Condenada una terrorista de la Baader-Meinhof por un crimen en los setenta

El siete de abril de 1977, una potente motocicleta japonesa se arrim¨® por la derecha al Mercedes azul del fiscal general federal Siegfried Buback. El pasajero de la moto, vestido de cuero y pertrechado como el piloto con un casco oscuro, tirote¨® el veh¨ªculo oficial con un rifle autom¨¢tico de fabricaci¨®n alemana. El coche a¨²n pudo salir del sem¨¢foro y avanzar un poco por la carretera que lleva al Tribunal Supremo, en Karlsruhe. Se detuvo al morir el conductor, Wolfgang G?bel. Un trabajador de la Fiscal¨ªa llamado Georg Wurster expir¨® en el asiento de atr¨¢s, mientras que Buback logr¨® abrir la puerta del copiloto y arrastrarse unos metros por el asfalto antes de derrumbarse. El asesinato del jefe de la Fiscal¨ªa federal alemana fue uno de los mayores ¨¦xitos de los terroristas de la banda de Baader-Meinhof, autodenominada Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF). Han hecho falta 35 a?os para que la terrorista Verena Becker sea condenada por su colaboraci¨®n en el atentado. Un tribunal de Stuttgart la sentenci¨® el viernes a cuatro a?os de prisi¨®n.

El crimen contra Buback fue el preludio de lo que hoy se conoce como ¡°el oto?o alem¨¢n¡± de 1977, los meses m¨¢s sangrientos de aquellos ¡°a?os de plomo¡±. Unos d¨ªas despu¨¦s de matarlo, la banda reivindic¨® la ¡°ejecuci¨®n¡± en una carta t¨ªpicamente pomposa que dirigieron la agencia de noticias DPA: ¡°La Historia siempre encuentra una v¨ªa para agentes del Sistema como Buback¡±. Su funeral se convirti¨® en un acto de Estado con honores militares, protegido por un aparato de seguridad que, seg¨²n el periodista experto en la RAF Stefan Aust, ¡°no tiene parang¨®n en la historia de la Rep¨²blica Federal de Alemania¡±.

La segunda generaci¨®n de la banda comunista apuntaba alto con sus atentados. Logr¨® extender un clima de histeria que qued¨® muy bien retratado en la pel¨ªcula ¡°Alemania en oto?o¡±. Las autoridades reaccionaron con gran dureza y llevaron las medidas antiterroristas al l¨ªmite del Estado de derecho. Aqu¨¦l oto?o de terrorismo izquierdista alcanzar¨ªa su cl¨ªmax con el suicidio colectivo de los fundadores de la RAF Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan-Carl Raspe en la c¨¢rcel de Stammheim, en Stuttgart. Al d¨ªa siguiente, el 19 de octubre, la banda asesin¨® al jefe de la Patronal y antiguo militante de la SS nazi Hanns Martin Schleyer.

Todav¨ªa no se sabe qu¨¦ miembro de la RAF dispar¨® contra el fiscal Buback, su ch¨®fer y su acompa?ante, pero la del viernes es la tercera condena relacionada con el triple asesinato. Brigitte Mohnhaupt y Christian Klar han pasado m¨¢s de dos d¨¦cadas encerrados por este y otros cr¨ªmenes. La condena a Klar en 1985 dec¨ªa que ¡°fue el piloto o el pasajero de la motocicleta, o bien el que esperaba en el Alfa Romeo¡± con el que los asesinos se dieron a la fuga. Los jueces consideraron entonces probado que Klar estaba en la escena del crimen, lo mismo que sus compinches Knut Folkerts y G¨¹nter Sonnenberg. Ahora, los jueces que condenaron a Verena Becker el viernes consideran que ella ¡°abog¨® con vehemencia por atentar contra el Fiscal General¡± y que ¡°apoy¨® a los que cometieron el atentado¡±. No han encontrado pruebas de que participara en su preparaci¨®n ni en su ejecuci¨®n.

La defensa ped¨ªa que la pusieran en libertad. Becker, que tiene hoy 59 a?os, hizo una sola declaraci¨®n escrita durante los 100 d¨ªas que ha durado el juicio. Niega cualquier participaci¨®n en el atentado. El hijo de Buback, Michael, mantiene la sospecha de que Becker se encarg¨® de disparar contra su padre. Becker ya hab¨ªa sido condenada a cadena perpetua en 1977 por el tiroteo que protagoniz¨® durante su detenci¨®n ese mismo a?o. Ten¨ªa el arma con la que fue asesinado Buback. En 1989 la indult¨®, sin mayor revuelo p¨²blico, el entonces presidente federal Richard von Weizs?cker.