Un militar y un islamista se disputan la presidencia de Egipto

Decidir entre apoyar a un militar o a un hombre de profundas convicciones religiosas resulta una tarea complicada para los 50 millones de egipcios, convocados a las urnas desde la ma?ana del s¨¢bado y hasta el domingo por la noche. La cita es de enorme calado. Se trata de elegir al hombre ¡ªno ha habido ninguna candidata¡ª que pilotar¨¢ la transici¨®n del pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo ¨¢rabe. Es adem¨¢s la puesta de largo democr¨¢tica de un pa¨ªs que elige a su presidente en unas elecciones libres, por primera vez en su historia. Es tambi¨¦n el pa¨ªs que hace 16 meses sorprendi¨® al mundo con una revoluci¨®n que destron¨® a su eterno dictador y que ahora teme una reinstauraci¨®n del antiguo r¨¦gimen.

Prueba de las tensiones que vive el pa¨ªs, los militares han anunciado que, tal y como estaba previsto tras la anulaci¨®n de un tercio de los esca?os, proced¨ªan al cierre oficial del Parlamento. Ante esta decisi¨®n, los Hermanos Musulmanes han pedido la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum y han inisistido en su rechazo al cierre de la sede parlamentaria. En un comunicado, la formaci¨®n islamista asegura que la Junta Militar, que se ha atribuido la capacidad de legislar, no tiene el derecho de "arrebatar el poder legislativo" y califica lo sucedido como "golpe a la marcha de la democracia" en el pa¨ªs.

Desde primera hora de la ma?ana, los egipcios se han ido dejando caer por?los colegios electorales. Las colas son aparentemente menores que las que se formaron en la primera vuelta de los comicios el mes pasado. Hay analistas que hablan de una posible ca¨ªda de la participaci¨®n ante el desencanto de buena parte de la poblaci¨®n que no se siente representada por ninguno de los dos candidatos. El calor abrasador tambi¨¦n podr¨ªa explicar que muchos votantes decidan esperar a ¨²ltima hora de la tarde para acercarse a votar.

Ahmed Shafiq, antiguo piloto militar y el ¨²ltimo primer ministro que tuvo el r¨¦gimen de Mubarak se enfrenta a Mohamed Morsi, un hombre con poco tir¨®n, que encabeza la lista de los todopoderosos Hermanos Musulmanes. Los dos candidatos son de alguna manera fruto de las estructuras de poder del antiguo r¨¦gimen. Los revolucionarios de la plaza Tahrir no han sido capaces de sacar adelante un candidato con capacidad de competir.

No hay un claro favorito, ni sondeos que sirvan de orientaci¨®n, lo que incrementa las toneladas de incertidumbre que est¨¢n marcando este proceso electoral. Sin Parlamento, con una constituci¨®n pendiente de redactar y sobre todo sin que est¨¦ nada claro qu¨¦ papel va a jugar la Junta militar, se celebran los comicios. Con estos mimbres se estrenar¨¢ adem¨¢s el nuevo presidente. El 1 de julio es la fecha tope fijada para que los militares entreguen el poder.

El pasado jueves, a 48 horas de que abrieran las urnas, el tribunal Constitucional emiti¨® sendas sentencias, una de las cuales impone la disoluci¨®n del Parlamento que dominan los islamistas. Morsi se ha comprometido a acatar la decisi¨®n de la Corte, pero ha advertido tambi¨¦n que si pierden y sospechan que ha habido fraude, lanzaran a sus seguidores a la calle para que protagonicen la llamada segunda revoluci¨®n. La oposici¨®n laica y revolucionaria ha protestado en los dos ¨²ltimos d¨ªas ante lo que consideran un golpe de Estado blando con el que el Ej¨¦rcito trata de aferrarse al poder en el ¨²ltimo minuto. Numerosos analistas se adhieren a esta interpretaci¨®n y comparan lo sucedido esta semana en Egipto con el golpe de Estado en Argelia a principios de los 90, cuando los islamistas estaban a punto de hacerse con el poder. y que termin¨® por llevar al pa¨ªs a una guerra civil.

En la calle, la cosa cambia. Las preocupaciones a menudo son otras. ¡°No s¨¦ lo que hacen los militares ni lo quiero saber. Tampoco me importa que el presidente sea m¨¢s o menos religioso. Yo voy a votar a Shafiq por que lo ¨²nico que me importa es la seguridad y que vuelvan los turistas¡±, explica un comerciante que vende l¨¢mparas en el centro del Cairo. La seguridad en las calles, la estabilidad pol¨ªtica y una mejora econ¨®mica son las principales bazas de Shafiq, el candidato continuista.

Morsi sin embargo apela al cambio, a la ruptura con la era Mubarak y al renacer de un nuevo Egipto en el que eso s¨ª, la sharia, la ley isl¨¢mica ejerza de hilo conductor. ¡°Yo no pertenezco a los Hermanos musulmanes, pero voy a votar a Morsi porque no quiero que vuelva el antiguo r¨¦gimen. El Estado civil se encuentra ahora amenazado¡±, piensa Hissam Abdul Moenim, empleado de banca cairota. Junto a los convencidos est¨¢n los votan al que menos les disgusta y tambi¨¦n los que simplemente se quedar¨¢n en casa porque sienten que su voto poco influir¨¢ en el futuro de su pa¨ªs. Ma?ana domingo, las urnas volver¨¢n a abrir temprano y se cerrar¨¢n a las ocho de la tarde. Luego vendr¨¢n las primeras estimaciones y a principios de la semana que viene se conocer¨¢ por fin el nombre del nuevo presidente de Egipto.