El mayordomo del Papa, en arresto domiciliario tras salir de la c¨¢rcel
El italiano Paolo Gabriele estaba detenido desde el 24 de mayo pasado acusado del robo de documentos confidenciales de la Santa Sede
Hasta el 23 de mayo pasado, Paolo Gabriele era como un hijo para Benedicto XVI. Desde hac¨ªa seis a?os era el primero que le daba los buenos d¨ªas y el ¨²ltimo que lo ve¨ªa antes de irse a dormir. Luego se convirti¨® en un traidor. Lo acusaron de robar y filtrar la correspondencia privada de Joseph Ratzinger y lo encerraron en los calabozos de la ciudad del Vaticano. Ahora, coincidiendo con que el Papa est¨¢ de vacaciones ¨Cunas vacaciones como las de antes, de tres meses, en su residencia de Castel Gandolfo-, las autoridades judiciales han suavizado la situaci¨®n del mayordomo infiel. Gabriele, de 46 a?os, casado y con tres hijos, aguardar¨¢ la celebraci¨®n del juicio, o el sobreseimiento del caso, bajo arresto domiciliario. O lo que es lo mismo, seguir¨¢ encerrado dentro de los muros del Vaticano.
Eso es, pr¨¢cticamente, todo. El Vaticano, de vez en cuando, da noticias. Pero en muy pocas ocasiones suministra informaci¨®n. El portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, comunic¨® el s¨¢bado por la tarde, mediante una nota, la decisi¨®n tomada por Piero Bonet, el juez de instrucci¨®n ¡ªvaticano¡ª que lleva el caso. Tambi¨¦n anunci¨® que la comisi¨®n cardenalicia nombrada por el Papa para investigar las filtraciones, presidida por el espa?ol Juli¨¢n Herranz, ya ha emitido su informe y se lo ha entregado a Joseph Ratzinger. Pero ah¨ª se qued¨® el padre Lombardi. Ni una pista de por qu¨¦ el juez ha decidido rebajar la presi¨®n sobre Paoletto ni, mucho menos, a qu¨¦ conclusiones han llegado los cardenales, todos ellos mayores de 80 a?os y por lo tanto no papables ¡ªse supone que las guerras de poder que golpean la Santa Sede tienen mucho que ver con la celebraci¨®n del pr¨®ximo c¨®nclave¡ª.
La falta de datos es el mejor abono para la especulaci¨®n. La ausencia de m¨¢s detenidos y el arresto domiciliario de Paolo Gabriele hacen suponer que el caso se desinfla. Pero son solo suposiciones. Las mismas que, tras la noticia bomba de la detenci¨®n del mayordomo, alimentaron d¨ªa tras d¨ªa p¨¢ginas y p¨¢ginas de informaci¨®n, siempre obtenida de extranjis, nunca por fuente oficial. Una de las versiones sosten¨ªa que el cuervo o traidor hab¨ªa actuado con la ¨²nica intenci¨®n de ayudar al Papa a limpiar la Iglesia. Y esa es la versi¨®n que, tras la excarcelaci¨®n de Gabriele, defiende su abogado, Carlo Fusco: ¡°No existe ninguna red o complot. El mayordomo actu¨® solo y siempre estuvo movido por el deseo de ayudar al Santo Padre. Y eso lo tendr¨¢ en cuenta la sentencia¡±.
El inicio de las filtraciones se remonta a principios de a?o. La primera fue la divulgaci¨®n de una carta del arzobispo Carlo Maria Vigan¨°, actual nuncio en Estados Unidos, en la que avisaba al Papa de diversos casos de corrupci¨®n dentro del Vaticano y le ped¨ªa no ser removido de su cargo como secretario general del Governatorato (responsable de licitaciones y abastecimientos). Vigan¨°, sin embargo, fue enviado lejos de Roma. Luego se fueron produciendo m¨¢s filtraciones, hasta el punto de que el portavoz Lombardi no tuvo m¨¢s remedio que reconocer que la Iglesia estaba sufriendo su particular Vaticanleaks. La prensa italiana sigui¨® publicando una serie de documentos que pon¨ªan al descubierto casos de corrupci¨®n en la Santa Sede y un extra?o y hasta cierto punto descabellado complot para quitar de la circulaci¨®n al papa Ratzinger. Nadie duda de que aquellas filtraciones pon¨ªan al descubierto las descarnadas luchas de poder entre distintos sectores de la curia ante la posible inminencia del fin del papado. L¡¯Osservatore Romano describi¨® a Benedicto XVI, un hombre de 85 a?os, solo y enfermo, como ¡°un pastor rodeado por lobos¡±.
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