La muerte de un obispo argentino persigue a Videla
Procesado el exdictador por el crimen de Angelelli en 1976
Un mes antes de que las Fuerzas Armadas de Argentina dieran el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y comenzara as¨ª la m¨¢s sangrienta dictadura de su historia (1976-83), un obispo argentino escribi¨® una carta a sus pares, los mismos que en su mayor¨ªa colaborar¨ªan o callar¨ªan ante el r¨¦gimen: ¡°Es hora de que abramos los ojos y no dejemos que generales del Ej¨¦rcito usurpen la misi¨®n de velar por la fe cat¨®lica. No es casualidad querer contraponer la Iglesia de P¨ªo XII a la de Juan XXIII y Pablo VI. Por ah¨ª se me cruza por la cabeza el pensamiento de que el Se?or anda necesitando la c¨¢rcel o la vida de alg¨²n obispo para despertar y vivir m¨¢s profundamente nuestra colegialidad episcopal¡±.
El 4 de agosto de 1976, hace 36 a?os, Enrique Angelelli perdi¨® la vida en un accidente de coche en su di¨®cesis, La Rioja. La dictadura inform¨® de que un neum¨¢tico hab¨ªa reventado, pero un tribunal de apelaciones de C¨®rdoba ha ratificado hace dos semanas que la cubierta no explot¨® y que el accidente fue provocado, y ha confirmado el procesamiento por homicidio del entonces dictador Jorge Videla y de otros cuatro jefes militares. Angelelli es el s¨ªmbolo de la otra Iglesia, la que sufri¨® persecuciones y cr¨ªmenes por oponerse a la dictadura.
En los ¨²ltimos d¨ªas se han conocido nuevas declaraciones de Videla a la revista El Sur en las que reconoc¨ªa que la jerarqu¨ªa de la Iglesia local sab¨ªa que las decenas de miles de desaparecidos en realidad hab¨ªan sido eliminadas por el r¨¦gimen e incluso afirmaba que el nuncio apost¨®lico, Pio Laghi, y algunos de los principales obispos argentinos lo hab¨ªan asesorado sobre c¨®mo manejar esa informaci¨®n. De hecho, acordaron que los religiosos revelaran la verdad a los familiares de v¨ªctimas que no fueran a hacer un ¡°uso pol¨ªtico de la informaci¨®n¡±.
Pero mientras todo eso se cocinaba, algunos obispos, sacerdotes, monjas, catequistas y otros laicos de movimientos cat¨®licos fueron perseguidos por los militares y muchos de ellos perdieron su vida, como Enrique Angelelli. La justicia argentina investiga si el accidente de coche en el que muri¨® en 1977 el entonces obispo de San Nicol¨¢s, Carlos Ponce de Le¨®n, tambi¨¦n fue un atentado. Adem¨¢s, otros 16 sacerdotes, seis seminaristas, un religioso, dos monjas (francesas, secuestradas en la parroquia porte?a de Santa Cruz) y 33 laicos fueron asesinados o desaparecieron entre el a?o 1974 (cuando gobernaba Juan Domingo Per¨®n, pero ya actuaba la parapolicial Alianza Anticomunista Argentina) y el a?o 1983, seg¨²n la lista que elabor¨® un activista cat¨®lico de derechos humanos, Emilio Mignone, en su libro Iglesia y dictadura.
¡°Hubo dos iglesias¡±, cuenta Arturo Pinto, el entonces sacerdote que acompa?aba a Angelelli en el coche. Pinto sufri¨® lesiones por el accidente, fue ingresado y ya entonces dijo que otro veh¨ªculo se les hab¨ªa cruzado en el camino para desviarlos. Eso fue lo que pudo declarar ante la justicia cuando regres¨® la democracia. El obispo de La Rioja, que conduc¨ªa aquel d¨ªa, llevaba consigo una carpeta con documentaci¨®n sobre el asesinato de dos curas de su di¨®cesis para presentarla ante Pablo VI. ¡°Tuve la impresi¨®n de que nos sobrepas¨® un veh¨ªculo y se nos cruz¨®. Lo ¨²nico que recuerdo es un golpe muy fuerte¡±, recuerda Pinto.
¡°Eran contados con los dedos de una mano los obispos que se opon¨ªan a la Iglesia que colabor¨® con el terrorismo de Estado¡±, a?ade quien un a?o despu¨¦s dej¨® los h¨¢bitos. Mignone se?al¨® que solo cuatro purpurados se opusieron a la dictadura, entre ellos Angelelli, y cinco se mostraron sensibles con las familias de desaparecidos, incluido Ponce de Le¨®n. ¡°Enrique Angelelli era aliado del pueblo, de los marginados, de los que luchaban por la tierra, el trabajo, la dignificaci¨®n de la vida, abierto, amigo,comprometido con el hombre, la mujer y la pol¨ªtica¡±. Sus detractores eran pol¨ªticos, militares, hacendados y periodistas de La Rioja que lo calificaban de comunista, tercermundista y guerrillero.
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