Grecia quiere frenar la austeridad

Grecia tendr¨¢ pronto un Gobierno. Pero la tarea de Antonis Samar¨¢s, ganador de las elecciones del domingo, es dif¨ªcil ya desde antes de jurar el cargo. El l¨ªder de Nueva Democracia ha topado hoy con las reticencias de sus viejos rivales del Pasok, el partido con el que est¨¢ obligado a formar coalici¨®n, y con las condiciones de Izquierda Democr¨¢tica, cuyos diputados necesita para contar con una mayor¨ªa holgada. Los probables socios de coalici¨®n, que ma?ana mismo podr¨ªan anunciar un acuerdo, coinciden en la necesidad de renegociar las pol¨ªticas de austeridad impuestas por los acreedores.

La pr¨¢ctica pol¨ªtica abunda en paradojas. En Grecia, m¨¢s que en otros sitios. Antonis Samar¨¢s, el dirigente conservador que ahora se erige en palad¨ªn de la ortodoxia (hasta cierto punto) y en interlocutor privilegiado de los socios europeos, se opuso hace solo tres a?os a las condiciones del primer plan de rescate, porque estaba en la oposici¨®n. Evangelos Venizelos, el l¨ªder del Pasok que hoy considera ¡°una exigencia ineludible¡± la renegociaci¨®n con los acreedores, fue el ministro de Finanzas que firm¨® las condiciones del segundo rescate, las mismas que ahora quiere cambiar.

Samar¨¢s y Venizelos representan a los dos partidos, Nueva Democracia y Pasok, que, con especial protagonismo del segundo, malversaron los fondos p¨²blicos griegos, forjaron un Estado clientelista y derrochador y condujeron el pa¨ªs a su actual situaci¨®n. Antes eran el problema y ahora son la soluci¨®n. En cualquier caso, est¨¢n condenados a entenderse. Primero, porque solo ellos pueden formar una coalici¨®n m¨ªnimamente coherente. Segundo, porque ni sus votantes ni quienes votaron otras opciones, como Syriza, perdonar¨ªan que condenaran a Grecia a un nuevo vac¨ªo de poder.

Samar¨¢s ha acudido por la ma?ana al palacio presidencial para recibir del jefe del Estado, Karolos Papulias, el encargo de formar Gobierno. ¡°Mi objetivo consiste en formar r¨¢pidamente un Gabinete de salvaci¨®n nacional, con el mayor respaldo posible, porque la tarea es enorme¡±, ha dicho. Ese ambicioso objetivo qued¨® pronto reducido. Alexis Tsipras, l¨ªder de la segunda fuerza m¨¢s votada, Syriza, ha repetido una vez m¨¢s que su misi¨®n consist¨ªa en ejercer como jefe de la oposici¨®n y que no exist¨ªa ninguna posibilidad de que se aliara ¡°con los partidarios de la austeridad y del terrorismo econ¨®mico impuesto por los acreedores¡± de la troika (Uni¨®n Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

Tras reunirse con Papulias, Samar¨¢s ha tenido la primera conversaci¨®n formal con Venizelos, quien puso como condici¨®n para unirse al Gobierno ¡°la formaci¨®n de una coalici¨®n muy amplia¡±. Seg¨²n el l¨ªder del Pasok, era necesario incluir tambi¨¦n a los partidos opuestos a las pol¨ªticas de austeridad, la Izquierda Democr¨¢tica (un grupo creado el a?o pasado a partir del peque?o partido Synaspism¨®s y de una escisi¨®n del propio Pasok) y la misma Syriza. La postura de Venizelos ha tenido todo el aspecto de un brindis al sol: ha sido un gesto para la galer¨ªa, cosa que reconocieron los propios portavoces del partido. A los acreedores, que respiraron con alivio al conocerse la victoria de Nueva Democracia, les dar¨ªa un s¨ªncope si se encontraran a Syriza en el Gobierno de Atenas. Cosas m¨¢s raras se han visto, pero esta resulta altamente inveros¨ªmil.

Seg¨²n todos los analistas, la ¨²nica opci¨®n viable es la coalici¨®n Nueva Democracia-Pasok, que sumar¨ªa 162 diputados en un Parlamento de 300 esca?os. Ni Samar¨¢s ni Venizelos se hacen muchas ilusiones sobre la inclusi¨®n de ministros de la Izquierda Democr¨¢tica, pero conf¨ªan en que ese partido, opuesto a las condiciones del rescate financiero pero no tan maximalista (ni popular) como Syriza, se ofrezca a prestar su apoyo en las votaciones m¨¢s decisivas. ¡°Todo es discutible, incluso qui¨¦n deber¨ªa ser el jefe del Gobierno: podr¨ªamos preferir que no fuera Samar¨¢s, sino otro dirigente de Nueva Democracia o incluso una personalidad independiente¡±, ha comentado Fotis Kouvellis, l¨ªder de Izquierda Democr¨¢tica.

El nuevo Gobierno deber¨ªa estar listo esta misma semana para enfrentarse a una tarea gigantesca. No solo le corresponde aplicar algunas decisiones muy impopulares ya adoptadas por el anterior Gobierno tecnocr¨¢tico, bajo la presi¨®n de los acreedores, como el despido de 150.000 funcionarios. Debe, adem¨¢s, endurecer las pol¨ªticas de ajuste si aspira a que la troika de acreedores dulcifique un poco sus exigencias, al menos en los plazos de devoluci¨®n de la deuda. Y una nueva vuelta de tuerca, en un pa¨ªs que lleva cinco a?os de recesi¨®n y cuyos hospitales sufren desabastecimiento de cosas tan b¨¢sicas como gasas y jeringuillas, puede dar lugar a protestas populares violentas.

Samar¨¢s aspira a que su Gobierno dure hasta 2014, para hacer coincidir con las nuevas elecciones con las europeas de ese a?o. Quiz¨¢ dos a?os, vistas las circunstancias, constituyan un objetivo demasiado ambicioso.