El descenso del paro permite a Obama recuperarse del debate
El desempleo baja del 8% y los expertos aprecian signos de recuperaci¨®n
Si desde un principio se dijo que los asuntos decisivos en estas elecciones norteamericanas ser¨ªan empleo, empleo y empleo, el dato dado a conocer este viernes de que el paro ha descendido oficialmente hasta el 7,8%, inferior al que exist¨ªa cuando Barack Obama lleg¨® a la Casa Blanca y el porcentaje m¨¢s bajo desde enero de 2009, es una noticia con la que el presidente puede consolarse por su p¨¦sima actuaci¨®n en el primer debate electoral.
Para sorpresa de todos, Estados Unidos cre¨® en septiembre 114.000 nuevos puestos de trabajo, a¨²n menos de los que se requieren para que la recuperaci¨®n econ¨®mica sea totalmente convincente, pero suficientes como para llevar la cifra de desempleo por debajo de la sicol¨®gica barrera del 8%, lo que, muy probablemente, servir¨¢ para que Obama presuma del ¨¦xito de su pol¨ªtica econ¨®mica.
En su primer mitin tras este anuncio, Obama ya dijo que ese 7,8% confirma que, en la misi¨®n fundamental de levantar la econom¨ªa, ¡°se ha ido demasiado lejos como para volver ahora atr¨¢s¡±, al tiempo que acusaba a su rival, Mitt Romney, de querer regresar a las mismas pol¨ªticas que provocaron la crisis de la que ahora se sale tan costosamente. ¡°Cuando asum¨ª la presidencia¡±, record¨®, ¡°est¨¢bamos perdiendo 800.000 puestos de trabajo al mes; ahora, en los ¨²ltimos dos a?os y medio, hemos creado 5.200.000¡±.
Este dato ha permitido, de momento, que, el viernes, el debate de Denver, de tan nefasto resultado para Obama, dejara de ser el asunto dominante de la campa?a. Algo mucho m¨¢s tangible y demostrable, como es la cifra del desempleo, se convirti¨® en el tema estrella. En los pr¨®ximos d¨ªas, esa cifra ser¨¢ tambi¨¦n el argumento principal de la candidatura dem¨®crata.
Los republicanos, no obstante, le han puesto muchos peros. ¡°Hemos creado en septiembre menos empleos que en agosto, y en agosto menos que en julio; ese no es el camino de una verdadera recuperaci¨®n¡±, afirm¨® Romney en un acto electoral en Virginia. ¡°Desde que Obama asumi¨® el cargo, se han destruido 600.000 puestos de trabajo en el sector manufacturero. Si no fuera porque la gente simplemente se ha retirado del mercado laboral, el verdadero ¨ªndice de desempleo estar¨ªa cerca del 11%¡±.
Un grupo de destacados analistas financieros entrevistados por la agencia Reuters coincid¨ªa en que el ¨²ltimo dato sobre el paro es, desde cualquier punto de vista que se mire, un giro sorprendentemente positivo que aumentar¨¢ el optimismo de los ciudadanos y estimular¨¢ el consumo.
Es, sobre todo, la mejor prueba de que la situaci¨®n econ¨®mica norteamericana est¨¢ en una clara mejor¨ªa. De los 70 indicadores econ¨®micos que Bloomberg ha analizado estos d¨ªas, en 51 de ellos, incluidos el empleo y la compra de viviendas, se aprecian signos positivos con respecto a cuatro a?os atr¨¢s. As¨ª parece entenderlo tambi¨¦n Wall Street, donde el ¨ªndice Dow Jones alcanz¨® ayer cotas desconocidas desde hace cinco a?os.
A un mes exacto de las elecciones presidenciales, la cifra del desempleo tiene un gran poder pol¨ªtico. Entre otras cosas, sirve como el mejor ant¨ªdoto contra el exceso de palabras. Aunque el ¨²ltimo debate lo vieron 67 millones de personas, es dudoso cu¨¢ntos lo vieron en su totalidad, hasta qu¨¦ punto quedaron convencidos y a cu¨¢ntos les har¨¢ cambiar su voto. Los debates tienen un efecto relativo y variable. El paro, en cambio, mueve al electorado de forma determinante. El est¨®mago manda m¨¢s que el coraz¨®n.
Esa es, al menos, la esperanza hoy de la campa?a de Obama. Nada desear¨ªa m¨¢s el presidente que las elecciones fuesen ma?ana mismo. Con 30 d¨ªas por delante, Romney tiene tiempo para digerir y buscarle respuesta a ese 7,8%, y tiene, sobre todo, dos debates m¨¢s por delante para volver la campa?a a su terreno.
Este mes se le va a hacer muy largo a Obama. Despu¨¦s de haberse despegado de su rival en las encuestas tras las convenciones de ambos partidos, la campa?a dem¨®crata hab¨ªa dise?ado una estrategia de dejar el tiempo correr hasta la jornada electoral, con la posibilidad, adem¨¢s, de que Romney cometiese alg¨²n otro traspi¨¦s que lo relegara a¨²n m¨¢s.
Esa estrategia se fue al garete en Denver y, de repente, el presidente se ha encontrado sin argumentos, como el corredor que si ve impotente ante el avance imprevisto y heroico de los que vienen muy por detr¨¢s. Este 7,8% le viene como un regalo llovido del cielo. Si sus estrategas no eran capaces de renovar la artiller¨ªa del presidente, la econom¨ªa se lo ha permitido.
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