De M¨¦xico a Paraguay
Los mexicanos avanzan hacia la democracia mientras los ¡®golpistas legales¡¯ quedan aislados
El pr¨®ximo domingo habr¨¢ nuevo presidente en M¨¦xico y el s¨¢bado pasado Paraguay cambi¨® el suyo. No puede haber, sin embargo, mayor disparidad entre ambos acontecimientos; tanta como lo que separa un proceso como el mexicano, plagado de dificultades pero que avanza hacia su plena consolidaci¨®n democr¨¢tica, en comparaci¨®n a una democracia electoralista como la paraguaya, en la que la sorprendente elecci¨®n en 2008 del exobispo Fernando Lugo, pol¨ªticamente tan inexperto como bien intencionado, sembr¨® el p¨¢nico entre la clase pol¨ªtica, hasta el punto de que ha cre¨ªdo necesario destituirlo, eso s¨ª, dentro de tan estricta legalidad como evidente ilegitimidad.
El proceso pol¨ªtico mexicano presenta tres grandes opciones v¨¢lidas y diferenciadas. De entre ellas, es sumamente dif¨ªcil que gane el PAN, representado por Josefina V¨¢zquez Mota, porque la victoria de la candidata derechista dar¨ªa al partido un tercer sexenio consecutivo, cuando el segundo, el de Felipe Calder¨®n, est¨¢ por concluir con el desastre de la guerra contra el narco y 50.000 muertes en los ¨²ltimos seis a?os; no lo tiene m¨¢s f¨¢cil Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, candidato del izquierdista PRD, con sus constantes bandazos entre su enigm¨¢tica invocaci¨®n a una ¡°rep¨²blica amorosa¡± y el recuerdo de la insurrecci¨®n de gran gui?ol con que adorn¨® su derrota ante Calder¨®n en 2006; y, a¨²n con visibles carencias de aplicaci¨®n y estudio, el gran favorito es Enrique Pe?a Nieto, del PRI, que a la fuerza hace de centro por indefinici¨®n program¨¢tica de su partido, al tiempo que asume un eslogan pol¨ªtico de cinismo solo concebible en un pa¨ªs de arraigado hispano-catolicismo: ¡°Seremos corruptos, pero sabemos gobernar¡±. El PRI, que durante 70 a?os fue lo que el soci¨®logo mexicano Roger Bartra calificaba de ¡°oficina electoral centralizada para el reparto de beneficios¡±, ha sabido convertirse, sin embargo, en un verdadero partido, que se apoya en una coalici¨®n de gobernadores de Estado, y que, como el Partido Comunista en Rusia pero sin la carga del naufragio marxista-leninista, forma parte de la propia urdimbre nacional del siglo XX y de la revoluci¨®n mexicana (1910-1924).
En Paraguay lo desconcertante fue que ganara un perfecto outsider como el antiguo prelado. El pa¨ªs hab¨ªa conocido la longeva dictadura del general Stroessner, cuya ca¨ªda sintoniz¨® con la del comunismo europeo en 1989, y a quien sucedi¨® una democracia de baj¨ªsima intensidad, en la que se eternizaba en el poder el Partido Colorado, que ya hab¨ªa dirigido el general. Con los n¨²meros en la mano, Lugo no deber¨ªa haber alcanzado jam¨¢s la presidencia, porque en su candidatura hab¨ªa de todo menos luguistas y s¨ª, en cambio, una mayor¨ªa de miembros del Partido Liberal Radical Aut¨¦ntico, que es una de las m¨²ltiples formas que adopta la derecha de los propietarios en Am¨¦rica Latina, y cuya principal raz¨®n para acarrear sufragios era oponerse al coloradismo. Y aunque Lugo no haya cambiado gran cosa en una gobernaci¨®n que le ven¨ªa ancha como una estola, con sus prop¨®sitos bastaba. Los llamados liberales y la facci¨®n m¨¢s derechista del Partido Colorado, que inspira Horacio Cartes, se han aliado para juzgar en el Senado y destituir al presidente. La excusa, como en el caso del presidente hondure?o Manuel Zelaya, derrocado en 2009 por un refer¨¦ndum que dicen que quer¨ªa convocar, en Paraguay ha sido una masacre ocurrida en el desalojo de una finca propiedad de un exsenador colorado. Y la raz¨®n de fondo que Lugo, de nuevo comparable a la gesticulaci¨®n chavista del presidente hondure?o, alentaba con declaraciones poco avisadas la okupaci¨®n de fincas.
Finalmente, el objetivo de la mayor parte de la clase pol¨ªtica ha sido, tanto en Paraguay como en Honduras, destruir al aguafiestas, pese a que unas elecciones pr¨®ximas ¡ªen el caso paraguayo en 2013¡ª habr¨ªan dirimido la disputa por el poder. Porfirio Lobo sucedi¨® a Zelaya, normalizando con cuentagotas la situaci¨®n internacional de su pa¨ªs, y se pretende ahora algo similar con quien, Colorado o Liberal Aut¨¦ntico, trate de reemplazar a Lugo el a?o pr¨®ximo. Pero el aislamiento de los golpistas legales en Am¨¦rica Latina es hoy casi total.
Los mandatos de Vicente Fox y Felipe Calder¨®n en M¨¦xico, cualesquiera que hayan sido sus peores errores, han asistido a una explosi¨®n de los medios que hace virtualmente imposible ¡ªquien quiera que gane el domingo¡ª el repliegue al tiempo de ¡°la dictadura perfecta¡±, que dijo Vargas Llosa. En Paraguay, el Estado de derecho es, diferentemente, una flor de estufa al que no puede dar todo el calor que necesita un solo hombre, por muy episcopal que haya sido.
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