Tres en uno
Los resultados de la cumbre se resumen en uno: la civilizaci¨®n del euro sigue viva y coleando
Ha sido una cumbre tres en uno. O sea, ha arrojado tres resultados que cada uno, por s¨ª solo, justificar¨ªa la celebraci¨®n de un Consejo Europeo monogr¨¢fico: las medidas de urgencia para sortear las turbulencias hispano-italianas; las bases de la agenda de crecimiento formateada por la Francia socialista; una perspectiva de uni¨®n bancaria, econ¨®mica y hasta pol¨ªtica.
Esos tres resultados se resumen en uno: la civilizaci¨®n del euro sigue viva y coleando. Ha combinado las urgencias del corto plazo con los grandes designios del largo t¨¦rmino. Ha vuelto a superar los enormes escollos concretos que supone construir una soberan¨ªa-multipa¨ªs sin necesidad de guerras, agrandados por la recesi¨®n, que siempre propicia el ensimismamiento nacionalista. Por m¨¢s que les pese a gentes tan sagaces como el presidente de la patronal bancaria, Miguel Mart¨ªn, que apostaba horas antes por la "probable" ruptura del euro. Tanta clarividencia y buen criterio merece que los banqueros tambi¨¦n le rescaten en debida forma.
Pero que haya sido una cumbre exitosa no significa que los mercados, siempre insaciables a la espera del ¨²ltimo detalle y manejando el reloj del nanosegundo en vez del d¨ªa a d¨ªa ¡ªo a?o a a?o¡ª propio de las decisiones democr¨¢ticas, le den inmediatamente la calificaci¨®n triple A. Ya se han producido los primeros titubeos. Hay demasiados miguelesmartines con vocaci¨®n de Casandra en los mercados. Convendr¨¢ explicarles tambi¨¦n a ellos por qu¨¦ cada uno de los tres resultados es clave.
Las medidas de urgencia en forma de rescate directo a la banca (aunque dentro de unos meses), en principio espa?ola; y de compra directa de bonos de los pa¨ªses sometidos a la tortura de la prima de riesgo (como Italia y Espa?a) se insertan en un continuum de puesta en marcha de pol¨ªticas e instituciones, inaugurado en mayo de 2.010, orientado a completar la uni¨®n monetaria. Junto a ellas, la barra de liquidez del BCE, la creaci¨®n de los fondos de rescate, las operaciones de salvamento a Grecia, Irlanda y Portugal, vienen a certificar que el euro ha dejado de ser un hu¨¦rfano. Mario Monti y Mariano Rajoy, reclam¨¢ndolas, y Angela Merkel, asumi¨¦ndolas, han prestado un buen servicio a sus pa¨ªses; tambi¨¦n a la causa de la moneda ¨²nica. Ojal¨¢ que esta vez se subraye la complicidad de todos los socios, en vez de las presuntas victorias propias, que siempre dejan heridas mal curadas, al presuponer la existencia de un derrotado ajeno.
La agenda del crecimiento impulsada por Francois Hollande completar¨¢ el "compacto fiscal" ya redondeado antes de su llegada: ahora caminaremos sobre dos piernas, austeridad y crecimiento y no iremos cojeando solo con la primera. Como, a diferencia del Tratado de Estabilidad, esta agenda no exhibe un rango jur¨ªdico vinculante de primera clase, contra lo que acariciaba su mentor, habr¨¢ que vigilarla m¨¢s de cerca para que d¨¦ m¨¢s nueces que ruido, m¨¢s inversiones que ret¨®rica.
No hay que esperar a que las otras propuestas del documento se enhebren al detalle para lanzar ya las bases de una uni¨®n pol¨ªtica
Y ¨²ltimo, pero trascendental. La contrapartida a Alemania (por acceder al rescate directo de los bancos problem¨¢ticos) de que el BCE sea protagonista de primera en la nueva supervisi¨®n de las entidades de cr¨¦dito no s¨®lo arregla el entuerto de haber creado una debilucha Autoridad Bancaria Europea, con extempor¨¢nea sede en Londres. Da contenido mollar, y empuje institucional, al proyecto de uni¨®n bancaria. Esta no significa solo que los bancos "de" cada pa¨ªs son bancos europeos "en" cada pa¨ªs, o en varios. Sino tambi¨¦n que los bancos centrales nacionales pr¨¢cticamente dejan de existir. Eran meras terminales del BCE para la pol¨ªtica monetaria; ahora lo ser¨¢n tambi¨¦n para la inspecci¨®n de entidades. No hay que esperar a que las otras propuestas del documento previo redactado por el presidente Herman Van Rompuy, como los eurobonos o el Tesoro ¨²nico a plazo, se enhebren al detalle, para lanzar ya las bases de una uni¨®n pol¨ªtica sin la que todo el proceso supranacionalizador quedar¨ªa aquejado de una legitimidad democr¨¢tica enana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.