Resuelto el crimen que fascin¨® a Australia y persigui¨® a una madre durante 32 a?os

Una noche de agosto de 1980, un beb¨¦ de solo nueve semanas, Azaria Chamberlain, desapareci¨® misteriosamente de la tienda de campa?a que su familia hab¨ªa plantado en un parque nacional de Australia. El misterioso crimen, que llev¨® a su madre a la c¨¢rcel durante tres a?os en los ochenta y dio una candidatura a los Oscar a Meryl Streep por encarnarla, se acaba de resolver. ¡°Su muerte fue resultado de que la atacara y se la llevara un dingo¡±, un perro salvaje aut¨®ctono, ha proclamado solemne este martes en un juzgado de Darwin (al norte de Australia) la magistrada Elizabeth Morris, autora de esta investigaci¨®n que cierra el caso.

La magistrada ha a?adido una frase que ilustra un debate clave en este caso: ¡°Es obvio que los dingos pueden [atacar] y atacan a seres humanos¡±. Lindy y Michael, los padres de la ni?a, siempre insistieron en su inocencia y culparon a perros. Hace solo unos meses lograron la reapertura de la investigaci¨®n con pruebas de otros ataques de dingos a personas.

¡°Ha sido una batalla terror¨ªfica, a ratos amarga, pero ahora tenemos la oportunidad de que sane de alguna manera y de que el esp¨ªritu de nuestra hija descanse¡±. El cad¨¢ver de Azaria nunca fue hallado, lo que envolvi¨® de misterio este suceso ocurrido en uno de los lugares m¨¢s tur¨ªsticos del pa¨ªs: a los pies de Uluru, antes conocida como la roca Ayers, el lugar m¨¢s sagrado para los abor¨ªgenes. Adem¨¢s, la frialdad con la que la madre reaccion¨® y las creencias de los Chamberlain ¨Cadventistas del s¨¦ptimo d¨ªa- dispararon los recelos de sus compatriotas. Pronto se convirtieron en sospechosos, sobre todo ella.

La se?ora Chamberlain, que insisti¨® hasta la saciedad en que aquella noche vio a un dingo salir de la tienda de campa?a, abandon¨® con una enorme sonrisa el juzgado el martes. Conclu¨ªa una batalla judicial que ella y su hoy exmarido han dado para que se zanjaran definitivamente las dudas en torno al caso. Una primera investigaci¨®n respald¨® a los padres pero, en 1981, ambos fueron juzgados por la muerte de su hija.

Lindy, embarazada entonces de su cuarto hijo, fue condenada a cadena perpetua por asesinato; su marido, como c¨®mplice. Ella pas¨® tres a?os en prisi¨®n, hasta que en 1987 una comisi¨®n de investigaci¨®n anul¨® las condenas tras el descubrimiento, por casualidad, de restos de la ropa del beb¨¦ Azaria en la zona, plagada de guaridas de perros salvajes. Una tercera investigaci¨®n, en 1995, gener¨® nuevas dudas ahora zanjadas.

Preguntada por estos 32 a?os de calvario en la BBC, Lindy ha dicho: ¡°No lo puedo describir. Espero que nadie tenga que pasar por ello. Lo importante es que sabes que eres inocente al margen de lo que digan, que puedes ir con la cabeza alta y mirar a la gente a los ojos¡±. El dingo se llev¨® a mi beb¨¦ es el expresivo t¨ªtulo del libro, de 900 p¨¢ginas, publicado en marzo pasado, en el que cuenta su versi¨®n de un drama que ha fascinado a los tabloides australianos durante d¨¦cadas.

El drama de los Chamberlain fue recreado en una pel¨ªcula, Un grito en la oscuridad, en la que Streep interpreta a la madre. La actriz estadounidense logr¨® un premio en Cannes y una candidatura a los Oscar en 1988. Tambi¨¦n se convirti¨® en una ¨®pera. Y en una miniserie.

¡°Obviamente estamos aliviados y encantados de que esta saga acabe¡±, ha declarado la madre, que a la salida de la sala mostraba esta ma?ana el certificado de defunci¨®n de Azaria, donde como causa de la muerte dice que muri¨® en un ataque de dingos. ¡°Ahora Australia ya no podr¨¢ seguir diciendo que los dingos no son peligrosos¡±, ha a?adido.

La compungida magistrada acababa de pedir solemnemente perd¨®n a la familia de la v¨ªctima: ¡°Acepten por favor mi p¨¦same m¨¢s sincero por la muerte de su querida hija y hermana¡±. ¡°Creo que esas disculpas eran en nombre del pueblo australiano¡±, le ha explicado despu¨¦s Lindy a la BBC.

Cuando la noche del martes ya ca¨ªa en Darwin, Lindy segu¨ªa dando entrevistas a canales de televisi¨®n internacionales. En todos mostraba al mundo el certificado de defunci¨®n de su beb¨¦, Azaria; y con ¨¦l, su inocencia. 32 a?os despu¨¦s.