Muere en Estados Unidos el jefe de los servicios secretos de Mubarak
El ex hombre fuerte del depuesto r¨¦gimen egipcio, Omar Suleim¨¢n, falleci¨® el jueves en un hospital de Cleveland (Ohio) mientras se somet¨ªa a unas pruebas m¨¦dicas.
El ex hombre fuerte de Hosni Mubarak, Omar Suleim¨¢n, falleci¨® el jueves en un hospital de Cleveland (Ohio) mientras se somet¨ªa a unas pruebas m¨¦dicas. Se desconoce si padec¨ªa de alguna enfermedad grave, si bien hab¨ªa hecho varias apariciones p¨²blicas en las ¨²ltimas semanas, y parec¨ªa en buen estado de salud. Nacido en Quena, en el Alto Egipto, ingres¨® en el ej¨¦rcito a los 19 a?os, y tras m¨¢s de una d¨¦cada de servicio a las Fuerzas Armadas, inici¨® su carrera en los servicios secretos. Muri¨® a los 76 a?os.
Suleiman fue durante m¨¢s de dos d¨¦cadas uno de los hombres m¨¢s influyentes del r¨¦gimen, pues en 1991 accedi¨® a la jefatura de los temidos servicios de inteligencia, uno de los ¨®rganos m¨¢s represivos de la dictadura. Las organizaciones de derechos humanos le atribuyen la responsabilidad de supervisar las torturas de docenas de personas, y en al menos un caso, ¨¦l habr¨ªa sido directamente el agresor. Entre los mentideros de Washington, circula una an¨¦cdota sobre la brutalidad de Suleim¨¢n seg¨²n la cual al haberle solicitado un agente de la CIA una muestra de ADN de un hermano de Al Zawahiri, el entonces lugarteniente de Bin Laden, el jefe del espionaje egipcio le ofreci¨® enviarle su brazo entero.
Durante este periodo, se encarg¨® de algunas de los asuntos m¨¢s sensibles de la pol¨ªtica dom¨¦stica e internacional del r¨¦gimen. Por ejemplo, Suleim¨¢n era el punto de contacto del r¨¦gimen tanto con Israel como con las milicias palestinas. Adem¨¢s, fue el encargado de negociar y supervisar la colaboraci¨®n de Egipto en el programa de "rendiciones extraordinarias" de la CIA, por el que decenas de presuntos terroristas islamistas fueron enviados a c¨¢rceles secretas para ser interrogados brutalmente. As¨ª pues, no es de extra?ar que durante a?os, una entrevista con Suleim¨¢n figurara en las agendas de todos los mandatarios extranjeros de visita en El Cairo.
Tres d¨ªas despu¨¦s del inicio de la Revoluci¨®n egipcia, el 29 de enero de 2011, Mubarak le nombr¨® vicepresidente del pa¨ªs, un cargo vacante durante las tres d¨¦cadas que el rais llevaba gobernando Egipto. En teor¨ªa, Suleim¨¢n deb¨ªa encargarse de pilotar la transici¨®n hacia la democracia, si bien muchos tem¨ªan que se tratara de una estrategia para convertirlo en su delf¨ªn, visto que ya no pod¨ªa traspasar la presidencia a su hijo Gamal. El movimiento no convenci¨® a los activistas, que continuaron sus protestas hasta conseguir la renuncia de Mubarak, y la del propio Suleim¨¢n, que en un mensaje televisado el 11 de febrero inform¨® cariacontecido a la naci¨®n de que el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas hab¨ªa asumido todos los poderes.
A partir de entonces, el odiado Suleim¨¢n se esfum¨® de la escena pol¨ªtica, y ni tan siquiera concedi¨® entrevistas a la prensa. Mientras otros altos cargos del r¨¦gimen, especialmente del Ministerio del Interior, eran juzgados junto a Mubarak acusados de la represi¨®n de los manifestantes durante la Revoluci¨®n, Suleim¨¢n parec¨ªa inmune a toda acusaci¨®n gracias al poder que a¨²n atesoran los servicios de inteligencia.
En primavera de este a?o, a medida que se acercaban las elecciones presidenciales, su figura reapareci¨® con fuerza, primero como un simple rumor, luego como uno de los aspirantes favoritos a vencer en las elecciones presidenciales. De hecho, en algunas encuestas, lleg¨® a desbancar al entonces gran favorito, Amr Musa. Y es que Suleim¨¢n era a la vez uno de los miembros del antiguo r¨¦gimen m¨¢s odiados por los j¨®venes revolucionarios, pero tambi¨¦n uno de los m¨¢s respetados por todos aquellos que tem¨ªan al ascenso del islamismo al poder.
Finalmente, en una decisi¨®n sorprendente, la Junta Electoral descalific¨® su candidatura al no cumplir el requisito de contar con 30.000 firmas de apoyo. En concreto, le faltaron 27 formas v¨¢lidas en una provincia concreta del pa¨ªs. Su extra?a salida de la cursa presidencial no implic¨® una nueva desaparici¨®n de la primera l¨ªnea pol¨ªtica, y poco antes de la segunda vuelta de las presidenciales, advirti¨® p¨²blicamente que una victoria de los Hermanos Musulmanes podr¨ªa provocar un golpe de Estado del ej¨¦rcito. Sus intentos de influir en el electorado cayeron en saco roto, y Mohamed Morsi fue elegido nuevo presidente de la Rep¨²blica. Suleim¨¢n ya se hab¨ªa convertido en un simple vestigio del pasado.
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