Espa?a, en el ojo del hurac¨¢n
La alusi¨®n de Romney a la situaci¨®n econ¨®mica espa?ola potencia el deterioro de la imagen exterior del pa¨ªs
Esas siete palabras de Mitt Romney ¨C¡°No quiero seguir el camino de Espa?a¡±- sonaron como una bomba a los o¨ªdos de los espa?oles que siguieron el debate electoral en Estados Unidos. Era una contienda de los dos aspirantes al cargo pol¨ªtico m¨¢s importante sobre la tierra, a la presidencia de una naci¨®n que, en buena medida, gobierna los destinos del mundo. Ser citado ah¨ª, y en un sentido tan negativo, supone un da?o que puede tener consecuencias m¨¢s all¨¢ de la mera incomodidad que representa.
Una buena parte del margen que Espa?a tiene para salir de su crisis depende de su imagen en el exterior. Romney, que dirigi¨® una firma de inversiones durante muchos a?os, deber¨ªa de ser el primero en saberlo. Esta alusi¨®n, en un evento televisado que siguen millones de personas en todo el mundo, potencia extraordinariamente el deterioro de esa imagen.
Desde hace a?os, se ha convertido en lugar com¨²n el hecho de mencionar a ciertas naciones fallidas o pa¨ªses de escasa influencia internacional como ejemplo de lo que no se debe hacer. El propio Mariano Rajoy dijo en una ocasi¨®n ¡°no somos Uganda¡± con intenci¨®n de remarcar la supuesta solvencia de Espa?a. Ahora es Romney, a quien se considera el socio pol¨ªtico de Rajoy en Estados Unidos, el que sustituye a Uganda por Espa?a en la desafortunada comparaci¨®n.
El contexto en el que Espa?a fue mencionada y la cruda realidad de que ¨¦sta atraviesa por un momento econ¨®mico extremadamente dif¨ªcil, apenas aten¨²an la trascendencia de la actuaci¨®n del candidato presidencial republicano.
Esas siete palabras de Mitt Romney ¨C¡°No quiero seguir el camino de Espa?a¡±- sonaron como una bomba a los o¨ªdos de los espa?oles que siguieron el debate electoral
Romney dijo: ¡°Espa?a gasta el 42% de sus impuestos en el estado. Nosotros nos gastamos tambi¨¦n el 42%. No quiero seguir el camino de Espa?a¡±. Como, por supuesto, no hab¨ªa ning¨²n representante espa?ol en ese debate ni a Barack Obama le correspond¨ªa jugar ese papel, nadie pudo tratar de explicar las cuentas p¨²blicas de Espa?a, y qued¨®, por tanto, establecido el fracaso del modelo espa?ol.
Como es natural, dados los acontecimientos que se suceden en Espa?a en los ¨²ltimos meses, la situaci¨®n espa?ola merece frecuentemente la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n norteamericanos. En Espa?a caus¨® cierta pol¨¦mica un reportaje reciente de The New York Times que retrataba el aspecto m¨¢s sombr¨ªo de la crisis espa?ola, la pobreza y la tristeza que invaden el escenario espa?ol.
Los medios se ocupan de lo que es noticia y suelen acentuar sus aspectos negativos, sin que ello pueda interpretarse como una distorsi¨®n o, mucho menos, un ataque deliberado. Pero los medios incluyen matices, declaraciones y pueden recibir respuestas de m¨²ltiples maneras. Cuando un pol¨ªtico en tan alta posici¨®n y en un ¨¢mbito tan masivo pronuncia unas palabras tan contundentes, su efecto es diferente.
Si Romney es elegido presidente de EE UU, ?c¨®mo va a manejar sus relaciones con Espa?a, un miembro de la OTAN, un territorio con estrat¨¦gicas bases militares norteamericanas, un aliado de primera fila de EE UU?
Las palabras de Romney podr¨ªan tener, incluso, consecuencias diplom¨¢ticas. Si Romney gana las elecciones y es elegido presidente de EE UU, ?c¨®mo va a manejar sus relaciones con Espa?a, un miembro de la OTAN, un territorio con estrat¨¦gicas bases militares norteamericanas, un aliado de primera fila de EE UU? Si Romney es presidente, esa frase ¨C¡°No quiero seguir el camino de Espa?a¡±-, pronunciada en el peor momento de la historia reciente de Espa?a, le perseguir¨¢ cada vez que tenga que entrar en contacto con ese pa¨ªs.
La cr¨ªtica de Romney, independientemente de su discutible veracidad, alimenta, adem¨¢s, los peores t¨®picos de cada pa¨ªs sobre el otro. Ratifica a los norteamericanos que tienen a Espa?a por un insignificante pa¨ªs en alg¨²n remoto lugar de Europa (o de Am¨¦rica Latina) y da razones a los espa?oles que no quieren saber nada de EE UU y recurren constantemente a ¨¦ste como el origen de todos los males.
Hace solo cuatro a?os, en un debate de 2008, Obama aludi¨® a Espa?a como un modelo en el desarrollo de energ¨ªas alternativas. ?Cu¨¢nto tiempo ha pasado desde entonces!
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