Romney ofrece su eficacia frente al desencanto de Obama
¡°Yo hubiera deseado que el presidente Obama hubiese triunfado, pero su promesa dio paso a la decepci¨®n y a la divisi¨®n¡±
Apoyado en su fama de eficacia para resolver problemas, Mitt Romney ha cerrado la convenci¨®n republicana en Tampa con un discurso, el m¨¢s importante de su carrera, en el que garantiz¨® que ¨¦l se ocupar¨¢ de hacer realidad las promesas incumplidas por Barack Obama. El candidato republicano a la presidencia, el t¨ªtulo que oficialmente acept¨® esta noche, asegur¨® que le dar¨¢ a su pa¨ªs lo que m¨¢s necesita en estos momentos, puestos de trabajo, y que reemplazar¨¢ las palabras de Obama sobre cambio y esperanza por medidas inmediatas para mejorar la econom¨ªa.
¡°El presidente Obama prometi¨® parar las mareas de los oc¨¦anos y a sanar el planeta. Mi promesa es ayudarle a ustedes y a sus familias¡±, dijo en la que fue su frase m¨¢s afortunada de la noche.
Romney intent¨® ganarse la simpat¨ªa de sus compatriotas con un relato sobre su vida y su experiencia, tanto religiosa ¡ªaunque nunca mencion¨® la palabra morm¨®n¡ª como profesional. Tambi¨¦n anticip¨® una pol¨ªtica exterior m¨¢s en¨¦rgica que la del actual presidente. Pero el eje de su intervenci¨®n fue el de certificar el fracaso de Obama y anunciar una ¨¦poca de mayor prosperidad para todos con una gesti¨®n m¨¢s certera de la situaci¨®n econ¨®mica.
Obama prometi¨® parar las mareas de los oc¨¦anos y sanar el planeta. Mi promesa es ayudarle a ustedes y sus familias¡±
¡°Quiero ser presidente para ayudar a crear un futuro mejor, un futuro en el que todo el que quiera un trabajo, lo encuentre, en el que los mayores no sientan inseguridad ante su jubilaci¨®n, una Am¨¦rica en la que cada padre sepa que sus hijos conseguir¨¢n una educaci¨®n que les abrir¨¢ sus horizontes¡±, dijo Romney.
Prometi¨® hacer lo que Obama no ha hecho y corregir lo que ha hecho mal. ¡°S¨¦ que hace cuatro a?os¡±, manifest¨®, ¡°muchos norteamericanos sintieron una gran emoci¨®n por la posibilidad de un nuevo presidente. La esperanza y el cambio son una poderosa llamada. Pero, esta noche, yo les hago una simple pregunta: ?si estaban emocionados cuando votaron por Obama, no deber¨ªan de sentir lo mismo ahora que es presidente? Ustedes saben que algo est¨¢ mal con lo que ha hecho como presidente cuando los mejores sentimientos hacia ¨¦l fueron el d¨ªa que le votaron¡±.
¡°Yo hubiera deseado¡±, a?adi¨®, ¡°que el presidente Obama hubiese triunfado porque quiero que EE UU triunfe. Pero su promesa dio paso a la decepci¨®n y a la divisi¨®n. Lo tenemos que aceptar. Ahora es el momento en el que podemos hacer algo. Con la ayuda de ustedes lo haremos¡±.
Romney afirm¨® que el objetivo de su presidencia es, en realidad, sencillo. ¡°Lo que necesita nuestro pa¨ªs hoy no es complicado o profundo. No es necesario crear una comisi¨®n especial que nos diga lo que necesita EE UU. Lo que necesita EE UU son puestos de trabajo, muchos puestos de trabajo¡±.
El candidato republicano trat¨® de reconciliarse con las mujeres, un sector de votantes en el que tiene gran desventaja con Obama, recordando lo importante que las mujeres hab¨ªan sido, tanto en su trayectoria personal como pol¨ªtica. Aludi¨® a las ense?anzas recibidas en su iglesia mormona. Record¨® tambi¨¦n su trabajo al frente de la compa?¨ªa Bain Capital, que puso como ejemplo de un negocio de ¨¦xito.
Horas antes de ese discurso, que le permit¨ªa acceder por primera vez en directo a trav¨¦s de la televisi¨®n a millones de votantes que no le han escuchado jam¨¢s, el exalcalde de Nueva York y excandidato presidencial, Rudy Giuliani, le suger¨ªa que ¡°no trate de ser Ronald Reagan, que sea Mitt Romney¡±. Un consejo que, ciertamente, coincide con el deseo de otras muchas personas de este pa¨ªs de conocer, por fin, al hombre que de forma tan zigzagueante se ha movido hasta ahora en la pol¨ªtica, pero es tambi¨¦n un consejo que comporta muchos riesgos.
Desde Reagan hasta aqu¨ª, los estadounidenses no han optado nunca por la eficacia de un gestor, sino por la proximidad y simpat¨ªa que despertaba la figura que reclamaba su voto
Desde Reagan hasta aqu¨ª, los estadounidenses no han optado nunca por la eficacia de un gestor, sino por la proximidad y simpat¨ªa que despertaba la figura que reclamaba su voto. Los mayores activos del propio Reagan eran su naturalidad y su optimismo, quiz¨¢ su instinto, pero, desde luego, no su formaci¨®n ni su cerebro. El efecto Reagan dio la victoria a George Bush padre, a quien la herencia le dur¨® un solo mandato porque, pese a su buena gesti¨®n, carec¨ªa de ese encanto. Tras ¨¦l, tanto Bill Clinton, el valiente muchacho surgido del lejano Hope, como George W. Bush, el campechano tejano que derrot¨® a esos dos t¨¦mpanos de hielo llamados Al Gore y John Kerry, triunfaron por su personalidad, no por sus ideas. Qu¨¦ decir de Barack Obama, la completa plasmaci¨®n del sue?o americano.
Romney es tambi¨¦n de Massachusetts, aunque naciera en Michigan, y, como Kerry, conserva la altivez de su privilegiada cuna, unida a los modales rob¨®ticos adquiridos durante su formaci¨®n dentro de la iglesia mormona. Pero cuenta con la ventaja de su prestigio como buen gestor. Es discutible si su labor al frente de Bain es la de un buen empresario o la de un buitre de las finanzas, pero lo cierto es que esa su gran carta de presentaci¨®n.
Esa carta puede valer hoy m¨¢s que en el pasado. No solo porque el pesimismo del pa¨ªs es mayor que en otras ¨¦pocas, sino porque una buena parte del electorado est¨¢ saturada y decepcionada de la oratoria y las promesas de Obama, solo parcialmente convertidas en realidad.
Las im¨¢genes del candidato comiendo pizza con algunos de sus nietos mientras miraba la televisi¨®n son, igualmente, una buena manera de penetrar en el alma de la persona
Pero, incluso en estas condiciones, la misi¨®n de Romney se antoja todav¨ªa dif¨ªcil. Como muestra una reciente encuesta de Gallup, el candidato republicano est¨¢ muy por detr¨¢s de su rival en todos los apartados que tienen que ver con sus cualidades humanas. Obama supera a Romney por 53% a 48% en el conjunto de opiniones a favor o en contra, por 54% a 31% si se pregunta a los electores qui¨¦n les parece m¨¢s agradable, por 52% a 36% en cuanto a qui¨¦n consideran que se preocupa m¨¢s por los problemas de la gente corriente y por 48% frente a 36% en lo que se refiere a la honestidad y la confianza que ofrecen. Incluso en lo que tiene que ver con la labor de gobernar, el actual presidente vence al republicano en todos los apartados principales ¡ª52% contra 43% en pol¨ªtica sanitaria y 54% frente a 40% en pol¨ªtica exterior¡ª, excepto en dos: reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico ¡ª39% de Obama frente a 54% de Romney¡ª y manejo de la econom¨ªa ¡ª43% frente a 52%¡ª.
Asumiendo que el problema del d¨¦ficit moviliza principalmente al electorado muy conservador, es ese 9% de ventaja en la gesti¨®n econ¨®mica ¡ªlo que la gente entiende como crear puestos de trabajo y aumentar la riqueza¡ª, lo que puede darle la victoria a Romney el 6 de noviembre.
Para ello necesita, bien que los norteamericanos, acuciados por la necesidad, rompan una larga tradici¨®n sobre el modelo de sus l¨ªderes o que Romney destape en los d¨ªas que quedan hasta las elecciones el tarro de las esencias de sus virtudes m¨¢s ¨ªntimas.
Algo se ha conseguido en esta convenci¨®n en ese sentido. El discurso de su esposa, Ann Romney, sirvi¨® descubrir que existe cierta ternura en ese hombre de tan cuidada cabellera. Las im¨¢genes del candidato comiendo pizza con algunos de sus nietos mientras miraba la televisi¨®n son, igualmente, una buena manera de penetrar en el alma de la persona. Por lo general, los norteamericanos no entienden que la conducta pol¨ªtica est¨¦ completamente al margen de la conducta personal. No creen que alguien pueda ser un buen presidente si es un mal tipo. Obama puede sobrevivir a sus fracasos ¡ªsu ¨ªndice de aprobaci¨®n sigue en torno al 48%¡ª porque pocos dudan de sus buenas intenciones. Romney promete ahora convertir esas intenciones en una realidad, es decir, corregir las cuentas.
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