El Supremo avala el modelo sanitario de Obama
El presidente obtiene una inesperada y rotunda victoria en plena campa?a electoral Romney promete derogar la ley el primer d¨ªa que llegue a la Casa Blanca
La reforma sanitaria de Barack Obama, la obra que puede dar trascendencia hist¨®rica a su presidencia, es constitucional. As¨ª lo ha decidido el Tribunal Supremo en una sentencia que destruye la principal causa sostenida por los republicanos durante tres a?os y le da al presidente un enorme empuj¨®n en sus aspiraciones de reelecci¨®n el pr¨®ximo mes de noviembre. Los norteamericanos tienen ya un sistema sanitario que se aproxima a la cobertura universal.
Intentando evitar todo triunfalismo, Obama se dirigi¨® a la naci¨®n poco despu¨¦s del anuncio de la sentencia para proclamar que ¡°cualquiera que sea la orientaci¨®n pol¨ªtica de cada uno, esta decisi¨®n es una victoria para la gente de todo el pa¨ªs¡±. El presidente record¨® que 30 millones de personas que hasta hoy carec¨ªan de seguro de salud tendr¨¢n ahora acceso a los servicios m¨¦dicos y que las discriminaciones que las compa?¨ªas aseguradores hac¨ªan con algunos pacientes ser¨¢n ahora eliminadas.
El candidato presidencial republicano, Mitt Romney, destac¨® que esta sentencia hace m¨¢s necesario que nunca que su partido recupere la Casa Blanca, donde ha prometido derogar la ley el primer d¨ªa que llegue. ¡°Nuestra misi¨®n est¨¢ clara: si queremos reemplazar la reforma sanitaria de Obama, tenemos que reemplazar al presidente Obama¡±, dijo.
Un tribunal de mayor¨ªa conservadora se inclin¨®, finalmente, contradiciendo todos los pron¨®sticos, a favor de una ley que ha estado en el centro del debate pol¨ªtico desde que comenz¨® su tramitaci¨®n en 2009, una ley muy controvertida que obliga a todos los ciudadanos a suscribir un seguro de salud y que extiende los beneficios sanitarios para toda la poblaci¨®n.
El presidente record¨® que 30 millones de personas que hasta hoy carec¨ªan de seguro de salud tendr¨¢n ahora acceso a los servicios m¨¦dicos
Aunque ese es su valor fundamental, la soluci¨®n de algunas de las m¨¢s ostensibles injusticias sociales de este pa¨ªs, las repercusiones de la decisi¨®n del Supremo son hoy esencialmente pol¨ªticas porque pol¨ªtica ha sido la brutal oposici¨®n que se le present¨® a esta ley desde un principio. Los republicanos la han puesto como ejemplo del modelo supuestamente intervencionista y socializante que pretende imponer Obama y la raz¨®n fundamental por la que es preciso derrotarle.
Las primeras reacciones reflejan ese clima de enfrentamiento. Nancy Pelosi, la l¨ªder de los dem¨®cratas en la C¨¢mara de Representantes y la figura que m¨¢s batall¨® en el Capitolio para sacar adelante esta legislaci¨®n, dijo que hab¨ªa celebrado esta victoria junto al resto de sus compa?eros congresistas. Pelosi tuvo unas palabras de recuerdo para Edward Kennedy, que hizo de la sanidad universal el principal proyecto de su vida y muri¨® sin verlo cumplido. En el bando contrario, el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner, ha insistido en que ahora es necesario que los republicanos obtengan en noviembre mayor¨ªa parlamentaria para que la reforma que han amparado los jueces sea derogada donde fue aprobada inicialmente, en el Congreso. Sarah Palin considera que esta sentencia equivale a ¡°la muerte de la libertad¡±. Otros dirigentes conservadores insistieron en que la libertad individual se ve amenazada con esta decisi¨®n.
Muchos en las filas republicanas se sienten hoy traicionados por el presidente del Supremo, John Roberts, un juez conservador nombrado por George W. Bush, ratificado con el voto en contra del entonces senador Obama
Muchos en las filas republicanas se sienten hoy traicionados por el presidente del Supremo, John Roberts, un juez conservador nombrado por George W. Bush, ratificado con el voto en contra del entonces senador Obama, y que ahora ha venido a salvarle la cabeza al presidente uni¨¦ndose a los cuatro magistrados progresistas para conformar la mayor¨ªa que ha amparado la ley. Junto a Roberts, votaron a favor Elena Kagan, Sonia Sotomayor, Ruth Ginsburg y Stephen Breyer. En contra se pronunciaron Antonin Scalia, Samuel Alito, Clarence Thomas y Anthony Kennedy. El juez Roberts explic¨® que la decisi¨®n fue tomada sin tener en cuenta ninguna consideraci¨®n pol¨ªtica. ¡°No es nuestra funci¨®n proteger a la gente de las consecuencias de sus decisiones pol¨ªticas¡±, dijo.
Como suele ocurrir en este tipo de sentencias, la argumentaci¨®n del tribunal es compleja y dio lugar a alguna confusi¨®n inicial sobre su interpretaci¨®n. Los jueces no contemplan la constitucionalidad de la ley desde los mismos principios que el Gobierno. Los magistrados entienden que el Congreso no tiene autoridad para obligar a los ciudadanos a adquirir un seguro de salud sobre la base del art¨ªculo de la Constituci¨®n que limita la actuaci¨®n federal en materia de comercio. En cambio, s¨ª reconoce el derecho del Legislativo a imponer una multa a todo aquel que no tenga un seguro de salud, entendiendo esa atribuci¨®n dentro de la autoridad de los congresistas para regular impuestos y tasas. ¡°El requerimiento de que ciertos individuos paguen una multa por no obtener un seguro de salud¡±, escribe Roberts en nombre de la mayor¨ªa, ¡°puede ser calificado razonablemente como un impuesto, y puesto que la Constituci¨®n permite tales impuestos, no es nuestro papel prohibirlo¡±.
Esta decisi¨®n del Supremo ayuda, por supuesto, al presidente porque le da legitimidad y eleva su estatura como estadista ¨Chubiera ocurrido exactamente al contrario en el caso de una sentencia adversa-, pero el principal terreno electoral sigue siendo el de la econom¨ªa
Por tanto, por una v¨ªa distinta a la que la Administraci¨®n pretendi¨® en la presentaci¨®n del caso, el Supremo da luz verde al texto ¨ªntegro de la ley. Solo corrige a los legisladores en una particularidad sobre la capacidad del Gobierno federal para intervenir en un programa de ayuda sanitaria a los pobres (Medicaid) cuya administraci¨®n corresponde a los Estados.
Los republicanos tienen ahora que reconstruir toda su estrategia electoral. Romney ha precisado que lo que el Supremo ha hecho es ¨²nicamente avalar la constitucionalidad de la ley, no su calidad. ¡°Esta reforma era mala ayer y sigue siendo mala hoy¡±, afirm¨®. Pero es evidente que sus argumentos se han debilitado considerablemente y que este no va a ser un asunto que pueda explotar en su campa?a electoral.
Tampoco Obama puede dar por sentado que el respaldo a esta ley es el respaldo a toda su gesti¨®n. Obama podr¨ªa haber ganado las elecciones si la reforma hubiera sido rechazada y las puede perder aunque haya sido apoyada, puesto que, pese a su gran importancia, ese no es el terreno principal en el que se decide el nombre del pr¨®ximo presidente. Esta decisi¨®n del Supremo ayuda, por supuesto, al presidente porque le da legitimidad y eleva su estatura como estadista ¨Chubiera ocurrido exactamente al contrario en el caso de una sentencia adversa-, pero el principal terreno electoral sigue siendo el de la econom¨ªa. Obama lo sabe y por eso dijo, tras felicitar a todo el pa¨ªs por este triunfo, que ¡°ahora es el momento de mirar hacia delante y crear los puestos de trabajo que los ciudadanos necesitan¡±.
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