La Haya condena a Charles Taylor a 50 a?os por cr¨ªmenes de guerra
El Tribunal Especial de la ONU para Sierra Leona cierra el primer juicio completo contra un exjefe de Estado
Charles Taylor, expresidente de Liberia, ha sido condenado a 50 a?os de c¨¢rcel por cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad cometidos en su pa¨ªs y en Sierra Leona. El Tribunal Especial para Sierra Leona, que ya le declar¨® culpable el pasado abril, considera probado que ayud¨® e instig¨® las guerras de su tierra, y la de sus vecinos, de 1991 a 2002. ¡°El Tribunal ha tenido en cuenta la gravedad y el impacto f¨ªsico y emocional de los cr¨ªmenes perpetrados contra la poblaci¨®n civil. Los mutilados tendr¨¢n que vivir siempre de la beneficencia. Las mujeres violadas sufrir¨¢n el estigma del asalto, y el rechazo que padecen los hijos que tuvieran. A los menores reclutados se les rob¨® la infancia¡±, ha dicho el juez Richard Lussick, al leer la decisi¨®n. La fiscal¨ªa hab¨ªa pedido 80 a?os de pena. Taylor ha pedido ser internado en el Reino Unido, un encarcelamiento que se producir¨ªa despu¨¦s del proceso de apelaci¨®n, que puede durar seis meses.
Los jueces no han aceptado las circunstancias atenuantes presentadas por la defensa. No ha contado en favor de Taylor el hecho de estar casado y con hijos. Tampoco los problemas de salud que aduce padecer, ni el tiempo que pas¨® exiliado en Nigeria, ¡°que no pueden compararse con un internamiento¡±. ¡°Ten¨ªa restricciones para salir de Nigeria y estaba prohibido que se metiera en pol¨ªtica, pero eso no equivale a una prisi¨®n preventiva al uso¡±, seg¨²n Lussick. ¡°Era un jefe de Estado y aunque no participara personalmente en los cr¨ªmenes, su estatus a?ade gravedad a la situaci¨®n puesto que traicion¨® la confianza de la ciudadan¨ªa¡±. Fue el Gobierno nigeriano el que entreg¨® finalmente a Taylor en 2006 al tribunal especial.
El fallo es hist¨®rico por dos motivos: es la primera vez que la justicia internacional lleva a t¨¦rmino un proceso contra un antiguo jefe de Estado. Taylor, adem¨¢s, no estuvo presente en los cr¨ªmenes cometidos. Nunca puso el pie en territorio sierraleon¨¦s, pero se le ha considerado responsable directo de los asesinatos, mutilaciones y violaciones de civiles, as¨ª como del reclutamiento de ni?os soldado y la esclavitud de mujeres y campesinos inocentes. ¡°Las declaraciones de testigos llegados ante este tribunal han contado c¨®mo tuvieron que cortarle las manos, o bien los pies, al se?alado como enemigo. Un ni?o soldado explic¨® que lo hac¨ªa por orden de sus superiores. Otra declaraci¨®n detall¨® c¨®mo le arrancaron los ojos a una mujer para que no reconociera a sus violadores. Unos hechos de una gravedad e impacto que no desaparecer¨¢n jam¨¢s. Y el acusado no ha aceptado su responsabilidad por lo ocurrido ni mostrado remordimientos¡±, a?adi¨® Lussick. ¡°La Sala rechaza, como asegura la defensa, que todo sucediera a espaldas de Taylor. En todo caso, eso ser¨ªa una circunstancia agravante. Era el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas liberianas¡±.
Nacido en 1948, Charles Taylor se convirti¨® en presidente de Liberia en 1997. Antes, en 1983, hab¨ªa estado en una c¨¢rcel en Estados Unidos, adonde huy¨® despu¨¦s de haber estafado un mill¨®n de d¨®lares del presupuesto nacional liberiano. Escapado en circunstancias poco aclaradas de una celda en Massachusetts, regres¨® a Liberia en 1989. All¨ª encabez¨® una rebeli¨®n que desemboc¨® en una guerra civil. En 1991 apoy¨® a los rebeldes de Sierra Leona cuando estall¨® un conflicto armado entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla. Durante su carrera pol¨ªtica, una vez conseguida la presidencia de Liberia, ¡°los diamantes sierraleoneses que recib¨ªa [diamantes de sangre porque fueron moneda de cambio] a cambio de armas, sirvieron la causa rebelde en el pa¨ªs vecino. Ello explica el tr¨¢fico de armas desde Sierra Leona¡±, reza la sentencia.
El juicio se ha desarrollado en Holanda por motivos de seguridad, dada la influencia de Taylor en el oeste africano. Si bien La Haya acept¨® ser la sede territorial del Tribunal para Sierra Leona, declin¨® meterlo, llegado el momento, en una de sus c¨¢rceles. El Reino Unido puso entonces su red penitenciara a disposici¨®n de Naciones Unidas.
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