Occidente y los ¨¢rabes empiezan a preparar la transici¨®n en Siria

Los combates en Damasco y Alepo, la segunda ciudad del pa¨ªs, el atentado que el mi¨¦rcoles cost¨® la vida a la c¨²pula del Ministerio de Defensa y el sistem¨¢tico veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU a cualquier iniciativa sobre Siria han convencido a Occidente y a buena parte de la Liga ?rabe de que deben actuar por su cuenta y preparar la transici¨®n pol¨ªtica.

Aunque a¨²n se hacen llamamientos a Bachar el Asad para que renuncie al poder ¡ªhoy le insisti¨® la secretaria de Estado Hillary Clinton y 48 horas antes lo hizo la Liga ?rabe¡ª la mayor¨ªa de las canciller¨ªas occidentales est¨¢n convencidas de que el presidente luchar¨¢ hasta el final y no pactar¨¢ una transici¨®n.

No se toman adem¨¢s en serio el nombramiento por El Asad, anunciado hace dos semanas al mediador de la ONU Kofi Annan, de un desconocido, Ali Haidar, como ministro de la Reconciliaci¨®n encargado de negociar la transici¨®n con la oposici¨®n.

EE UU, Francia (antigua potencia colonial en Siria), el Reino Unido, Turqu¨ªa, Catar y Arabia Saud¨ª, las potencias m¨¢s activas ¡ªjunto con Rusia en el oro bando¡ª en la crisis siria persiguen cuatro grandes objetivos a alcanzar cuando, dentro de unos d¨ªas o unas semanas, caiga El Asad, seg¨²n indica una fuente diplom¨¢tica europea.

El primero es que no haya un vac¨ªo institucional y que cuanto antes las nuevas autoridades cojan las riendas del poder. El segundo es que haya una ¨²nica autoridad militar y no proliferen milicias o grupos armados incontrolados como sucedi¨® en Libia tras la ca¨ªda de Moamar el Gadafi.

En cuarto lugar quieren evitar las matanzas confesionales empezando por las de la comunidad alau¨ª (10% de la poblaci¨®n) a la que pertenece El Asad y su clan. Se opondr¨¢n, por ¨²ltimo, a los intentos de partici¨®n del pa¨ªs que tendr¨ªan consecuencias desestabilizadoras para el conjunto de Oriente Pr¨®ximo.

La Liga ?rabe hizo un llamamiento el lunes a la oposici¨®n y al Ej¨¦rcito Sirio Libre (ESL), compuesto por desertores y j¨®venes voluntarios, para que formen ¡°un Gobierno de unidad nacional¡± para encauzar la transici¨®n. El ministro franc¨¦s de Exteriores, Laurent Fabius, hizo otro tanto el pasado fin de semana.

Los llamamientos parecen que no tendr¨¢n mucho eco. Pese a los consejos amistosos y a las presiones la oposici¨®n siria en el exilio no ha logrado cerrar filas desde que empez¨® la rebeli¨®n en Siria hace m¨¢s de 16 meses.

El grueso de los exiliados, empezando por los Hermanos Musulmanes, se ha reagrupado en el Consejo Nacional Sirio (CNS), que preside el kurdo Abdel Basset Sayda. Pero ni siquiera esta instituci¨®n consigue hablar con una sola voz.

George Sabra, portavoz del CNS, declar¨® hoy por la ma?ana a la agencia de prensa AFP que estaba de acuerdo para que ¡°una personalidad del r¨¦gimen¡± de El Asad ¡ªpero no el propio presidente¡ª dirija el Gobierno de transici¨®n, pero por la tarde Bassma Kodmani, otra responsable del Consejo, rechaz¨® tajantemente esa hip¨®tesis.

Al lado del CNS conviven otros grupos de exiliados menos representativos como el Foro Democr¨¢tico de la Oposici¨®n Siria, que encabeza el liberal Michel Kilo, o el Comit¨¦ Nacional de Coordinaci¨®n para el Cambio Democr¨¢tico que capitanea Haytham Manna. Dentro del pa¨ªs los comit¨¦s locales de coordinaci¨®n son, sin embargo, los que llevan la voz cantante.

Si los opositores civiles est¨¢n divididos tambi¨¦n lo est¨¢n los militares sean desertores o j¨®venes voluntarios que han empu?ado recientemente las armas. Sus divergencias afloran menos y, sobre todo, una rama castrense parece imponerse entre ellos: el Mando Conjunto del Ej¨¦rcito Sirio Libre del Interior.

Bajo su batuta combaten el grueso de los milicianos armados en diez de las catorce provincias de Siria. Solo no est¨¢n desplegados en lugares sin gran importancia como la ciudad desierta de Kuneitra o la costera de Tartus, donde apenas hay poblaci¨®n sun¨ª. Al frente de cada provincia est¨¢ un coronel y todos ellos forman el Consejo Militar.

Esta instituci¨®n ser¨¢ una pieza clave en la transici¨®n, no tanto porque de ella vaya a emanar un Gobierno sino porque, mientras permanezca unida, nada se podr¨¢n hacer sin su acuerdo.