Ruedan los dados

Es una jugada triple. Tres monedas en el aire, tres dados que ruedan sobre la mesa o tres azarosas convocatorias electorales en el mismo d¨ªa, cada una por su lado y sin relaci¨®n alguna, salvo el mismo mar Mediterr¨¢neo que ba?a sus costas. Quiz¨¢ sea esta la corriente profunda que une a esos tres pa¨ªses, Francia, Grecia y Egipto, donde hoy los ciudadanos acuden a las urnas: el terremoto que desplaza las placas tect¨®nicas de la econom¨ªa y de la pol¨ªtica mundiales tiene su epicentro entre las dos orillas de la vieja cuenca mediterr¨¢nea.

Los franceses deciden hoy si quieren que su nuevo presidente, el socialista Fran?ois Hollande, tenga una mayor¨ªa absoluta que le deje las manos libres en la gesti¨®n europea de la actual crisis financiera; poca cosa si se compara con las espadas en alto de las otras dos contiendas electorales. El dilema de los griegos no es quedarse en el euro o abandonarlo, mantenerse dentro de la UE o salirse, pero as¨ª es como lo entender¨¢ todo el mundo, aunque lo desmientan las pretensiones de Nueva Democracia de Antonis Samaras de renegociar las condiciones del rescate de su econom¨ªa, al igual que lo desmienten las protestas de la izquierdista Syriza de Alexis Tsipras sobre la vocaci¨®n y voluntad europe¨ªstas de Grecia. La bifurcaci¨®n que se les ofrece a los egipcios es muy clara, entre el islamista Mohamed Morsi y el militar Ahmed Shafiq, ¨²ltimo primer ministro de Mubarak, dos opciones conservadoras en cada una de sus modalidades, la religiosa y moral de los Hermanos Musulmanes y la autoritaria y geopol¨ªtica del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

A nadie inquieta la segunda vuelta de las legislativas francesas, sobre todo porque los m¨¢rgenes del presidente de la Rep¨²blica son muy amplios cuando ya ha quedado excluido en la primera vuelta que tenga que practicar la cohabitaci¨®n con una mayor¨ªa parlamentaria adversa y su correspondiente Gobierno de distinto color. Ahora apenas quedan por determinar los m¨¢rgenes residuales para la maniobra y si tendr¨¢ esa mayor¨ªa absoluta aparentemente tan ventajosa para realizar las reformas m¨¢s dolorosas, pero que termina convirti¨¦ndose en un cors¨¦ asfixiante cuando no se utiliza con inteligencia, como le est¨¢ pasando a Mariano Rajoy estos d¨ªas.

Las otras dos elecciones, en cambio, producen v¨¦rtigo. Nunca nuestro planeta hab¨ªa mostrado tan crudamente sus reducidas dimensiones y la enorme interdependencia entre los pa¨ªses. En Atenas y en Sal¨®nica se decide nuestro futuro, el de la moneda ¨²nica y el de Europa. En El Cairo y en Alejandr¨ªa se juegan las relaciones entre nosotros y el nuevo mundo ¨¢rabe emergente de las revoluciones de 2011. Los ¨²ltimos 30 a?os de construcci¨®n europea y de paz y cooperaci¨®n entre Estados Unidos, Egipto e Israel dependen de estos dados que ruedan hoy en el cubilete mediterr¨¢neo.