La corrupci¨®n pone a la capital de EE UU al borde de la par¨¢lisis pol¨ªtica
El alcalde est¨¢ sujeto a una investigaci¨®n federal Por primera vez, dos concejales han cesado por pr¨¢cticas delictivas
La capital de Estados Unidos est¨¢ al borde de la par¨¢lisis pol¨ªtica por una serie de casos de corrupci¨®n que han minado la credibilidad de un Gobierno local, elegido hace solo dos a?os, que ya vivi¨® una crisis similar en los noventa. El nuevo alcalde de Washington, el dem¨®crata Vincent G. Gray, est¨¢ sujeto a una investigaci¨®n federal y, por primera vez desde que el Distrito de Columbia adquiriera su autonom¨ªa hace 38 a?os, dos concejales han cesado de sus cargos, acusados de fraude y malversaci¨®n de fondos.
La fiscal¨ªa comenz¨® a investigar a Gray en marzo de 2011 despu¨¦s de que uno de sus contrincantes en las elecciones, Sulaimon Brown, denunciara que aqu¨¦l le hab¨ªa pagado por presentarse como candidato a la Alcald¨ªa en 2010 para desprestigiar al entonces regidor, Adrian M. Fenty. Meses despu¨¦s, Brown ocupaba un cargo como asesor del nuevo primer edil. Hace unas semanas, dos de los miembros del equipo electoral de Gray reconocieron haber desviado fondos hacia la campa?a de Brown.
Adem¨¢s de una supuesta financiaci¨®n irregular de la campa?a de Gray, la prensa ha denunciado casos de nepotismo y de sobresuledos a funcionarios afines
Fenty gobern¨® durante solo un mandato y fue un alcalde muy popular en los distritos m¨¢s adinerados de Washington. En estos, sin embargo, no existe un gran volumen de votantes ya que sus residentes suelen trabajar en embajadas e instituciones internacionales y no est¨¢n empadronados en la capital. En los barrios de mayor¨ªa afroamericana, por contra, se acusaba al exalcalde de ignorar la pobreza creciente en la que viv¨ªan. Desde que Gray se hiciera cargo del Ayuntamiento, las sospechas de corrupci¨®n sobre su administraci¨®n no han hecho m¨¢s que crecer. Adem¨¢s de una supuesta financiaci¨®n irregular de su campa?a, la prensa ha denunciado casos de nepotismo y de sobresuledos a funcionarios afines.
Este mi¨¦rcoles, Kwame Brown, el presidente del Consejo de la ciudad de Washington D.C, el segundo cargo m¨¢s importante tras el del alcalde, present¨® su dimisi¨®n tras haber sido imputado por fraude bancario durante 2005 y 2006 y por violar las leyes electorales del distrito en los comicios municipales de 2008. Su renuncia se produce cinco meses despu¨¦s de que Harry Thomas Jr, otro de los miembros electos (concejales) del Gobierno local de la capital, reconociera que se apropi¨® de 350.000 d¨®lares de fondos municipales para su beneficio personal. Thomas ha sido condenado a prisi¨®n.
Tras los esc¨¢ndalos de los 90, el Consistorio parec¨ªa haber recuperado la confianza de los congresistas, quienes estaban dispuestos a incrementar su presupuesto
Brown, en el Ayuntamiento desde 2004, decidi¨® alinearse con Gray en las elecciones municipales de 2010 para desbancar a Fenty, a quien acusaron de gobernar solo para los blancos. Con la victoria de Gray, Brown se posicion¨® como su sucesor. Todos ve¨ªan en este ambicioso pol¨ªtico de 41 a?os, que se preocup¨® por aparecer como un afroamericano de ideas progresistas ¨Ca favor del matrimonio homosexual- que se sent¨ªa igual de c¨®modo en los suburbios que en los barrios residenciales, el recambio generacional perfecto para el actual regidor. Brown, como Fenty y Gray, son pol¨ªticos afiliados al Partido Dem¨®crata. En Washington, la presencia de los republicanos es marginal.
La renuncia de Brown ha disparado todas las inc¨®gnitas sobre el futuro en la Administraci¨®n local si Gray acabara imputado -fuentes del Ayuntamiento, citadas por The Washington Post, aseguran que las elecciones municipales se har¨ªan coincidir con las presidenciales del pr¨®ximo 6 de noviembre-. Desde que en 1974 se concediera la autonom¨ªa al Distrito de Columbia, el Capitolio tiene al Gobierno de la ciudad en su punto de mira, cuestionando su capacidad para gestionar de manera independiente la econom¨ªa de la capital de EE UU.
Tras los esc¨¢ndalos de los 90, el Consistorio parec¨ªa haber recuperado la confianza de los congresistas, quienes estaban dispuestos a incrementar su presupuesto. (El Distrito de Columbia, que engloba a la capital federal, tiene representaci¨®n en el Congreso pero no tiene facultad de voto). Estos nuevos esc¨¢ndalos pueden quebrar la buena sinton¨ªa en un momento en que la ciudad est¨¢ inmersa en plena recuperaci¨®n econ¨®mica.
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