Los griegos acumulan dinero y alimentos ante la deriva pol¨ªtica
El Plan de austeridad se queda sin defensores para las elecciones del domingo
Los griegos afrontan las elecciones generales del domingo, las segundas en un mes, sin grandes trepidaciones. Simplemente se preparan para cualquier eventualidad. Se aceleran las retiradas de dep¨®sitos bancarios, se almacena comida en casa y se observa con mucha atenci¨®n la crisis general del euro. El plan de austeridad ya casi no tiene quien lo defienda: incluso los conservadores de Nueva Democracia, paladines del europe¨ªsmo y el cumplimiento de los compromisos, dicen que hay que renegociar lo firmado.
Los recortes impuestos por los acreedores (Comisi¨®n Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) han demostrado ser un bucle recesivo. Cuanto m¨¢s se recorta el gasto, m¨¢s menguan los ingresos y m¨¢s dif¨ªcil resulta pagar la deuda. El Estado ha recaudado en el ¨²ltimo ejercicio, de mayo de 2011 a mayo de 2012, 19.400 millones, mil millones menos que el a?o anterior y 660 menos de lo que ten¨ªa previsto. Grecia ha hecho lo que se le ha exigido y ha reducido su d¨¦ficit primario a 2.400 millones, cuando el objetivo era de 4.200 millones. Pero cuando a ese d¨¦ficit se suman los intereses de la deuda, incluso tras la condonaci¨®n de una parte de la misma, los objetivos saltan por los aires.
Seg¨²n los datos publicados el martes por el Ministerio de Finanzas, el Estado solo est¨¢ pagando salarios de funcionarios y pensiones: todo lo dem¨¢s, desde los medicamentos de los afiliados a la Seguridad Social hasta las obras p¨²blicas imprescindibles, se deja a deber. Y a¨²n as¨ª, solo queda dinero hasta julio. La Inspecci¨®n de Trabajo tambi¨¦n es pesimista. Estima que m¨¢s de un tercio del empleo se refugia en la econom¨ªa sumergida y que, pese al recorte de los salarios, de casi el 25%, el trabajo en negro crece de forma constante.
No es extra?o que los ciudadanos retiren dinero de los bancos. La agencia Reuters, citando fuentes de las mayores entidades bancarias, dijo ayer que hasta 800 millones de euros dejaban cada d¨ªa las cuentas corrientes para desplazarse a t¨ªtulos en d¨®lares, bonos alemanes, cajas de seguridad o escondites dom¨¦sticos. Otras fuentes reducen la cifra de retiradas a la mitad. En cualquier caso, pese a que cuatro de cada cinco griegos se declaran partidarios de seguir con el euro, declina la confianza en que se pueda mantener la uni¨®n monetaria. Quien puede, acumula en casa euros y provisiones por si la situaci¨®n revienta.
Impera la sensaci¨®n de que los d¨ªas que faltan para las elecciones son tiempo perdido. Y no existe garant¨ªa de soluci¨®n. Nadie obtuvo una mayor¨ªa suficiente en la convocatoria electoral de mayo y el peligro de un nuevo fiasco es ahora el mayor miedo. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si, pese al ¡°premio¡± de 50 esca?os al partido m¨¢s votado, tampoco nadie pudiera gobernar? ?Habr¨ªa otras elecciones? ?Exigir¨ªan los acreedores una dictadura tecnocr¨¢tica? ?Alguien apelar¨ªa al Ej¨¦rcito? No hay nada previsto.
Tanto el partido conservador Nueva Democracia como los izquierdistas de Syriza se declaran seguros de la victoria. No deben estarlo tanto, vistos sus ejercicios de prestidigitaci¨®n y sus esfuerzos por captar hasta el ¨²ltimo voto indeciso. Nueva Democracia sol¨ªa prometer rigor econ¨®mico, europe¨ªsmo a ultranza y cumplimiento estricto de los acuerdos con los acreedores. Ahora, sin embargo, admite de forma abierta que el plan de austeridad firmado por el anterior Gobierno, el llamado ¡°protocolo¡±, hace imposible pagar la deuda, y anuncia una ¡°renegociaci¨®n amistosa¡± con los socios europeos y el FMI. Algo muy parecido a lo que ven¨ªa proponiendo Alexis Tsipras, l¨ªder de Syriza. Tsipras insiste en la renegociaci¨®n, pero habla tambi¨¦n de un gran ¡°programa para el crecimiento¡± sin que se sepa de d¨®nde sacar¨¢ el dinero para acometer inversiones p¨²blicas y a la vez devolver las pensiones, los subsidios y los salarios al nivel anterior a los recortes.
Los sondeos, que la ley electoral impide hacer p¨²blicos en Grecia, pronostican un resultado muy parejo para Nueva Democracia y Syriza. La noche del recuento puede ser larga. Tanto la derecha como la izquierda coinciden, sin embargo, en que el contexto del euro cambia con rapidez y en que la crisis generalizada abre un resquicio de esperanza para los griegos. Su pa¨ªs es el que est¨¢ peor dentro de la zona euro y, de hecho, se ha hundido en la quiebra, pero hay otros intervenidos, se ha abierto incluso la opci¨®n de la intervenci¨®n ¡°a la carta¡± con la ayuda a la banca espa?ola, y ni siquiera los pol¨ªticos alemanes pueden dejar de ver que la moneda, y con ella m¨¢s de medio siglo de construcci¨®n europea, puede irse al garete en cuesti¨®n de poco tiempo. La idea de combinar austeridad y est¨ªmulos al crecimiento (con la contrapartida de una devaluaci¨®n del euro y una mayor inflaci¨®n) ya no es una excentricidad de un griego populista como Tsipras, sino una propuesta formal de presidentes como el de Francia o el de Estados Unidos.
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