Romney plantea una cruzada contra el crecimiento del Estado
El aspirante intenta convertir un error en una oportunidad
El v¨ªdeo del 47%, la ya famosa grabaci¨®n en la que Mitt Romney desprecia a quienes reciben beneficios p¨²blicos, ha convertido la carrera presidencial en Estados Unidos en una batalla entre los amigos y los enemigos del Estado. Transformando un error en una oportunidad, el candidato republicano trata de recuperar la iniciativa con la defensa de un modelo de liberalismo puro frente a la consolidaci¨®n del Estado del bienestar que propone su contrincante, Barack Obama.
Una desastre como el de ese v¨ªdeo, en el que Romney afirma que no cuenta con un 47% de la poblaci¨®n ¡°que son dependientes del Estado, que se sienten v¨ªctimas y que creen que el Estado les debe algo¡±, solo se puede afrontar de dos formas: tirando la toalla, que es lo que han hecho algunos republicanos que denuncian el descalabro de su campa?a, o pasando al contraataque, que es lo que intenta hacer Romney.
Su estrategia es la de asumir esas declaraciones como una ocasi¨®n para resaltar sus diferencias con Obama, algo que no ha podido hacer claramente hasta la fecha. ¡°La visi¨®n del presidente es la de una gran Estado¡±, ha declarado Romney a la cadena Fox. ¡°Yo estoy en desacuerdo. Yo creo que una sociedad organizada en torno a un Estado centralizado, en el que el Estado tenga cada vez m¨¢s funciones y redistribuya el dinero, es el camino equivocado para EE UU¡±.
Esa es la palabra clave, redistribuci¨®n, que hace aparecer a Obama como el defensor de un modelo socialista en el que el Estado monopoliza la riqueza. Aludiendo a una declaraci¨®n ?de 1998! en la que el presidente se refer¨ªa a la necesidad de una mayor justicia distributiva, el compa?ero de candidatura de Romney, Paul Ryan, atac¨® ayer ese flanco. ¡°El presidente Obama dijo que cree en la redistribuci¨®n¡±, manifest¨® en un mitin, ¡°Romney y yo no vamos a redistribuir la riqueza, nosotros vamos a ayudar a que los norteamericanos creen riqueza¡±.
Obama ha tratado de esclarecer por s¨ª mismo su posici¨®n. En un programa de televisi¨®n, el martes, el presidente declar¨® que no cree ¡°que haya mucha gente que piense que se les debe algo¡±. ¡°Lo que s¨ª creo¡±, a?adi¨®, ¡°es que tenemos algunas obligaciones para con los otros, y no veo nada malo en ayudar a que una madre soltera pueda lograr que su hijo vaya a la universidad, algo que quiz¨¢ no se pueda permitir aunque haya trabajado muy duramente¡±.
A seis semanas para las elecciones, este debate tiene, obligatoriamente, un corte demag¨®gico que esconde una realidad m¨¢s compleja. El n¨²mero de norteamericanos que reciben ayudas p¨²blicas de diferente car¨¢cter ha ascendido constantemente en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, y de una forma especialmente marcada durante la Administraci¨®n de Obama. Ese dato, en s¨ª mismo, puede tener una interpretaci¨®n negativa, en la medida en que m¨¢s gente necesita ayuda, pero tambi¨¦n positiva, en cuanto un Estado m¨¢s rico y m¨¢s generoso es capaz de ofrecer oportunidades a gente que no las encuentra por s¨ª misma. Defender m¨¢s o menos intervenci¨®n p¨²blica en las finanzas privadas es una cuesti¨®n ideol¨®gica que trasciende a este debate electoral. Lo que no es ideol¨®gico y no est¨¢ siendo abordado por ning¨²n candidato es c¨®mo se paga esa actuaci¨®n p¨²blica. El problema no es tanto que 50 millones de norteamericanos dependan del estado del bienestar, sino que se hace a costa de un endeudamiento que pone en peligro el futuro de la mayor econom¨ªa mundial.
Al comienzo de esta campa?a, all¨¢ por el invierno de 2011, daba la impresi¨®n de que el candidato republicano, cualquiera que fuera, tendr¨ªa una gran oportunidad de victoria si consegu¨ªa trasladar a la sociedad esa preocupaci¨®n por la deuda, el d¨¦ficit, el crecimiento del Estado y el bienestar de las pr¨®ximas generaciones. Romney no ha sido capaz de hacerlo. Por unas razones o por otras ¨Cpor sus propios errores, por los aciertos de Obama o porque el pa¨ªs, en realidad, no comparte esas angustias-. Romney no ha conseguido ser una alternativa o una garant¨ªa de mejora.
Ahora, desde su propio campo, se exige una urgente rectificaci¨®n. El diario Politico ha creado una verdadera conmoci¨®n con un art¨ªculo en el que se relataban las equivocaciones del principal estratega de la campa?a de Romney, Stuart Stevens. El episodio del 47% puede ser la oportunidad para despedir a Stevens y cambiar el rumbo.
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