
Obama ha hecho un trabajo apreciable al frente de la naci¨®n, sobre todo en la reparaci¨®n de algunos de los graves da?os heredados. Pero, por m¨²ltiples razones, no ha redondeado una gran presidencia. Su mayor logro, la reforma sanitaria, ni siquiera es una baza electoral. No puede aspirar en noviembre a la coronaci¨®n con la que quiz¨¢ so?¨® alg¨²n d¨ªa. Sigue siendo, sin embargo, un buen candidato. Unas elecciones, en ¨²ltima instancia, consisten en decidir si la opci¨®n A es mejor que la opci¨®n B, y ah¨ª Obama es una excelente carta. Pero estas elecciones en particular se celebran en un tiempo de convulsi¨®n en el que la impaciencia e inconsideraci¨®n de los votantes saltan barreras y cruzan oc¨¦anos, en una galopada justiciera que no conoce amigos.
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