Acabar con la manga ancha
Los golpes de tim¨®n autocr¨¢ticos en Europa del este con la oposici¨®n no son in¨¦ditos pero s¨ª m¨¢s graves

Que nadie arroje la primera piedra. En todos los pa¨ªses europeos se producen regresiones en los est¨¢ndares democr¨¢ticos. Con m¨¢s ¨¦nfasis tras la cruzada mundial originada por el atentado a las Torres Gemelas. Un d¨ªa es la tolerancia a los vuelos ilegales de la CIA dedicados a los secuestros extraterritoriales; otro, la persecuci¨®n de inmigrantes gitanos o magreb¨ªes; all¨¢, la corrupci¨®n combinada de parlamentarios, periodistas y polic¨ªa para extorsionar a celebrities; ac¨¢, el espionaje gubernamental a un peri¨®dico¡
Todas esas quiebras de los valores y pr¨¢cticas democr¨¢ticas se registran en pa¨ªses tan acreditados como Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, Austria, Dinamarca... En democracias consolidadas. En Estados miembros de la Uni¨®n Europea desde hace largo tiempo, incluso fundadores.
De modo que los golpes de tim¨®n autocr¨¢ticos de Hungr¨ªa con los rivales pol¨ªticos y las minor¨ªas ¨¦tnicas, en pa¨ªses b¨¢lticos con los enclaves rus¨®fonos y ahora en Ruman¨ªa con la oposici¨®n, no son in¨¦ditos. Pero, a diferencia de lo sucedido en los pa¨ªses con m¨¢s trienios, estos atentados de los nuevos socios que surgieron del fr¨ªo sovi¨¦tico son m¨¢s graves.
Por varias razones. Suelen exhibir car¨¢cter sist¨¦mico m¨¢s que epis¨®dico. No afectan a una u otra pol¨ªtica, sino al conjunto del sistema, a sus reglas b¨¢sicas, a su coraz¨®n institucional: el reparto de poderes, el respeto de los discrepantes, la estabilidad constitucional y/o de las leyes electorales. Y sus protagonistas son transversales, vienen tanto de la derecha como de la izquierda, mientras que en la vieja Europa ¡ªque dec¨ªa Donald Rumsfeld¡ª suelen acotarse en el ala extremista de la derecha: tienen menos clientela.
La Uni¨®n, sus instituciones y sus Gobiernos deber¨ªan ser m¨¢s firmes. Deben evitar dar manga ancha a los gobernantes que se deslicen al autoritarismo, el monolitismo y las dictablandas. ?C¨®mo? Mediante tres terapias. Primera, aplicar la m¨¢s rotunda dureza verbal y diplom¨¢tica, en la l¨ªnea de la corajuda comisaria democristiana Viviane Reding, la de la tolerancia cero con las mellas a la rule of law, el imperio de la ley. Lo hacen, pero con lentitud y en peque?as di¨®cesis.
Segunda, revisar y reforzar los ¡°criterios de Copenhague¡± aprobados en junio de 1993. Son las condiciones que un aspirante debe cumplir para ingresar al club comunitario y que se resumen en un m¨ªnimo de democracia y un m¨¢ximo de econom¨ªa de mercado: unos requisitos modestos, pero cuyo examen suspender¨ªan hoy pa¨ªses como Ruman¨ªa. La consecuencia es no permitir ni una sola adhesi¨®n adicional a la UE de los Veintisiete, sin que el candidato cumpla esos criterios reforzados (Serbia); tambi¨¦n convendr¨ªa a?adir la exigencia de que la voluntad social de ingresar fuese muy mayoritaria (nada de cincuenta-y-unos por ciento como en Islandia), porque de lo contrario se diluye el club en vez de reforzarse.
Y tercero, aparcar toda ampliaci¨®n significativa que no vaya precedida de una reforma para profundizar en la coherencia de la Uni¨®n. O sea, lo contrario de lo practicado cuando la adhesi¨®n de los pa¨ªses del Este. Fue un acto de justicia hist¨®rica, pero tan mal ejecutado que sus polvos se convirtieron en estos lodos.
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