Acaba el juicio de Breivik con la inc¨®gnita de si ir¨¢ a prisi¨®n o a un psiqui¨¢trico
Queda visto para sentencia el juicio a Breivik por 77 cr¨ªmenes en julio pasado El ultraderechista insiste en que sab¨ªa lo que hac¨ªa, la fiscal¨ªa dice que no
Suele suceder en algunos juicios que el acusado se declara loco y, por tanto, penalmente irresponsable, y la fiscal¨ªa insiste en su cordura. Justo lo contrario de lo ocurrido en el juicio a Anders Behring Breivik, de 33 a?os, que qued¨® visto para sentencia este viernes. ¡°Fueron ataques preventivos en defensa de mi grupo ¨¦tnico, y por eso no puedo reconocer la culpa. Actu¨¦ en nombre de mi pueblo, mi religi¨®n y mi pa¨ªs. Exijo ser puesto en libertad¡±, proclam¨® Breivik en su alegato final. E insisti¨® en asumir los atentados.
Familiares de las v¨ªctimas abandonaron la sala cuando Breivik volvi¨® a justificar los asesinatos. ¡°Tiene derecho a hablar. Nosotros no tenemos el deber de escuchar¡±, record¨® un allegado.
La salud mental del asesino confeso de 77 personas un viernes de verano (la mayor¨ªa cazados a tiros en un campamento del Partido Laborista) en una cruzada personal contra el multiculturalismo y la inmigraci¨®n es el asunto clave sobre el que han girado las diez semanas de vistas. Sesiones diarias protagonizadas por los escalofriantes testimonios de los supervivientes, la frialdad extrema del acusado y detallados informes psiqui¨¢tricos. Si el tribunal dictamina que est¨¢ cuerdo, le caer¨¢n hasta 21 a?os de c¨¢rcel; si est¨¢ loco, recibir¨¢ tratamiento en un psiqui¨¢trico. El veredicto ser¨¢ anunciado el 24 de agosto. La fiscal¨ªa pide que ingrese en un psiqui¨¢trico; la defensa, cuatro letrados encabezados por un abogado elegido por Breiviky pagado por el Estado, ha solicitado que vaya a la c¨¢rcel porque actu¨® por razones pol¨ªticas.
Lars Gule, investigador de la Universidad de Oslo y Akershus y experto en extremismos, fue testigo en el juicio y, adem¨¢s, ha acudido a cada una de las vistas. ¡°En el tribunal no he visto a un loco, he visto a un tipo extra?o, que posiblemente padece alg¨²n trastorno mental¡±, contaba una tarde de esta semana al regreso de la sesi¨®n del d¨ªa.
¡°Admito los hechos, pero no la culpabilidad criminal. Lo hice en defensa propia¡±, proclam¨® Breivik despu¨¦s de que la fiscal¨ªa leyera las 19 p¨¢ginas de la acusaci¨®n el primer d¨ªa del juicio, el 16 de abril. Insisti¨® en que est¨¢ cuerdo y que los asesinatos respond¨ªan a su ideolog¨ªa pol¨ªtica (plasmada en un manifiesto delirante que colg¨® en Internet). Desaf¨ªante, el asesino asegur¨® que ¡°s¨ª, volver¨ªa a hacerlo¡±.
Lo que hizo aquel 22 de julio de 2011 fue colocar un coche bomba frente a una sede gubernamental en el centro de la capital noruega, explosionarlo y matar a ocho personas, coger el coche, viajar a la isla de Utoya (disfrazado de polic¨ªa) y asesinar uno a uno a tiros a 67 chavales que ten¨ªan 18 a?os de media, m¨¢s otros dos que murieron en su desesperada huida: uno ahogado, otro de una ca¨ªda, seg¨²n explicaron los forenses en el juicio.
¡°Solo la ideolog¨ªa o solo la psiquiatr¨ªa no explican este caso. Es una combinaci¨®n de ambos, no s¨¦ decir en qu¨¦ proporci¨®n, con otros factores¡±, declara el investigador Gule. La mitad del juicio la ha copado la psiquiatr¨ªa. La filtraci¨®n de un informe que dec¨ªa que Breivik hab¨ªa tenido un brote psic¨®tico (y por tanto no era responsable de sus actos) levant¨® tal pol¨¦mica que el tribunal encarg¨® un segundo informe, que hall¨® trastornos de personalidad pero le considera responsable de sus actos, opini¨®n por la que tambi¨¦n se ha decantado la mayor¨ªa de los otros psiquiatras y forenses que han comparecido en el juicio.
Los atentados, tan brutales como inesperados, sorprendieron a muchos por su magnitud: tant¨ªsimo da?o perpetrado por un solo hombre. Y sorprendieron porque ven¨ªan de dentro, no del exterior: un ultraderehista local. La primera reacci¨®n fue destacar la unidad y los valores democr¨¢ticos. Las autoridades, con el primer ministro y el Rey a la cabeza, acu?aron entonces el lema ¡°democracia, apertura, pero nunca ingenuidad¡±. Lise Hellebo Rykkja, doctora en Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Bergen, explica por correo electr¨®nico que los ataques no han conllevado grandes cambios legales o de seguridad. ¡°Hay una atenci¨®n creciente sobre si estaban preparados y sobre la coordinaci¨®n entre las autoridades responsables de la seguridad interna pero no parece que ha derivado en una mayor demanda de vigilancia o castigo¡±, explica. Es probable que el debate a fondo se produzca cumplido el primer aniversario. ¡°El Gobierno ha conseguido posponer muchas de las discusiones nombrando a la Comisi¨®n 22 de Julio, que evaluar¨¢ lo sucedido. No difundir¨¢n su informe (de recomendaciones) hasta agosto¡±.
?Gestion¨® el Gobierno correctamente la crisis? ¡°Es una pregunta dif¨ªcil. Hasta ahora han evitado que les culpen porque el foco ha estado en la actuaci¨®n policial. Como el Gobierno y el partido mayoritario (el laborista) fueron atacados tan duramente, y como los ataques fueron tan inesperados, quiz¨¢ la gente les da el beneficio de la duda¡±, responde Rykkja. Destaca esta investigadora que Noruega, con cinco millones de habitantes, se caracteriza por la gran confianza de sus ciudadanos entre s¨ª y hacia las instituciones. ¡°Las encuestas no revelan ning¨²n cambio en ese aspecto¡±.
Los relatos de las v¨ªctimas desde el estrado, no por conocidos, resultaron menos espeluznantes: Ylva Helene Schewenke, de 15 a?os, cont¨® que Breivik le peg¨® un tiro en el cuello y cuando ella estaba tirada en el suelo sangrando ¡°dispar¨® a una chica de 14 a?os por la espalda y me dispar¨® a m¨ª dos veces en la pierna. Es lo m¨¢s cobarde que he visto en mi vida¡±, seg¨²n el relato de la BBC. El superintendente de la polic¨ªa relat¨® el terror infinito con el que los supervivientes recibieron a los polic¨ªas de verdad.
Todo el juicio, salvo el testimonio de las v¨ªctimas y del asesino (que no se han difundido), se ha podido seguir en directo porque las autoridades instalaron pantallas en otros 17 juzgados del pa¨ªs. Aunque el proceso no ha deparado grandes novedades y muchos noruegos lo que quieren es que Breivik sea encerrado y pasar p¨¢gina, el p¨²blico lo ha seguido con inter¨¦s: ¡°Cre¨ªamos que la gente, tras un par de semanas, no seguir¨ªa leyendo, pero los art¨ªculos sobre el juicio son a diario de los m¨¢s le¨ªdos¡±, explica al tel¨¦fono el periodista Erlend Fern¨¢ndez Stedding, subdirector de la edici¨®n online de NRK, la televisi¨®n p¨²blica noruega.
La experta Rykkja, que investiga la coordinaci¨®n de la seguridad interna como parte del proyecto de la UE Cocops, se?ala que hay algunos cambios legales en marcha en Noruega incluida una propuesta de una legislaci¨®n m¨¢s estricta sobre armas. Breivik utiliz¨® un rifle, una pistola y una gran cantidad de munici¨®n, armamento que empez¨® a comprar en 2008. Adquiri¨® legalmente, con el examen y la aprobaci¨®n policial pertinentes, las armas y el fertilizante que us¨® para fabricar la bomba, detalla la experta. La propuestas es elevar de18 a?os a 21 la edad m¨ªnima y obligar a registrar la compra de los cargadores grandes. Los noruegos destacan que all¨ª es raro ver a nadie armado, ni siquiera a la polic¨ªa. Por eso cuentan sorprendidos que los agentes que custodian el juicio s¨ª llevan armas.
El experto en extremismo sostiene que la ret¨®rica de los partidos serios, incluido el derechista Partido del Progreso, hacia los extremistas radicales se ha endurecido. Lo que m¨¢s le preocupa es que los m¨¢s ultras, ¡°los que dicen que estamos en guerra con el islam, los islam¨®fobos, racistas, antisemitas, belicistas...¡±, no han disminuido tras los ataques en ese pa¨ªs con un 13% de inmigrantes (el 23% en Oslo). ¡°Han vuelto a sus posiciones de antes del 22 de julio con un a?adido, que me da miedo, dicen: 'rechazo lo que hizo Breivik, pero ten¨ªa algo de raz¨®n¡±. Gule insiste en que esta batalla hay que librarla en Internet, el lugar donde son m¨¢s activos y donde, cuenta, una vez se cruz¨® con el asesino de Utoya. ¡°?l me desafi¨® y yo le dije: con esas actitudes est¨¢s deshumanizando a la gente. Y ese es el primer paso a Auschwitz¡±.
Breivik est¨¢ recluido en una c¨¢rcel ordinaria, aislado, no tiene Internet pero s¨ª ordenador y acceso a una sala para hacer gimnasia.
Un tribunal reforzado, dada la trascendencia del caso, compuesto por dos jueces profesionales y tres ciudadanos de a pie (maestro, funcionario y jubilado) tienen la palabra. Cuerdo o loco. Prisi¨®n o psiqui¨¢trico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.