El Papa que no pudo ser
El reci¨¦n fallecido cardenal Martini representaba a una Iglesia moderna, llena de dudas y de empat¨ªa con el pr¨®jimo
Tal vez presumiendo que, a su muerte, todos se iban a pelear por su t¨²nica, el cardenal Martini eligi¨® la manera de marcharse. Su c¨®mplice fue el p¨¢rkinson, el verdugo que desde hac¨ªa 16 a?os le ven¨ªa quitando la vida poco a poco, el mismo que, all¨¢ por la primavera de 2005, seg¨® de un tajo su ¨²nica posibilidad de salir de un c¨®nclave convertido en Papa. Un Papa moderno, dialogante, cr¨ªtico, con dudas. Un Papa imposible. As¨ª que, el pasado 8 de agosto, Carlo Maria Martini ¡ªcardenal de Mil¨¢n desde 1979 a 2002¡ª recibi¨® al tambi¨¦n jesuita Georg Sporschill y le concedi¨® una entrevista. Despu¨¦s de revisarla, incapaz ya de comer, de beber y casi de hablar, llam¨® a su m¨¦dico y le dio las instrucciones precisas para que lo dejara morir en paz, sedado, sin tratamiento terap¨¦utico. Fue su ¨²ltimo acto de rebeld¨ªa. Un d¨ªa despu¨¦s de su muerte, acaecida el 31 de agosto en la residencia de los jesuitas en Gallarate (Varese), el diario italiano Corriere della Sera publicaba la entrevista. Su testamento vital. Su llamada de atenci¨®n:
¡ªLa Iglesia est¨¢ cansada, en Europa y en Am¨¦rica. Nuestras iglesias son grandes, nuestros conventos est¨¢n vac¨ªos y la burocracia de la Iglesia aumenta. Nuestros rituales y nuestra ropa son pomposos. ?Expresan estas cosas lo que somos hoy d¨ªa?
¡°Si dos gais desean firmar un pacto para dar una estabilidad a su pareja, ?por qu¨¦ queremos que no sea as¨ª?¡±
Aquel 8 de agosto, el jesuita alem¨¢n Georg Sporschill acudi¨® a la residencia de Gallarate junto a Federica Radice Fossati Confalonieri, laica, amiga de ambos, encargada de traducir preguntas y respuestas. Sporschill hablaba en alem¨¢n. El cardenal Martini, en un italiano apenas audible. ¡°Cre¨ªamos¡±, cont¨® despu¨¦s Federica, ¡°que ¨ªbamos a estar all¨ª 10 minutos, pero la conversaci¨®n se prolong¨® por dos horas¡±. El d¨ªa 23, la traductora regres¨® a la residencia de los jesuitas y obtuvo de Damiano Modena, el secretario del cardenal, el visto bueno a la entrevista. Eso s¨ª, con una petici¨®n: ¡°El texto es estupendo, pero es muy fuerte. Esperemos a hacerlo p¨²blico despu¨¦s de la muerte¡±. Todos ten¨ªan la seguridad entonces de que aquellas palabras estaban destinadas a ser incluidas en el testamento del Carlo Maria Martini. Las palabras del ¡°cardenal del di¨¢logo¡±, del ¡°hombre que hablaba al coraz¨®n de todos¡± ¡ªas¨ª lo ha calificado la prensa italiana¡ª, reflejan, desde hace a?os, su preocupaci¨®n por el divorcio entre la Iglesia cat¨®lica y el mundo que la rodea.
¡ª?Qu¨¦ herramientas recomienda usted para vencer la fatiga de la Iglesia?
¡ªYo recomiendo tres muy fuertes. La primera es la conversi¨®n: la Iglesia debe reconocer sus errores y seguir un proceso de cambio radical, empezando por el Papa y los obispos. Los esc¨¢ndalos de pederastia nos empujan a emprender un camino de conversi¨®n. Las preguntas acerca de la sexualidad y todos los temas relacionados con el cuerpo son un ejemplo. Estos son importantes para todo el mundo y, en ocasiones, tal vez son demasiado importantes. Debemos preguntarnos si la gente sigue escuchando los consejos de la Iglesia en materia sexual. ?En este campo la Iglesia sigue siendo una autoridad o solo es ya una caricatura en los medios? La segunda es la palabra de Dios. El Concilio Vaticano devolvi¨® la Biblia para los cat¨®licos. Solo la persona que percibe en su coraz¨®n esta palabra puede ser parte de los que ayudan a la renovaci¨®n de la Iglesia y responder¨¢n a las preguntas personales con una elecci¨®n acertada. La palabra de Dios es simple y busca como compa?ero un coraz¨®n que escuche. Ni el clero ni el derecho can¨®nico pueden sustituir a la interioridad del hombre. Todas las reglas externas, leyes, dogmas, son elementos para aclarar la voz interior y el discernimiento de los esp¨ªritus. ?Para qu¨¦ est¨¢n los sacramentos? Estos son el tercer instrumento de sanaci¨®n. Los sacramentos no son una herramienta para la disciplina, sino una ayuda a los hombres para el camino y las flaquezas de la vida. ?Llevamos los sacramentos a las personas que necesitan fuerzas renovadas? Pienso en todas las parejas divorciadas y vueltas a casar, en las familias extendidas. Esta gente necesita una protecci¨®n especial. La actitud que tomemos hacia las familias extendidas determinar¨¢ la cercan¨ªa de la Iglesia a la generaci¨®n de los hijos. Una mujer que es abandonada por su marido y tiene una nueva pareja que cuida de ella y sus tres hijos. Si esta familia es objeto de discriminaci¨®n, se corta su relaci¨®n con la Iglesia, no solo la relaci¨®n de la madre, sino tambi¨¦n la de sus hijos. Si los padres est¨¢n fuera o no sienten el apoyo de la Iglesia, esta perder¨¢ la pr¨®xima generaci¨®n¡
Despu¨¦s de leer las reflexiones del cardenal Martini ¡ªlas que hizo antes de morir y otras publicadas en libros o art¨ªculos de prensa¡ª, no deja de llamar la atenci¨®n que su sentido com¨²n pudiese ser piedra de esc¨¢ndalo en la Iglesia. Que hubiese quienes lo llegaran a considerar un anti-Papa. El propio cardenal se cuid¨® muy bien de mantener su lucha interior ¡ªentre la fe y la duda¡ª dentro de la Iglesia. Su decisi¨®n de ser enterrado en la catedral de Mil¨¢n ¡ªtras un funeral al que asistieron decenas de miles de personas¡ª es el m¨¢s claro ejemplo. Pero, por si cab¨ªa alguna duda, el general de los jesuitas, el espa?ol Adolfo Nicol¨¢s Pach¨®n, quiso despejarla: ¡°Era, ante todo, un hombre libre. Creo que Carlo Maria Martini ha sido un hijo de san Ignacio hasta el final¡±.
¡°La Iglesia se ha quedado atr¨¢s 200 a?os. ?C¨®mo no vamos a agitarnos? ?Tenemos miedo? ?Miedo en lugar de valor?¡±
Us¨® su libertad, por ejemplo, para discrepar de la Iglesia y admitir con naturalidad las uniones civiles entre personas del mismo sexo: ¡°Si dos personas gais desean firmar un pacto para dar una cierta estabilidad a su pareja, ?por qu¨¦ queremos que no sea as¨ª?¡±. O para condenar el encarnizamiento terap¨¦utico, o para criticar la pompa y la burocracia del Vaticano:
¡ªLa Iglesia se ha quedado atr¨¢s 200 a?os. ?C¨®mo no vamos a agitarnos? ?Tenemos miedo? ?Miedo en lugar de valor? La fe es el fundamento de la Iglesia. La fe, la confianza y el valor. Yo soy ya viejo y enfermo y dependo de otros. La buena gente a mi alrededor me hace sentir el amor. Este amor es m¨¢s fuerte que el sentimiento de desconfianza que a veces se percibe hacia la Iglesia en Europa. Solo el amor vence a la fatiga. Dios es amor¡
El entierro del cardenal Martini constituy¨® un espect¨¢culo dif¨ªcil de entender fuera de Italia. A la catedral de Mil¨¢n acudi¨® el jefe del Gobierno, Mario Monti, pero tambi¨¦n l¨ªderes de la izquierda, representantes de otras confesiones religiosas y gente, mucha gente. Los peri¨®dicos dedicaron multitud de p¨¢ginas y durante d¨ªas las tertulias de la radio divagaron sobre una pregunta imposible: ?qu¨¦ ser¨ªa de la Iglesia si Martini hubiese sido Papa¡?
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