Los islamistas demuestran su fuerza en Tahrir
Los Hermanos Musulmanes desaf¨ªan a los militares con una protesta multitudinaria
La plaza Tahrir, el term¨®metro de la revoluci¨®n se ha vuelto a llenar. Los movimientos revolucionarios y los Hermanos Musulmanes han sacado a los suyos a la calle para decirle a la Junta militar que no tolerar¨¢n que se resista a entregar el poder antes de que acabe el mes al primer presidente elegido libremente en Egipto. ¡°El 30 de junio fuera¡± fue una de las consignas que m¨¢s corearon los que a media tarde empezaron a dejarse caer por la plaza. Entrada la noche, la gigantesca plaza estaba atestada de gente.
Aunque la manifestaci¨®n fue tambi¨¦n convocada por varias organizaciones revolucionarias, entre ellas, el c¨¦lebre Movimiento 6 de Abril, en la plaza no se ve¨ªa ni rastro de los activistas laicos. Adem¨¢s de las banderas egipcias, siempre omnipresentes, s¨®lo se ve¨ªan fotograf¨ªas de Morsi, y los s¨ªmbolos de la Hermandad, y de su brazo electoral, el Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ).
La liturgia de la manifestaci¨®n se ajust¨® a la habitual en las movilizaciones islamistas. Una multitud de hombres, la mayor¨ªa j¨®venes y barbudos rodeaba el ¨²nico escenario. A unos 20 metros, se instal¨® un anillo de mujeres, todas ellas veladas. "Qu¨¦ caiga, que caiga el gobierno militar", coreaban miles de personas enfervorizadas. No falt¨® tampoco el habitual "Allahu akbar!" --Al¨¢ es grande!.
Esta nueva demostraci¨®n de fuerza se produce dos d¨ªas despu¨¦s de que la Junta militar que se hizo cargo del pa¨ªs tras la ca¨ªda de Hosni Mubarak emitiera una controvertida declaraci¨®n constitucional. El texto recorta los poderes del futuro presidente al tiempo que ampl¨ªa los de los militares. Uno de los principales puntos de fricci¨®n es el art¨ªculo que deja en manos el Ej¨¦rcito el poder legislativo tras la disoluci¨®n del Parlamento.
El pasado jueves, el tribunal constitucional emiti¨® una sentencia en la que declaraba ilegal un tercio de los esca?os resultantes de las elecciones legislativas del pasado invierno, lo que llev¨® a los militares a cerrar el Parlamento en su totalidad. ¡°Esa sentencia es ilegal¡±, estima Saad al Hoseiny, diputado de los Hermanos Musulmanes. ¡°El Parlamento va a seguir trabajando y celebraremos las sesiones donde haga falta¡±, a?adi¨® por tel¨¦fono.
Esta ma?ana, el Parlamento, en el que los islamistas gozan de ampl¨ªsima mayor¨ªa, amaneci¨® tomado por las fuerzas de seguridad. Decenas de polic¨ªas militares con equipamiento antidisturbios esperaban parapetados tras las barricadas de alambre de espino. La Junta militar quiere impedir a toda costa que los diputados retomen el hemiciclo por la fuerza.
Los hermanos Musulmanes han endurecido su tono en las ¨²ltimas horas, en las que han advertido a los militares que no permitir¨¢n que acaben por secuestrar la revoluci¨®n. La llamada a tomar Tahrir se enmarca en esta campa?a de advertencias a la Junta, con la que de confirmarse su victoria, los Hermanos Musulmanes tendr¨¢n que negociar infinidad de cuestiones. Sacar m¨²sculo haciendo gala de su poderoso apoyo popular justo en este momento, podr¨ªa resultarles especialmente beneficioso.
Mientras, la guerra de cifras electorales sigui¨® su curso a falta de resultados oficiales, cuya publicaci¨®n est¨¢ prevista para el pr¨®ximo jueves. Los Hermanos Musulmanes insistieron en afirmar que la suya es una victoria clara y esta vez aportaron documentos que dicen que prueban que han obtenido el 52% de los votos frente al 48% que habr¨ªa obtenido su rival, Ahmed Shafiq, ¨²ltimo primer ministro de la era Mubarak y el candidato preferido del Ej¨¦rcito. Los responsables de campa?a de Shafiq volvieron a rechazar esas cifras aportando las suyas, que otorgan la victoria a su candidato con un 51,5% de los votos.
Pero en Tahrir nadie albergaba dudas de que Mohamed Morsi, el candidato de la Hermandad ha ganado las elecciones. Las dudas se ce?¨ªan m¨¢s bien a si esa victoria acabar¨¢ por reconocerse y a qu¨¦ papel le reserva el Ej¨¦rcito al nuevo presidente. "Es imposible que nos arrebaten la presidencia del pa¨ªs. La Hermandad tiene los resultados oficiales de los 13.000 colegios electorales, firmados por el juez correspondiente", asegura Sami, un profesor de ¨¢rabe de mediana edad que se declara miembro del PLJ, mientras sostiene una cartulina que reza "No a la ley militar".
Cuando el reloj se acerca a las 7 de la tarde y el sol cae, los c¨¢nticos se apagan de golpe, y desde los micr¨®fonos se hace una llamada a la oraci¨®n, la pen¨²ltima del d¨ªa. Antes de alinearse, e inclinarse con la frente en el suelo, algunos de los asistentes realiza las abluciones con botellitas de agua.
Mohamed, un estudiante de qu¨ªmica expresa los temores que muchos otros comparten. "La Junta Electoral est¨¢ formada por gente del r¨¦gimen de Mubarak. Tengo miedo de que proclamen a Shafiq ganador, o que quieran repetir las elecciones alegando infracciones". Tanto Mohamed como Sami coinciden en que si les arrebatan las elecciones habr¨¢ una nueva revoluci¨®n, pero esta vez mucho m¨¢s violenta que la primera. "Estamos en un momento clave. Si el ej¨¦rcito contin¨²a empe?ado en dar un golpe de Estado o realiza un pucherazo contra Morsi, habr¨¢ liquidado la posibilidad del cambio no violento", remacha Sami.
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