El Vaticano, incapaz de frenar la hemorragia de esc¨¢ndalos
Las nuevas revelaciones dan sobre el paradero de la chica de 15 a?os desaparecida en 1983 El mayordomo del Papa habr¨ªa actuado durante los ¨²ltimos meses como agente doble
Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo. Dos semanas despu¨¦s de la detenci¨®n de Paolo Gabriele, el Vaticano sigue sin explicar cu¨¢ndo, desde cu¨¢ndo, por qu¨¦ y para qui¨¦n rob¨® el mayordomo infiel la correspondencia secreta del Papa. En consecuencia, los periodistas ¡ªen el papel del diablo¡ª se han puesto a rebuscar por su cuenta y lo que empieza a surgir, en medio de la hemorragia incontenible de filtraciones, es un agujero insondable de esc¨¢ndalos interconectados. Un topo que antes de su detenci¨®n hizo de agente doble. Una muchacha de 15 a?os desaparecida hace tres d¨¦cadas y cuyo rastro vuelve ahora para se?alar a un supuesto obispo ped¨®filo. Y un banquero de Dios ca¨ªdo en desgracia y perseguido hasta la deshonra por un grupo de cardenales furiosos. La interconexi¨®n es un peque?o Estado de 40 hect¨¢reas gobernado por hombres ya ancianos cuya te¨®rica funci¨®n es administrar los asuntos de Dios en la Tierra.
Paolo Gabriele sigue detenido, aunque tambi¨¦n esto es una cuesti¨®n de fe. Nadie sabe a ciencia cierta qu¨¦ derechos asisten al mayordomo, si ha declarado realmente o si no, si lo ha hecho asistido de abogado, si ha llegado a alg¨²n tipo de acuerdo con su empresa que es a la vez su Estado, su polic¨ªa y su juez. Tanto es as¨ª, que el portavoz de los abogados de Paolo Gabriele es tambi¨¦n el portavoz del Papa, Federico Lombardi, un hombre, por lo general, de pocas palabras. Por tanto, todo lo que se sabe del filtrador detenido es lo que se filtra, valga la redundancia. Y, seg¨²n los ¨²ltimos datos, Paolo Gabriele, el traidor, el topo, habr¨ªa actuado durante los ¨²ltimos meses de agente doble.
Tras ser descubierta su traici¨®n, la Gendarmer¨ªa vaticana habr¨ªa pactado con ¨¦l la identificaci¨®n de sus compinches. Solo as¨ª se explicar¨ªa el hecho de que el tal Paoletto, de 46 a?os, casado y con tres hijos, conservara en su apartamento de la ciudad del Vaticano tres cajas repletas de documentos secretos. En los ¨²ltimos d¨ªas antes de su detenci¨®n, el mayordomo habr¨ªa seguido filtrando cartas de Benedicto XVI pero ya bajo la supervisi¨®n de Domenico Giani, el superpolic¨ªa al frente de la Gendarmer¨ªa. A cambio de su colaboraci¨®n, Paolo Gabriele habr¨ªa obtenido la promesa de un indulto papal no muy lejano y el compromiso de que su familia pueda seguir viviendo en V¨ªa Porta Angelica, al resguardo del muro vaticano.
En la misma casa, por cierto, que la madre de Emanuela Orlandi. La muchacha desapareci¨® en 1983 junto a la bas¨ªlica de San Apolinar. Solo ten¨ªa 15 a?os. Su padre era funcionario vaticano y desde siempre se especul¨® con que detr¨¢s de su desaparici¨®n estuviese el terrorismo internacional ¡ªel turco Al¨ª Agca hab¨ªa atentado dos a?os antes contra Juan Pablo II¡ª o las siempre turbias cuentas del Vaticano. Hasta se temi¨® que los restos de la muchacha estuviesen en la misma tumba que Enrico de Pedis, el ¨²ltimo jefe de la banda de la Magliana, enterrado hasta hace unos d¨ªas en una cripta de la bas¨ªlica de San Apolinar, como si se tratase de un cardenal. En los ¨²ltimos d¨ªas, y a la luz de las filtraciones, el rastro de la muchacha vuelve a conducir al Vaticano. Las nuevas pistas conducen a Boston, a una direcci¨®n postal de un supuesto cardenal ped¨®filo. La madre de Emanuela, que se cruza en el zagu¨¢n con la esposa del mayordomo, sigue rog¨¢ndole a Benedicto XVI qu¨¦ le diga lo que sabe. Pero el Papa calla. Su silencio mereci¨® la pasada semana un sonoro abucheo de una parte de las personas congregadas en la plaza de San Pedro. Un hecho grave, jam¨¢s visto.
La explicaci¨®n oficial de lo que est¨¢ sucediendo se circunscribe a los tres datos aportados por el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano. El mayordomo ha iniciado la declaraci¨®n formal. La imputaci¨®n es de ¡°robo con agravante¡±, que puede conllevar una pena de hasta ocho a?os de reclusi¨®n. Seg¨²n la legislaci¨®n vaticana, la ¡°custodia cautelar¡± puede mantenerse durante 50 d¨ªas prorrogables a otros 50. Lombardi, como no pod¨ªa ser de otra manera, a?adi¨® que todo es secreto. Todo, claro est¨¢, menos lo que se filtra. Y de un tiempo a esta parte, el Vaticano, adem¨¢s de escenario de una feroz guerra de poder entre cardenales, es un gran emisor de documentos secretos. Una hemorragia de esc¨¢ndalos que el Vaticano no acierta a frenar.
La primera reacci¨®n, marca de la casa, fue el silencio. La segunda, en la voz del Papa citando a Jes¨²s de Nazaret, mostraba una cierta indiferencia: ¡°Cay¨® la lluvia, se desbordaron los r¨ªos, soplaron los vientos y se abatieron sobre aquella casa, pero no cay¨®, porque estaba fundada en la roca¡¡±. La tercera reacci¨®n, m¨¢s terrenal, fue la que, el lunes por la noche, se apa?¨® el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Hizo llamar a un entrevistador de la RAI y, con las respuestas escritas en un papel, ofreci¨® c¨®modamente su versi¨®n: ¡°Ataques han existido siempre, tambi¨¦n en los tiempos de Pablo VI, aunque ahora parece que son m¨¢s feroces, hirientes y organizados¡±. No dijo por qui¨¦n. Bertone tuvo palabras de afecto para Benedicto XVI ¡ª¡°es un hombre manso, de gran fe y de gran oraci¨®n que no se deja intimidar por los ataques¡±¡ª, aunque en la pr¨¢ctica su firma ha servido para alejar del Vaticano a grandes colaboradores del Papa. Sobre todo a aquellos ¡ªel arzobispo Carlos Mar¨ªa Vigan¨°, el propio Gotti Tedeschi¡ª cuya funci¨®n consist¨ªa en poner luz sobre los muy sucios dineros del Vaticano.
El tercer asunto nos devuelve al presente, aunque un presente tan oscuro como el pasado. Solo unos d¨ªas despu¨¦s de ser destituido por el Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, el banquero de Dios, soporta una persecuci¨®n en la que muchos creen ver el largo brazo justiciero del cardenal Tarcisio Bertone. Un asunto que merece cap¨ªtulo aparte.
Los personajes de la trama
Benedicto XVI
A sus 85 a?os, enfermo, el papa Benedicto XVI no parece sentirse con fuerzas de poner orden en el campo de batalla en que a todas luces se ha convertido el Vaticano. Todo el mundo se?ala a Joseph Ratzinger como el hombre de fe, erudito, introvertido, dedicado a sus libros, tan distinto de su antecesor, el viajero Juan Pablo II. Sin embargo, el Papa alem¨¢n conoce bien los vericuetos de la Santa Sede, no obstante lleg¨® a Roma en 1981, fue la sombra de Karol Wojtyla y dirigi¨® con mano firme la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisici¨®n. A todas luces, Joseph Ratzinger sabe d¨®nde est¨¢ la aver¨ªa, pero sus ¨²ltimas intervenciones en Mil¨¢n indican que dejar¨¢ que sea su sucesor el que las intente arreglar.
Tarcisio Bertone
Seg¨²n uno de los primeros documentos filtrados en el caso Vaticanleaks, el cardenal italiano Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (capital de la isla de Sicilia), dijo durante un viaje a China que el Papa y su n¨²mero dos, Tarcisio Bertone, se llevan a matar y que Benedicto XVI estar¨ªa dejando todo atado y bien atado para que su sucesor al frente de la Iglesia fuese el actual arzobispo de Mil¨¢n, el cardenal Angelo Scola. La guerra en el Vaticano ya exist¨ªa, pero se recrudeci¨®. Bertone, salesiano, extrovertido, es el enemigo n¨²mero uno de una buena parte de la curia vaticana, la llamada casta de los diplom¨¢ticos pontificios. Son los mismos que considera que el papa Benedicto XVI ha ido demasiado lejos al promover la transparencia en los dineros de la Iglesia y a cortar de un tajo la permisividad con los abusos a menores.
Emanuela Orlandi
Emanuela Orlandi, de 15 a?os, hija de un empleado del Vaticano. La ¨²ltima vez que la vieron fue a las siete de la tarde del mi¨¦rcoles 22 de junio de 1983, tras salir de clase de m¨²sica, junto a la romana bas¨ªlica de San Apolinar, a solo unos metros de la plaza Navona. Su familia empapel¨® la ciudad con su retrato en blanco y negro: "Pelo negro, largo y lacio. Pantal¨®n vaquero y camisa blanca. Zapatillas de gimnasia. 1,60 de estatura¡". Unas horas despu¨¦s, en la ciudad del Vaticano se empezaron a recibir llamadas de los supuestos secuestradores. Un var¨®n que hablaba italiano con acento anglosaj¨®n ped¨ªa la liberaci¨®n del turco Al¨ª Agca, quien dos a?os hab¨ªa atentado contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro. Las extra?as y muy escurridizas llamadas telef¨®nicas -hubo hasta 16 y ninguna logr¨® ser grabada por la polic¨ªa- desaparecieron un d¨ªa y jam¨¢s se supo si detr¨¢s de su secuestro estaba realmente el terrorismo internacional o las siempre turbias cuentas del Vaticano.
Paolo Gabriele
Es una de las nueve personas laicas que compart¨ªan la vida diaria del Papa en su apartamento, la llamada "familia pontificia". Se trata de un hombre de buena presencia, muy reservado, extremadamente religioso y devoto de la santa polaca Faustina Kowalska. Hasta su detenci¨®n, viv¨ªa con su familia en un confortable apartamento dentro de las 40 hect¨¢reas que conforman el Estado Vaticano. Fue all¨ª donde, seg¨²n los medios italianos, Domenico Giani, el comandante en jefe de la Gendarmer¨ªa, habr¨ªa encontrado numerosas fotocopias de la correspondencia privada del Papa: "Cajas repletas de documentos y el aparataje necesario para fotografiar y reproducir documentos". Ni su confesor cree que Paolo Gabriele, conocido por sus amigos como Paoletto, haya sido capaz de urdir en solitario una conspiraci¨®n de tal magnitud.
Ettore Gotti Tedeschi
Tedeschi es de los pocos que guarda fidelidad al Papa. De hecho, fue el propio Joseph Ratzinger quien se lo recomend¨® a Bertone. Eran viejos amigos. El economista, miembro del Opus Dei, hab¨ªa colaborado con el Papa en la enc¨ªclica "Caritas in veritate". Ahora la colaboraci¨®n que le ped¨ªa era Limpiar el Banco del Vaticano. Bertone y Tedeschi chocan. Hasta el punto de no dirigirse la palabra.. El Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR), conocido como el Banco Vaticano, anunci¨® la destituci¨®n de su presidente, Gotti Tedeschi, por irregularidades en su gesti¨®n. La explicaci¨®n oficial, en lenguaje diplom¨¢tico, achacaba al economista, de 67 a?os, "no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo". Lo cierto es que la Banca del Vaticano est¨¢ siendo sometida desde el pasado mes de septiembre a una investigaci¨®n judicial por supuesta violaci¨®n de las normas contra el blanqueo de capitales. Adem¨¢s de a Gotti Tedeschi -presidente tambi¨¦n del Santander Consumer Bank, la filial italiana del Banco Santander--, la fiscal¨ªa investiga al director general del IOR, Paolo Cipriani. El directivo depurado ha mostrado gran enfado en sus declaraciones a la prensa: "Prefiero no hablar. Si lo hiciera, solo dir¨ªa palabras feas. Me debato entre el ansia de explicar la verdad y no querer turbar al Santo Padre con tales explicaciones".
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