Italia intenta crecer para salvarse del remolino griego

Mario Monti ora, pero tambi¨¦n labora.?El jueves, delante de Fran?ois Hollande, habl¨® de la necesidad urgente de impulsar el crecimiento, y 24 horas despu¨¦s aprob¨® un decreto que destina 80.000 millones de euros a incentivar el desarrollo. Tras cinco horas de reuni¨®n, el consejo de ministros tecn¨®crata dio luz verde a 61 medidas para aligerar el peso del Estado ¨Creduciendo sueldos y enajenando bienes p¨²blicos¡ªy, sobre todo, para ¡°reforzar la competencia, promover la demanda y estimular el dinamismo empresarial¡±. En la presentaci¨®n p¨²blica del decreto ¨Cporque Monti comparece pr¨¢cticamente todos los d¨ªas para informar de la situaci¨®n del pa¨ªs y adem¨¢s lo hace sin papeles--, el primer ministro italiano garantiz¨® su eficacia: ¡°Se trata de una medida robusta¡±.

Monti, ese se?or tan serio, es capaz de bailar con desparpajo en tres pistas a la vez. Cuando se pregunta a sus colaboradores cu¨¢l es la principal preocupaci¨®n del primer ministro, responden sin pensarlo: ¡°Europa¡±. Dedica muchas horas del d¨ªa a hablar con sus colegas europeos y no solo por tel¨¦fono. Las v¨ªdeo conferencias ¨Ccon Bruselas, Berl¨ªn y hasta con Washington-- se han convertido en algo cotidiano en el Palacio Chigi. La segunda pista es la de la pol¨ªtica italiana. Monti sigue intentando ¨Ccon m¨¢s voluntad que acierto¡ªque La Casta se regenere a s¨ª misma, que rebaje sus sueldos y privilegios. La tercera es tal vez la m¨¢s complicada. Se trata de gobernar como si estuviera sordo: aprobando las medidas que considera necesita el pa¨ªs al margen de la reacci¨®n de los mercados, los partidos, los sindicatos o la gente corriente, que ¨Cseg¨²n las ¨²ltimas encuestas¡ªcuando lleg¨® lo estimaba en un 71% y ahora solo un 33%. Pero Monti, cuyo mandato se termina en la primavera de 2013, sigue bailando. Eso s¨ª, cada paso que da, lo explica.

Ahora es el momento de la llamada ¡°fase dos¡±. La ¡°fase uno¡± incluy¨® los ajustes puros y duros, el tijeretazo m¨¢s doloroso ¨Cy m¨¢s f¨¢cil de ejecutar¡ªa pensionistas y trabajadores. De tal forma, el consejo de ministros del viernes, explic¨® Monti, se centr¨® ¡°en la reducci¨®n de la dimensi¨®n y del peso del Estado y, sobre todo, en el crecimiento¡±. Las medidas aprobadas prev¨¦n la cesi¨®n de parte del patrimonio del Estado, ya sea vendiendo la participaci¨®n en algunas empresas de servicios ¨Coperaci¨®n con la que se pretende recaudar unos 10.000 millones de euros¡ª o enajenando un buen n¨²mero de inmuebles, no solo propiedad del Estado sino tambi¨¦n de entes regionales o locales. Adem¨¢s, y con car¨¢cter inmediato, el consejo de ministros acord¨® la reducci¨®n en un 20% de la ¡°direcci¨®n org¨¢nica¡± de la presidencia del Gobierno y en un 10% del ministerio de Econom¨ªa. Seg¨²n Antonio Catrical¨¤, tales recortes se traducir¨¢n en un ahorro anual de 25 millones de euros.

Con respecto a las medidas para el desarrollo, seg¨²n explic¨® el ministro Corrado Passera, buscan sobre todo un ¡°crecimiento sostenible¡± y un ¡°empleo de calidad¡±. Van desde la excepci¨®n de las empresas a pagar durante un tiempo el impuesto de bienes inmuebles hasta considerables ventajas fiscales para aquellas que contraten por tiempo indeterminado a personal ¡°altamente cualificado¡±. Esta medida, a la que se destinar¨¢n 50 millones de euros, pretende la creaci¨®n de 4.000 nuevos contratos. Adem¨¢s, el Gobierno busca tambi¨¦n con el decreto la simplificaci¨®n administrativa ¨Cla burocracia en Italia es ya un mal end¨¦mico--, as¨ª como la creaci¨®n de una serie de mecanismos para luchar contra la corrupci¨®n y el fraude fiscal. Por ejemplo, las administraciones p¨²blicas tendr¨¢n la obligaci¨®n de publicar en Internet todos los datos sobre suministros, subvenciones o incentivos cuyo montante supere los 1.000 euros. Tambi¨¦n est¨¢ contemplada la inversi¨®n en infraestructuras tales como la terminaci¨®n, durante el pr¨®ximo a?o, de la autopista Salerno-Reggio Calabria.

Los l¨ªderes de los partidos pol¨ªticos ¡ªdesde el centro izquierda al centro derecha¡ª que sostienen al Gobierno recibieron el decreto con precauci¨®n. Coincidieron en que llega tarde, tras ocho meses de Ejecutivo tecn¨®crata, y pidieron tiempo para leerlo antes de hacer ninguna valoraci¨®n. Lo que, bien pensando, no es mala noticia. La cr¨ªtica responsable, documentada, no era hasta ahora la moneda com¨²n. Ni en Italia ni en otros pa¨ªses del entorno.